Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, el sector de la ciencia y la investigación en Argentina enfrenta desafíos significativos, especialmente en lo concerniente a la asignación de recursos y el presupuesto para instituciones clave. La situación más alarmante se presenta en el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que es esponsable de una de cada cinco investigaciones en el país. Este panorama se ha visto agravado por la degradación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, impactando negativamente en el desarrollo y avance científico nacional. Esto dirán en un rato acá, en una charla organizada por Filba con apoyo de Infobae, cuatro expertos en el tema: Diego Golombek, Galo Soler Illia y el economista Eduardo Levy Yeyati.
Es que para hablar del estado de situación y buscar nuevas formas de pensar la ciencia y la investigación se llevó a cabo una edición más del ciclo “Conversaciones urgentes” en la librería Eterna Cadencia, donde se discutió el estado actual de la ciencia y la investigación en Argentina. Este encuentro fue coordinado por Julieta Roffo, periodista de Infobae.
Diego Golombek, doctor en Ciencias Biológicas y divulgador científico, expresó su preocupación por el actual escenario, caracterizado por “una absoluta incertidumbre”, y criticó la falta de comunicación eficaz por parte de los funcionarios del gobierno. “No hemos vivido algo parecido a esto”, dijo Golombek, destacando la gravedad de la situación que va más allá del “maltrato” hacia la comunidad científica. Lo describieron, más bien, como un destrato. La falta de claridad y dirección en las políticas científicas actuales ha dejado a muchos en un estado de desconcierto y preocupación, dijo.
Por otro lado, Galo Soler Illia, Doctor en Química especializado en nanotecnología, ofreció una perspectiva todavía más sombría sobre el estado de la ciencia y tecnología en Argentina. Comparó el desempeño científico del país con el de otras naciones latinoamericanas, lamentando cómo Argentina ha ido perdiendo terreno en áreas clave como la nanotecnología. “La situación de ciencia y tecnología no era un jardín de rosas, nunca lo fue”, admitió. Soler Illia denunció la actitud “infantil y de ignorancia” del gobierno actual hacia la ciencia, calificándola de hostil y contraproducente. Subrayó la importancia estratégica de desarrollar políticas científicas coherentes y criticó duramente a quienes gestionan este sector por no reconocer el valor intrínseco y el potencial de la ciencia para el desarrollo nacional.
El economista Eduardo Levy Yeyati también intervino, ampliando el enfoque hacia las implicaciones más amplias de las políticas públicas actuales en la ciencia. Criticó la visión “maximalista” del gobierno que, en lugar de corregir problemas, opta por eliminar o subestimar áreas del conocimiento críticas para el avance social y económico. Según Levy Yeyati, esta actitud ignora la “acumulación de conocimiento” y el valor de “los intentos fallidos” que son fundamentales para el progreso científico. “Si no funciona bien, rompámoslo,” así resumió la política gubernamental, cuestionando la falta de apoyo a investigaciones que, aunque no sean rentables a corto plazo, son esenciales para el desarrollo a largo plazo del país.
Uno de los puntos más destacados del debate fue la interpretación de qué sucedería si el Estado disminuye o elimina su participación en la financiación de la ciencia. Eduardo Levy Yeyati, ingeniero civil y doctor en Economía, comentó que, especialmente en países en desarrollo, la participación estatal se torna aún más crucial dado que el sector privado, muchas veces, no está en posición de asumir esos roles, especialmente en proyectos de largo plazo o de alta incertidumbre. Subrayó que “cuanto más pobres, más necesaria es la participación del Estado”, refiriéndose a la importancia de este apoyo en contextos de limitada capacidad productiva sectorial.
Por su parte, Galo Soler Illia enfatizó cómo la inversión estatal en ciencia y tecnología es un denominador común en los países de alto rendimiento. Destacó que esta inversión no solo contribuye al avance del conocimiento, sino que también fomenta el desarrollo tecnoeconómico y la innovación. Según Soler Illia, la retrospectiva global demuestra que “ningún país aporta mucho más del 1%” de su Producto Bruto Interno (PBI) a ciencia y tecnología de forma estatal, lo cual subraya el valor y la necesidad de esta inversión para garantizar el progreso sostenible.
Diego Golombek -que fue parte del gobierno anterior como Director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica- se sumó a la discusión advirtiendo sobre el riesgo de desconsiderar la ciencia en las políticas gubernamentales. Mencionó, de forma crítica, que pensar en solucionar los problemas estructurales del Estado sin considerar el papel fundamental de la ciencia es “un abismo” hacia el cual la sociedad no debe avanzar. Golombek afirmó que “detrás de cualquier desarrollo tecnológico, en algún lugar está el Estado”, lo que subraya el papel intrínseco que juega el financiamiento estatal en el avance y la aplicación de la ciencia y la tecnología en múltiples sectores.
La relevancia de los incentivos para la investigación también fue discutida. Los especialistas coincidieron en que el sistema de patentes y la protección de la propiedad intelectual son elementos clave para fomentar la innovación y retener talento. En países como Argentina, la falta de un sistema de patentes robusto desalienta la investigación de vanguardia, dejando al país en desventaja en el contexto global de la innovación tecnológica y científica.
El consenso entre Golombek, Soler Illia y Levy Yeyati recalca la imperiosa necesidad de mantener e incrementar el apoyo estatal en la esfera de la ciencia y la tecnología. La idea de reducir este apoyo no solo es contraproducente, sino que alejaría a cualquier nación de la senda del progreso tecnológico y del bienestar general. La ciencia, concluyen, no es un lujo, sino un pilar fundamental para el desarrollo y la soberanía de cualquier país.
Los temas tratados en “Conversaciones urgentes” abarcan desde el impacto del financiamiento en el arte hasta las consecuencias del calentamiento global, enfocándose en cómo la investigación científica a través del CONICET enfrenta estos desafíos. Estos encuentros buscan promover un diálogo inclusivo, donde la participación del público enriquece la discusión y estimula un pensamiento crítico colectivo hacia la acción y el entendimiento.
La serie de debates “Conversaciones urgentes” se postula no solo como un espacio de discusión sobre temáticas actuales importantes sino también como un impulsor del compromiso activo y la reflexión en la comunidad, resaltando la relevancia de una comprensión profunda antes de la acción en la interacción entre cultura, ciencia y Estado. En el próximo encuentro a realizarse el miércoles 17 de abril a las 19 horas tratará la problemática de las bibliotecas populares.
* Las charlas de “Conversaciones urgentes” se pueden revivir clickeando acá.
[Fotos: Franco Fafasuli]