Musa de algunas corrientes feministas, pero acusada de transfoba, la autora de la exitosa saga de Harry Potter, J.K. Rowling, se ha convertido en los últimos años en una personalidad controvertida tras varias polémicas en redes sociales. La escritora británica se defiende de estas acusaciones, pero para algunos estas controversias manchan su imagen de autora de origen humilde cuyas aventuras de aprendices de mago alcanzaron un éxito planetario con más de 600 millones de libros vendidos.
El último capítulo se produjo este mes con la entrada en vigor de una nueva ley de lucha contra el odio en Escocia, incluido el que se produce contra las personas transgénero. La autora de 58 años, que vive en Edimburgo desde mediados de los años 90 con su segundo marido, publicó el 1 de abril un hilo de mensajes en la red social X. En ella enumeraba a varias mujeres transgénero, algunas condenadas por crímenes sexuales, antes de concluir: “Las personas mencionadas (...) no son mujeres en absoluto, sino hombres”.
También consideró que la libertad de expresión está amenazada si “la descripción precisa del sexo biológico” de una persona se convierte en algo reprobable, lo que generó una nueva oleada de acusaciones de transfobia.
Conocida como la “Ley de Delitos de Odio y Orden Público”, la resolución del Parlamento escocés busca consolidar la legislación existente sobre delitos de odio y extender la protección a grupos en torno a la edad, discapacidad, raza, religión, orientación sexual e identidad de género.
Sobre este último punto, Rowling respondió con ironía: escribió un hilo en X donde contó diez casos. Uno de ellos, el de la “encantadora muchacha escocesa” Isla Bryson, que luego de caer en prisión por violación “encontró su verdadero yo femenino auténtico”. Otro es el de Samantha Norris: “absuelta de exponer su pene a dos niñas de 11 años” y “luego condenada por posesión de 16.000 imágenes de niños violados y agredidos sexualmente”.
A todos estos ejemplos que Rowling usó para su argumentación, los acompañó con diversas fotos, las cuales —en algunos tuits puntuales— grafican el antes y el después en el cambio de sexo. Y terminó el hilo con un posteo un poco más largo donde exclama “¡inocentes!” entre emojis de flores, y luego dice: “Solo es una broma. Obviamente, las personas mencionadas en los tweets anteriores no son mujeres en absoluto, sino hombres, hasta el último de ellos”.
Sus opiniones se enmarcan en un debate abierto y a veces tenso en el Reino Unido alrededor de las identidades trans, alimentado también por medios conservadores que han erigido a Rowling en una “heroína”, como decía recientemente una tribuna del tabloide Daily Mail. Todo comenzó en 2018, cuando la escritora dio “me gusta” en Twitter al mensaje de una usuaria que describía a las mujeres transgénero como “hombres con vestidos”. Criticada, Rowling se retractó. En 2019, defendió públicamente una investigadora, Maya Forstater, despedida por tuits que fueron considerados “tránsfobos”. Y en 2020 ironizó sobre un artículo que usaba la fórmula “personas con menstruaciones”. “Estoy segura de que solía haber una palabra para esta gente. Que alguien me ayuda. ¿Wumben? Wimpund? Woomud?”, dijo en referencia a la palabra inglesa “women” (mujeres).
Los actores de Harry Potter como Daniel Radcliffe o Emma Watson que interpretan al célebre mago y su amiga Hermione Granger se desmarcaron de sus opiniones. En 2022 Rowling se opuso a un proyecto de ley escocés que buscaba simplificar el reconocimiento del cambio de género y que finalmente fue bloqueado por el gobierno británico.
La escritora se reivindica como una militante feminista, especialmente contra la violencia sexual y conyugal de la que reveló haber sido víctima, pero estima que los derechos de las mujeres pueden verse comprometidos por algunas reivindicaciones de los defensores de los derechos trans. Le preocupa especialmente la autorización para que mujeres transgénero puedan entrar a vestuarios, baños o prisiones reservadas para mujeres.
Quién es J. K. Rowling
J. K. Rowling nació el 31 de julio de 1965 en Chipping Sodbury, en el oeste de Inglaterra. Creció en una familia modesta y desde muy temprano comenzó a escribir y a contar historias nacidas de su imaginación.
Tras estudiar francés, se convirtió en traductora de Amnistía Internacional en Londres. En un viaje en tren de Mánchester a Londres, cuenta su biografía, imaginó la historia de Harry Potter, un chico de 11 años que descubre que tiene poderes mágicos y va a estudiar a una escuela de brujos. Los sentimientos de su héroe huérfano resuenan con los de la muerte prematura de su propia madre, cuando la escritora solo tenía 25 años.
Rowling marchó a enseñar inglés a Portugal, donde se casó y tuvo una hija. Escribía las aventuras de Harry Potter todas las mañanas, antes de ir a trabajar, y continuó al regresar al Reino Unido en 1995 para instalarse en Escocia con su hija, tras su divorcio.
Vivió de subsidios sociales y tardó más de un año a encontrar un editor, Bloomsbury, que quisiera publicar el primer tomo de la saga. Con los años, sus libros se convertirán en un fenómeno, con más de 600 millones de ejemplares vendidos y traducidos a más de 80 idiomas. Las ocho películas de su adaptación al cine generaron en taquilla unos 9.000 millones de dólares, convirtiendo a Rowling en multimillonaria.
Fuente: AFP
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