El Museo de Orsay comenzó a celebrar los 150 años del impresionismo con una gran retrospectiva de 157 obras y un espectacular paseo por el París de 1874, que el visitante podrá realizar con gafas de realidad virtual.
El 15 de abril de 1874, quince días antes de la apertura del tradicional Salón de pinturas parisino, un grupo de “rebeldes” y de artistas afines deciden abrir su propia exposición en el nº35 del bulevar de las Capuchinas, a poca distancia de la Ópera.
Esa exposición, curiosamente celebrada en el antiguo taller de un fotógrafo, Félix Nadar, fue el arranque de uno de los movimientos artísticos más decisivos de la historia de la pintura.
Claude Monet, Pierre-Aguste Renoir, Alfred Sisley, Édouard Manet, Berthe Morisot... En total fueron 31 artistas, orgullosos defensores de la pintura al aire libre, de retratar fábricas, trenes, cabareteras o pobres, en lugar de pomposos desfiles militares, escenas religiosas o leyendas mitológicas.
Un arranque simbólico, puesto que en realidad los impresionistas eran una minoría en esa exposición de poco más de 200 obras.
“La historia de esa exposición tiene más matices de lo que creemos. Los artistas se conocían y empezaron a pintar de manera diferente a partir de la década de los años 1860″, explicó Sylvie Patry, una de las curadoras de París 1874: Inventar el impresionismo.
Otros artistas que no eran impresionistas decidieron unirse a este nuevo salón “alternativo”, con la esperanza de abrirse a otra clientela. Fueron sin embargo pintores como Paul Cézanne y obras como “Una Olimpia moderna” los que provocaron el escándalo.
Un fracaso comercial
París era por entonces una ciudad bulliciosa pero burguesa, aún convaleciente de la derrota militar contra Prusia cuatro años antes, y del caos que había representado la revolución de La Comuna.
“Ese es el desafío de París 1874: penetrar en la creación de un movimiento artístico que surgía de un mundo en plena mutación, y volver a pisar una exposición visitada en su momento por solo unos cuantos miles de curiosos”, explica Patry.
La exposición de los “impresionistas” congregó a unas 3.500 personas, frente a las más de 300.000 que deambularon por el enorme Salón oficial. El mote “impresionistas” lo recibieron de manera burlona de parte del crítico de arte Louis Lery, en alusión al cuadro “Impresión, sol naciente”, de Monet.
Solo vendieron cuatro pinturas. Los artistas habían creado una cooperativa para organizar la exposición y compartir gastos y beneficios, una novedad también histórica, pero tuvieron que deshacerla ante el escaso éxito.
Apenas doce años después los impresionistas habían logrado organizar en total ocho exposiciones y cambiar el rumbo del arte.
Seis años y préstamos del mundo entero
Gracias a los préstamos de la National Gallery de Washington y de otros museos, así como de colecciones privadas, el visitante puede ver colgadas juntas obras como La Parisina y La bailarina de Renoir, por primera vez en 150 años.
Montar esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 14 de julio, ha requerido seis años de trabajo, explicó a la prensa Anne Robbins, conservadora jefe del departamento de Pinturas del Museo de Orsay.
El visitante puede comparar además las obras impresionistas con varias pinturas del Salón oficial.
Y para sumergirse en la época una instalación aparte permite al visitante, equipado con gafas de realidad virtual, pisar las calles de París esa tarde del 15 de abril de 1874.
Un equipo de expertos trabajó durante cerca de dos años con archivos oficiales, fotografías y mapas de París para reconstituir fielmente las calles del barrio de la Ópera y las salas del taller de Nadar.
Esa instalación permanecerá abierta hasta el 11 de agosto, al mismo tiempo que en París se celebren los Juegos Olímpicos.
Fuente: AFP.
[Fotos: Miguel Medina/AFP]