Contar la historia implica, muchas veces, emplear recursos y herramientas que, siempre, están sujetos a la aplicación para la mejor comprensión de quien va a recibirla. En el caso de las infancias, además del propio relato, son esos elementos didácticos los puentes fundamentales para poder articular las ideas.
Y en este acto mismo de contar, el juego propicia estrategias que acercan y hacen más digerible y amigable un relato que para algunos resultará “aburrido” –por asociación directa con el aprendizaje– y para otros, doloroso, por los sucesos narrados.
No siempre contar la historia está ligado al aprendizaje ni es necesario desplegar un arsenal de estrategias didácticas, tal vez solo basta con reivindicar el gesto de compartir ese pasado común. Y muchas veces eso sucede y se disfruta mucho más al interior del seno familiar.
Abril, en la Argentina, está asociado a Malvinas, es la efeméride del mes, un suceso cercano en la historia nacional –que se remonta a un conflicto más antiguo en el tiempo– y que niños y niñas conocen a través del calendario escolar. Pero es un hecho para hablar, también, en casa, y qué mejor que hacerlo desde un abordaje diferente.
No jugar por jugar
El equipo de Tinkuy –que en quechua significa ‘encontrarse’, ‘encuentro’–, con amplia experiencia en la promoción lectora –primero en radio, y ahora a través de juegos y otras acciones culturales y didácticas para las infancias–, sumo este abril, a su catálogo de juegos literarios, Contame Malvinas. Este juego invita adentrarse en esa tierra austral más allá del conflicto que la tiene como escenario.
Infobae Cultura conversó con uno de sus creadores, Ariel Marcel, no solo acerca de este recurso que funciona para sumergirse en ellas, sino de las motivaciones detrás de esta creación.
Marcel, que tuvo la oportunidad de visitar las Islas Malvinas en 2012 contratado por una ONG como fotógrafo, cuenta, antes que todo, que las Islas Malvinas están muy presente para todo el equipo y que excede el 2 de abril. “Tuve el privilegio, la suerte, de estar una semana en las Islas Malvinas, recorriéndolas y llenándome la cabeza de imágenes increíbles. Es un paisaje increíble. Es un lugar con muchísima paz. Todo lo contrario de lo que nosotros tenemos, quizás, en nuestra mente. O a la referencia que hacemos de las Islas Malvinas. Es un pedacito de la Patagonia, por su flora, su fauna, su clima. Y eso siempre estuvo muy presente”.
Ese interés, sumado a una exposición que habían visitado en el Museo Malvinas de la Ciudad de Buenos Aires –Pisar Malvinas, presentada por la Universidad de Quilmes–, que consistía en una experiencia en la que se “recorría”, con anteojos 3D, las Islas, y permitía conocer su flora y su fauna, fue el puntapié. “Era como estar en las Islas, y cuando salimos de ahí, de esa experiencia, dijimos tenemos que hacer un juego donde se hable de las Islas Malvinas. Y nos pareció que se daba todo lo necesario para poder incluirlo dentro de la serie Contame”, relata.
El eje iba a estar puesto en las Islas Malvinas, y la motivación de la creación respondía a dos ideas que Tinkuy considera fundamentales: la soberanía y la memoria, “dos aspectos que nos parece que tienen que estar todo el tiempo puestos ahí en el tablero”. Y remarca que buscaban sacar las Islas Malvinas del 2 de abril, “de esa efeméride que es importante, que tiene un valor enorme”, para colocarlas en una instancia más “cotidiana”. “Que podamos hablar de las Islas Malvinas, de su flora, de su fauna, de su gente, de lo que pasó, de la guerra, pero desde otro lugar y en cualquier momento. Así como hablamos de Ushuaia, de Posadas, de las Cataratas, de Mar del Plata. Bueno, hablemos de las Islas Malvinas”.
Con el afán de que chicos y grandes podamos incorporarlo a nuestro cotidiano, conciben este juego –parte de la serie Contame, que fomenta la idea de crear historias– en el que por medio de relatos se podrá viajar a las Islas, conocerlas desde otro lugar, identificar su flora y su fauna, sin olvidar, por supuesto, el conflicto bélico que allí aconteció. “El tema de la guerra está presente justamente para hacer memoria de lo que pasó ahí, del dolor que causó y sigue causando”, pero el juego brinda la posibilidad, explica, de seguir hablando y trabajando desde lo lúdico, “para que volvamos a resignificar un poco las Islas a través de los relatos, de las historias y de la parte más creativa”.
Leer, siempre leer
La lectura, es sabido, constituye el input por medio del cual adquirimos conocimientos y saberes, pero también es fuente de dispersión y de disfrute. Por medio de este doble rasgo, en las infancias se convidan cuentos, historias, relatos, poemas, que abren la cabeza a preguntas y a imaginar otras realidades.
Tal como expresa Edgardo Esteban –periodista, escritor y guionista, además de ex combatiente en la Guerra de Malvinas– en el manual de instrucciones del juego Contame Malvinas, es necesario “darle voz a la Historia”. Por ello, así como sucede en la literatura para adultos, en la que se sirve de sucesos históricos para construir un universo nuevo, una ficción, cuyo hecho real muchas veces es conexo pero no central, en los textos para niños, niñas y adolescentes, sí lo es, como escenario y protagonista.
De un tiempo a esta parte, muchos autores –tanto escritores como ilustradores– han creado obras que incluso tienen a jóvenes próceres como protagonistas. Ya sea editoriales trasnacionales como locales han apostado por esta propuesta. Un ejemplo de ello es Norma –la pata literaria de Kapelusz– que este año ha concentrado sus recursos en el proyecto Literatura sobre nuestra historia. Con la convicción de que los libros son una herramienta fundamental para conocer, entender y generar pensamiento crítico y de que la lectura permite ampliar nuestras experiencias y ahondar en la comprensión de la realidad, nace este proyecto, que contempla, además, otros sucesos de la historia argentina.
En el caso puntual de las Islas Malvinas precisan que “es un tema con reminiscencias diversas sobre el que gravitan distintas interpretaciones. Es también fuente de emociones y controversias”, por lo que el proyecto busca aportar información e ideas que enriquezcan el acercamiento a este conflicto y propicien la discusión, “siempre respetuosa y democrática”, señalan.
Las obras cuyo tema son las Malvinas tienen un horizonte común: están contextualizadas en el ámbito de las islas y en hechos relacionados con estas, ya que “forman parte de la memoria colectiva”, por lo que tras la lectura se abrirá la posibilidad al diálogo y a la reflexión, en la escuela, primero, y en familia, en una segunda instancia.
En el caso de El secreto del abuelo, de la prolífica autora y docente Margarita Mainé, se trata de una novela que narra, con ternura, el vínculo entre un abuelo y su nieta, que un día, por casualidad se choca con las Islas Malvinas, jugando de manera inesperada.
Postales desde Malvinas, del profesor, escritor, ex director del Museo Malvinas Federico Lorenz –que al igual que Ariel Marcel también tuvo la oportunidad de viajar a las Islas–, es un libro de postales a color, un documento único y dinámico para acceder al un conocimiento de este misterioso archipiélago.
Finalmente, otra de las obras seleccionadas para este proyecto es Las sonrisas perdidas, de Mario Méndez, editor, docente y realizador cinematográfico, además de escritor, que narra la historia de una familia que se ve atravesada, de manera tangencial, por la Guerra de Malvinas.
Estas propuestas, que no son las únicas, permiten acercar a las infancias a un tema tan vigente y doloroso de la historia argentina reciente de una manera que sin ser edulcorada al menos es tratada de modo más amable.
Fotos: Gentileza Tinkuy y editorial Norma.