El Museo Nacional de la Mujer en las Artes (NMWA), ubicado en el corazón de Washington DC, acoge desde este domingo y hasta el 11 de agosto la exposición “Nuevos mundos: mujeres a las que mirar 2024″. La muestra reúne obras de 28 artistas emergentes procedentes de diversas partes del mundo, incluyendo España, Argentina y Chile, ofreciendo una amplia gama de expresiones artísticas que van desde la escultura y la pintura hasta la obra audiovisual y la fotografía. Las artistas, a través de sus creaciones, plantean un diálogo sobre temas tan diversos como el medio ambiente, la equidad de género, las divisiones políticas y la pobreza, buscando inspirar a la sociedad a imaginar futuros diferentes y superar los paradigmas existentes.
Kathryn Wat, curadora jefa del NMWA, ha explicado que “cada obra representa la visión personal de un artista sobre el futuro, (...) sus realidades alternativas inventadas, desde sus diversas perspectivas geográficas y culturales”, destacando así la importancia de la individualidad y la variedad de enfoques en la exposición. Este evento es la edición más extensa de la muestra “Women to watch”, que se celebra cada tres años y tiene como objetivo presentar al público las obras realizadas por mujeres artistas emergentes de talla internacional.
Las obras expuestas van más allá de la crítica social o la observación pasiva; buscan activamente “inspirar a los espectadores a imaginar futuros diferentes”. Esta afirmación no solo enfatiza la aspiración de las artistas de provocar un cambio mediante el arte, sino que también destaca su rol activo en la redefinición de los límites culturales y sociales. La exposición, además, se enmarca dentro de la misión original del museo, inaugurado en los años ochenta con el objetivo de “denunciar que a lo largo de la historia las mujeres no han tenido el mismo tipo de acceso ni representación en los museos”, una problemática aún relevante en el mundo del arte.
Además de contemplar las obras de estas artistas emergentes, los visitantes podrán participar en charlas y eventos organizados alrededor de las diversas temáticas abordadas en la exposición, generando así un espacio de diálogo y reflexión sobre los retos y posibilidades que el arte presenta para el futuro.
La muestra “Nuevos mundos: mujeres a las que mirar 2024″ se convierte, en este sentido, en un testimonio de la capacidad del arte para trascender fronteras y convertirse en una herramienta de cambio social. Con la participación de artistas de diferentes partes del mundo, la exposición no solo destaca por su diversidad artística sino también por su compromiso con cuestiones de actualidad y su capacidad para provocar una mirada critica sobre la realidad que nos rodea.
La apertura de esta exposición en el NMWA, cercano a la Casa Blanca, tras una importante reforma, reitera el compromiso del museo con la visibilización y la valoración del trabajo artístico femenino, en una sociedad que aún debe avanzar en términos de equidad y representación. La muestra “Nuevos mundos: mujeres a las que mirar 2024″ promete ser un punto de encuentro crucial para aquellos interesados no solo en el arte contemporáneo, sino en el poder del arte como catalizador de discusiones y transformaciones sociales.
La serie “Women to Watch” es una colaboración entre el museo y su red global de comités de divulgación, formada por curadores internacionales que eligen obras representativas. La argentina Irina Kirchuk, la chilena Francisca Rojas Pohlhammer, la francesa Randa Maroufi, la peruana Graciela Arias Salazar o la española Marina Vargas son algunas de las artistas participantes.
De esta última es la obra que da la bienvenida a la muestra, “Intra-Venus”, una imponente escultura de sí misma tras ser sometida a una mastectomía por el cáncer de mama que le detectaron en plena pandemia. “Esta escultura nace en un momento muy límite, en el que termino una parte del tratamiento de quimioterapia y estoy recién mastectomizada, en plena pandemia, sin nadie a mi alrededor que me ayudara psicológicamente a asimilar todo esto”, cuenta a la artista.
En un momento en el que le costaba trabajo mirarse al espejo decidió hacerse un escaneo con luz blanca y convertir su cuerpo dolido en arte, en una escultura de mármol de carrara, “con la idea de romper el canon clásico grecoromano” y mostrar sin tapujos su cuerpo sufriente. “Existe todavía un halo oscuro frente a los diagnósticos y el tema de la enfermedad cuando se vincula a la mujer es muy poco tocado, muy poco visibilizado”, narra.
La escultura de Vargas tiene el brazo en alto, ese que no pudo levantar durante meses, cuenta emocionada, y que hoy también hace alusión al “símbolo activista feminista y reivindicativo” y a la propia enfermedad, pues es el gesto que hacen las mujeres cuando se les hace una mamografía.
Fuente EFE
[Fotos EFE/ Octavio Guzmán]