Hasta el domingo 7 de abril se puede recorrer la sexta edición de la feria de arte contemporáneo MAPA en el Pabellón 8 de La Rural, con 35 galerías nacionales e internacionales, elegidas por un comité asesor conformado por Mariana Rodríguez Iglesias, Laura Batkis y Julián León Camargo. A diferencia del año pasado, esta edición se renueva y ofrece una convergencia de estilos y generaciones de artistas en el desafío de desarrollar nuevas poéticas que nutran el arte de hoy. “MAPA es una feria inclusiva que busca dinamizar el mercado del arte, revitalizarlo. No somos BADA, no somos Arteba. Cuando abrimos la convocatoria propusimos un tema que va en tres líneas: cuerpo, territorio y tecnología. Aunque no somos una bienal ni una exposición sino un espacio comercial, la experiencia fue muy positiva”, afirma Mariana Rodríguez Iglesias, en diálogo con Infobae Cultura.
La feria cuenta con dos secciones bien diferenciadas: Núcleo, sección central de la feria que alberga galerías de arte nacionales que trabajan profesionalmente en la comercialización de arte; y Periferia, sección que incluye proyectos alternativos que responden a nuevas estrategias de circulación del arte y dialogan con la curaduría general. “Estamos comprometidos con la promoción y el fortalecimiento del mercado de arte contemporáneo para generar vínculos con el coleccionismo, las instituciones y empresas para fomentar las ventas en la feria”, declara Agustín Montes de Oca, director de MAPA.
Con presentaciones, dj set y activaciones de obras, la feria se propone como un espacio innovador que apunta a un nuevo coleccionismo. Un dato que no es menor: en la feria es posible adquirir obras a menos de 200 USD. En palabras de su curadora, la feria pretende “educar nuevos compradores” a través del lazo que se establece entre la obra y la historia del artista, que no queda invisibilizado como en otras ocasiones, sino que está allí, protagonizando la experiencia.
Si bien MAPA presenta una enorme y variada cantidad de proyectos que vale la pena conocer, acá presentamos una selección de 10 imperdibles para tener en cuenta a la hora de armar el recorrido por la feria.
- Realidad y juego, de Samanta Rched Abugauch, en Aura Gallery
La joven artista cordobesa presenta una selección de obras de gran formato y atrapa las miradas de los visitantes por su hiperrealismo descontracturado, donde la iconografía representativa convive con la mancha, las veladuras y las capas de pintura. Escenas de animales y naturaleza se representan en lienzos enormes que ocupan toda la pared del stand, en un formato alegórico a los bestiarios medievales.
- Cuerpo puesto, de María Rosa Mamana, en Maleza Tucumán
La artista tucumana expone una obra textil en Maleza, un espacio de proyectos de la provincia de Tucumán. Mamana utiliza el vestido como prenda central en su obra, símbolo femenino, para indagar, a través de la repetición, en las obligaciones de las mujeres en la vida cotidiana. El vestido es intervenido en collage textil y al mismo tiempo registrado en una fotoperformance en la que la artista lo prueba de distintos modos, en una insistencia por encontrar las respuestas a sus interrogantes. La deconstrucción de patrones, creencias y símbolos le permite abordar el cuerpo, su propio cuerpo, para desarmar la figura repetida de las generaciones que la anteceden.
- De acá no me muevo, de Josefina Robirosa, en OdA
Formó parte del grupo de artistas del Instituto Di Tella porteño que revolucionó la percepción artística de la Argentina de los años 60. Con un estilo singular que oscila entre el surrealismo y la abstracción geométrica, sus obras se caracterizan por los colores vibrantes, y las temáticas vinculadas a la mujer, la naturaleza y lo fantástico. Esta joya textil, realizada en 1973, es una de las más caras de la feria, valuada en aproximadamente 12.000 USD.
- Escúchenme, de Luciano Colman
Se trata de una instalación interactiva que se emplaza en una de las esquinas de la feria. Con una mezcla de elementos analógicos y tecnológicos, la obra propone la participación activa de los visitantes. Un teléfono antiguo se conecta a una red de megáfonos que llegan hasta el techo del lugar y la obra cobra sentido cuando los espectadores utilizan su propia voz para hacerla funcionar. La proyección de la voz distorsiona el sonido, la amplifica y confunde a los oyentes: ¿es una persona o es inteligencia artificial?
- Topografías de la fragilidad, de Ingrid Weyland, en Asz gallery
El proyecto de investigación visual desarrollado por esta artista no pasa desapercibido. A través de fotografías de gran formato, Wyland experimenta con el medio fotográfico a través de la manipulación del paisaje. En sus fotos se incluyen rastros de otras imágenes arrugadas del mismo paisaje que dan cuenta del daño provocado por el ser humano y la posibilidad de reinterpretación del entorno. Además, las fotografías son acompañadas por una enorme escultura de papel arrugado con las mismas imágenes.
- Quipú contemporáneo, de Leo Mayer, en Almacén
La propuesta de Almacén, una home gallery ubicada en San Nicolás de los Arroyos, se destaca por su historia. El Quipú de Leo Mayer es una invitación a lo vincular, a la vuelta a la familia y las generaciones que nos precedieron. Inspirado en las culturas incaicas, utiliza el quipu, un antiguo elemento de almacenamiento de información, para dejar rastro de cuatro generaciones. Cada tira representa un integrante en la que las cuentas amarillas dejan registro de su nacimiento.
- Polvareda, proyecto colectivo, en Zona, espacio de arte
Proyecto colectivo conformado por las artistas: Paula Bladimirsquy, Ximena Ibáñez, Vicky Graglia, Laura Dalton y Leti Prone. En Polvareda, se presenta la horizontalidad como concepto acostando el mapa de la Argentina, en una reinterpretación ya realizada por el Maestro Joaquín Torres García, cuando afirmó “Nuestro norte es el sur”. La propuesta se destaca por ser un proyecto museístico en una feria de arte comercial que cuestiona las formas de habitar el espacio desde la producción de obras que interpelan y dialogan entre sí.
- RIP Coins, de RIP Tamara, en 22 del Este
La llamativa propuesta de esta artista es uno de los atractivos de la feria. A través de sus obras, Tamara crea sus propias monedas. Estas se pueden comprar y luego, también se pueden volver a vender a su valor de cambio, siempre que se presenten con el certificado de autenticidad. Una propuesta innovadora para atraer a nuevos compradores y coleccionistas, ya que se asegura que la obra nunca perderá su valor. Además, se trata de las piezas más económicas de la feria, con un valor de aproximadamente 150 USD por unidad.
- Sin título, de Gabriel Messil, en Jacques Martínez
La reconocida galería rinde homenaje a la vida y obra del maestro Gabriel Messil, uno de los referentes del movimiento del Op Art argentino, que enriqueció el panorama artístico joven de su generación. A pesar de su muerte, su legado continúa vivo, que ocupa un lugar destacado en la escena artística contemporánea, siendo especial referente de artistas actuales. Contar con su presencia en la feria permite poner su obra en diálogo con la producción contemporánea para establecer lazos y nuevas narrativas.
- Ohanes, de Lole Asikian, en Casa Chaca, espacio de artistas
La fotografía de gran formato, realizada en 2020 a través de una toma directa en el subsuelo del Cementerio de la Chacarita llama la atención en la sección Periferia. Entre tanto color y luz, asoma una imagen que habla del vacío, de las ausencias, del duelo, de la oscuridad. La obra, que obtuvo una mención en el Salón Nacional el año pasado, es profunda y pregnante. A su lado, una serie de Vicky Pujol Ferrari donde se observan cigarrillos quemándose en distintos momentos dialoga con la foto. El registro del paso del tiempo se impone como motor de búsqueda, donde aquello no dicho pareciera no necesitar palabras para la expresión.