¿Beyoncé sería capaz de escribir una ópera? Yo digo que sí

El autor, reputado crítico de música clásica, no escapa al impacto musical del nuevo disco de la superestrella afroamericana y sostiene una hipótesis arriesgada pero dotada de sólidos argumentos

Guardar
Beyoncé acaba de publicar el
Beyoncé acaba de publicar el álbum "Cowboy Carter", donde indaga las raíces country de la música popular de Estados Unidos

Ahora mismo estoy en casa con un poco de fiebre y el nuevo disco de Beyoncé. Y quizá sea el Tylenol PM, pero estoy teniendo visiones febriles del futuro. Concretamente, estoy seguro de que ella va a escribir una ópera. Por favor, escuchenme.

Este no es mi ritmo habitual, así que para los lectores que no tengan ni idea de lo que está pasando: hace dos semanas, Beyoncé, la mayor artista del mundo, asestó un golpe devastador a los planes de la Tierra al lanzar su primer álbum country. O lo que todos los que no son Beyoncé llaman un “álbum country”.

Y, en efecto, Cowboy Carter es un verdadero rodeo de tropos familiares, con toda la extensión y accesibilidad de un centro comercial, y si eres de Houston, sabes que eso no es un insulto. A lo largo de 27 temas, aparece un pequeño panteón de leyendas del country (Willie Nelson, Dolly Parton, Linda Martell) y otorga lo que equivale a la fuerza de un maremoto a una nueva ola de talentos negros del country (entre ellos Tiera Kennedy, Tanner Adell y Brittney Spencer).

Pero en el centro de este experimento de reivindicación musical que domina el discurso está la propia Beyoncé, y la sensación de que el llamativo devaneo estilístico de Cowboy... es sólo un disfraz para una declaración más contundente: la música country es música de Estados Unidos, y la música de Estados Unidos es música negra.

Beyoncé esta semana, premiada en
Beyoncé esta semana, premiada en los iHeartRadio Music Awards, en el Dolby Theatre de Los Angeles

Cowboy Carter también llega como la segunda entrega de la tan cacareada trilogía de la cantante, que se inició en 2022 con Renaissance, un álbum que de forma similar (aunque más informal) retomó las riendas de una tradición de música house ahora global, que floreció originalmente en los rincones queer de la vida nocturna afroamericana.

Algunos han especulado con que el Acto III de la trilogía abordará la historia del rock and roll, un candidato ideal para una Beyoncé en toda regla. Pero no puedo evitar pensar que la ópera ofrece una oportunidad igual de grande para que la reina del cambio de guión, dé otra vuelta a su narrativa musical.

Estoy seguro de que muchos responderán reflexivamente a esta idea desestimando la buena fe vocal de la cantante: “¡No es cantante de ópera!”. Pero aunque la ópera no sea lo suyo, Bey no se perdería en el mar. La cantante lleva años provocando al público con fugaces muestras de su registro mezzosoprano.

Tapa de "Cowboy Carter", el
Tapa de "Cowboy Carter", el nuevo disco de Beyoncé

Hubo ese pequeño interludio en “I Care” de Homecoming –la película de Netflix de 2019 que documenta y encadena sus actuaciones en Coachella– donde se desliza hasta un La que llama la atención. Ese mismo año, publicó un clip en Instagram añadiendo algunos toques melismáticos a algunas grabaciones del Rey León. En Cowboy..., interpola por sorpresa una canción italiana del siglo XVIII (“Caro Mio Ben”), que sigue siendo un elemento básico de la formación clásica. Como nunca ha dejado caer nada por casualidad, es difícil no ver estas semillas plantadas con la intención precisa que la caracteriza.

Sin más preámbulos, he aquí algunos indicios que se han convertido en una corazonada:

  • El poder de tres

En primer lugar, todo este modelo de “proyecto en tres actos” parece algo entre una insinuación y una trampa. Algunas de las grandes heroínas de la ópera tienen historias que se desarrollan a lo largo de tres actos. Pensemos en Haendel, Wagner y, sobre todo, Puccini (Tosca, Turandot y Madama Butterfly). Es una forma con un desenlace incorporado, una entrega fiable a una previsibilidad impredecible.

Beyoncé acaba de publicar su
Beyoncé acaba de publicar su "acto II", y se espera un tercer acto de su serie de discos
  • ¿Qué hay en un nombre?

Es más, digamos que tomamos Renaissance de forma más literal como primer acto de una serie de tres partes: tendría mucho sentido histórico-musical que dos actos adicionales nos situaran de lleno en el Clasicismo. (Soy consciente de que este modelo convertiría a Cowboy Carter en el álbum metafórico del Barroco, pero seguimos adelante).

  • Debut, toma dos

Allá por 2001, Beyoncé Knowles (como aún se la conocía) debutó como actriz nada menos que como Carmen en Carmen: A Hip-Hopera, una adaptación dramática de la ópera de Bizet de 1875, trasladada por el director Robert Townsend a la Filadelfia actual. (También en el reparto: Mos Def, Joy Bryant, Jermaine Dupri, Da Brat y Wyclef Jean). ¿Estuvo bien? La crítica dijo que no. Pero, ¿cuándo se ha interpuesto eso en el camino de una revancha? (Además, nos encantan los arcos de redención).

  • Aquí hay historia

Cowboy Carter y su inclinación country se inspiraron supuestamente en su actuación de 2016 de Daddy Lessons con las Dixie Chicks en los premios CMA. En el post de Instagram que anuncia el álbum, ella escribe: “Nació de una experiencia que tuve hace años en la que no me sentí bienvenida... Y estaba muy claro que no lo era”. Es posible que las especulaciones sobre si Beyoncé podría encajar efectivamente como cantante de ópera queden mejor confinadas a los diarios, ya que tal vez no tenga más remedio que responder: “Las críticas a las que me enfrenté cuando entré por primera vez en este género me obligaron a propulsarme más allá de las limitaciones que me pusieron”.

"Cowboy Carter" es la segunda
"Cowboy Carter" es la segunda entrega de la trilogía de Beyoncé, que se inició en 2022 con "Renaissance"
  • Y una historia mucho más grande

La actuación de Bey como cabeza de cartel en el Festival de Coachella de 2018 –la primera de una mujer negra– suscitó comparaciones con otro concierto histórico al aire libre: la actuación de la contralto Marian Anderson el Domingo de Pascua de 1939, celebrada en el National Mall para más de 75.000 personas porque ninguna sala de conciertos de Washington D.C. le permitía subir al escenario. Es fácil imaginar a Beyoncé extendiendo el enfoque histórico collagista del proyecto Renaissance a la música clásica estadounidense, donde un rico legado de músicos negros está empezando a salir de la oscuridad a través de la erudición y la interpretación: Mary Cardwell Dawson’s National Negro Opera Company, o el redescubrimiento y resurgimiento de la música de compositoras como Florence Price, Julia Perry y Helen Hagan. El trabajo de Beyoncé con Rhiannon Giddens –que toca el banjo en “Texas Hold ‘Em” y acaba de asumir la dirección artística de Silkroad– sugiere que su compromiso con las tradiciones musicales recuperadas podría estar ya cobrando fuerza.

Marian Anderson (1897-1993), contralto afroamericana
Marian Anderson (1897-1993), contralto afroamericana admirada por Toscanini
  • Un conjunto ganador

Una de las principales razones por las que sospecho que el proyecto Renaissance podría concluir con un final operístico es una característica propia de la trilogía: otras voces. Independientemente de lo que se pueda sospechar sobre el potencial operístico de Beyoncé, no cabe duda de que es una de las mayores sintetizadoras de jóvenes talentos de la actualidad. A la cantante le encantan los repartos conjuntos, y las mujeres negras que trabajan en la música clásica estadounidense representan una reserva especialmente rica de talento, desaprovechada desde la pandemia. (¿Podría ser una de esas cosas que invoco a través de la voluntad? Por ejemplo, si expreso en voz alta la idea de un álbum de Beyoncé que reúna las fuerzas de, digamos, Imani Winds, Nathalie Joachim, Jasmine Barnes, Jessie Montgomery y la Orquesta Sinfónica Sphinx, ¿podrá Beyoncé hacerlo realidad? Sólo hay una forma de averiguarlo).

  • Negocio familiar

Las bellas artes ya son un negocio familiar consolidado. Solange, la hermana de Bey ganadora de un Grammy –cuya práctica se ha ampliado a las artes visuales y la danza– hizo su propia historia en 2022 como la primera mujer negra en componer música para el New York City Ballet, suministrando la partitura original de “Play Time” de Gianna Reisen. La producción musical de las hermanas, aunque distinta, siempre ha estado conectada por un guiño y un saludo, pero la ópera podría representar una forma lo suficientemente grande como para dar cabida a dos Knowles visionarias.

  • Porque la ópera

Por último, la ópera me parece la forma artística más adecuada (y a mayor escala) para los esfuerzos artísticos de Beyoncé, que se desviven por incluir efectos visuales dramáticos y grandes espectáculos, coreografías intrincadas y arcos dramáticos finamente construidos. Es difícil encontrar a otra artista más preocupada por la construcción del mundo, más impregnada de pompa e hiperactividad o más diva de facto que ella.

Beyoncé en vivo, durante la
Beyoncé en vivo, durante la gira de presentación de su disco "Renaissance", en julio de 2023

Puede que el pop no sea mi especialidad, y puede que la ópera no sea la de Bey, pero si algo nos han demostrado los últimos diez años es que Beyoncé se inclina por definir el género antes que dejar que el género la defina a ella: “Esto no es un disco de country”, declaró en el post de anuncio del álbum en Instagram. “Este es un álbum Beyoncé”.

Si efectivamente estamos ante el precipicio de la era operística de Bey, me cuento entre los preparados.

Ok, me vuelvo a la cama.

Fuente: The Washington Post

[Fotos: Columbia Records/Blair Caldwell; Reuters/Mario Anzuoni; The New York Times]

Guardar