JK Rowling, creadora de la saga literaria de Harry Potter, criticó la nueva ley escocesa que penaliza incitar el odio por identidad transgénero -entre otras características-, la Ley de Delitos de Odio y Orden Público, al considerar que será explotada por oportunistas y puede socavar los derechos de las mujeres, y desafió a la policía a detenerla por sus opiniones.
Rowling, que reside en Escocia aunque actualmente está en el extranjero, desafió en su cuenta de X a la Policía: “Actualmente estoy fuera del país, pero si lo que he escrito aquí constituye un delito según los términos de la nueva ley, espero que me detengan cuando regrese a la cuna de la Ilustración escocesa”. Este comentario refleja la disposición de la autora a enfrentar las consecuencias legales de sus declaraciones, subrayando su compromiso con lo que percibe como una causa de importancia crítica: la defensa de la libertad de expresión.
Rowling adujo que, al aprobar la Ley sobre delitos de odio y orden público, el Parlamentó escocés “dio más valor a los sentimientos de los hombres que ejecutan su idea de feminidad, aunque sea de manera misógina u oportunista, que a los derechos y libertades de las mujeres y niñas de verdad”.
Como otras organizaciones de protección de derechos, Rowling señaló que la ambigüedad del redactado facilitará que haya un aluvión de denuncias injustificadas, y lamentó que no incluya al colectivo de las mujeres. El Gobierno escocés, por su parte, ha asegurado que legislará por separado contra la misoginia.
Rowling, quien fue víctima de la violencia doméstica y hace campaña para que haya albergues exclusivos para ellas (donde no puedan entrar mujeres trans), opina que la nueva ley “está muy expuesta al abuso por parte de activistas que desean silenciar” a quienes defienden puntos de vista como el suyo.
“La redefinición de ‘mujer’ para incluir a todo hombre que se declare como tal ya ha tenido graves consecuencias para los derechos y la seguridad de las mujeres y las niñas en Escocia, y el impacto más fuerte lo acusan, como siempre, los más vulnerables, como las mujeres presas o las supervivientes de violación”, escribió en X.
Sin embargo, JK Rowling ha quedado exenta de cualquier acción investigativa por parte de la Policía de Escocia tras sus críticas a la nueva ley.
Estos comentarios generaron preocupaciones y llevaron a la recepción de varias quejas por parte de la ciudadanía. Después de un análisis de los mismos, un portavoz de la Policía de Escocia afirmó: “Los comentarios no se consideran delictivos y no se tomarán más medidas”. Esta decisión llega tras la entrada en vigor de la mencionada ley el lunes anterior y resalta la complejidad de equilibrar los derechos a la libertad de expresión con la protección contra la discriminación y el odio
La Ley de Delitos de Odio y Orden Público, promulgada por el Parlamento escocés descentralizado, busca consolidar la legislación existente sobre delitos de odio y extender la protección contra la incitación al odio hacia varios grupos, incluyendo la protección basada en la edad, discapacidad, raza, religión, orientación sexual, e identidad de género. La inclusión de la identidad de género como una característica protegida ha sido particularmente controversial, desencadenando debates acalorados sobre los derechos de diversos grupos sociales y las implicaciones para la libertad de expresión.
Rowling, quien reside en Edimburgo, ha sido una figura polarizadora en estos debates. Sus comentarios expresan una preocupación por la seguridad y la privacidad de mujeres y niñas, una postura que ha encontrado tanto apoyo como críticas. La autora, además, ha experimentado insultos en internet, amenazas de muerte y acusaciones de transfobia. Estos ataques provienen de su apoyo a una mujer que perdió su empleo tras realizar comentarios sobre la inmutabilidad del sexo biológico.
Esta situación subraya el desafío de equilibrar los derechos y protecciones en una sociedad cada vez más diversa. La Ley de Delitos de Odio y Orden Público representa un esfuerzo por hacer de Escocia un lugar más inclusivo y seguro para todos sus ciudadanos. Sin embargo, casos como el de Rowling evidencian las tensiones que pueden surgir cuando se interpretan y aplican estas disposiciones legales en contextos específicos. La decisión de la Policía de Escocia de no proceder con una investigación marca un momento importante en el diálogo en curso sobre los límites de la libertad de expresión y el papel de la legislación en la protección contra el discurso de odio.
La resolución de este caso no pone fin al debate en torno a la ley y sus implicaciones. Continúa la conversación pública sobre cómo las sociedades democráticas pueden construir y mantener espacios que protejan tanto la libertad de expresión como a los individuos contra el odio y la discriminación.
Con información de AFP y EFE