Steve Martin se ha maravillado por mucho tiempo de las múltiples facetas de su vida. Está su juventud como artista de Disneylandia, rodeado de vodevil y magos. Una década de comediante de monólogos antes de alcanzar la popularidad del tamaño de un estadio. Un cambio abrupto hacia el cine. Más tarde, un nuevo capítulo como intérprete de banjo, padre de familia y un acto de comedia, una vez más, con Martin Short.
Es una serie de capítulos tan confusa que, por lo general, Martin sólo ha abordado su vida de manera fragmentada o esquizofrénica. Tituló un audiolibro So Many Steves (Tantos Steves). Su autobiografía Born Standing Up (N. de la R: en inglés, un juego de palabras para referirse a su profesión de comediante) cubre únicamente sus años de stand-up. En ella escribió que en realidad era una biografía “porque estoy escribiendo sobre alguien que solía conocer”. “Mi vida tiene muchos brazos de pulpo”, dice Martin, hablando desde su apartamento de Nueva York.
La gente participa en documentales por todo tipo de razones. Pero Martin puede ser el único en hacer una película sobre su vida con la instrucción de: “Ojalá puedas darle sentido a todo ESO”. Morgan Neville, el documentalista de la película de Fred Rogers Won’t You Be My Neighbor y el retrato póstumo de Anthony Bourdain Roadrunner, aceptó el desafío.
Sin embargo, Neville también dudaba sobre cualquier visión holística de Martin. La película que dio como resultado son en realidad dos. STEVE! (martin) a documentary in 2 pieces” se estrenó el viernes en Estados Unidos por Apple TV+, divide la historia del actor en dos mitades. Una representa el stand-up, con copiosas contribuciones de su diario y fotografías antiguas. La otra captura su vida tal como es hoy, montando bicicletas eléctricas con Martin Short y tocando el banjo, con reflexiones sobre las etapas de su trayectoria artística.
Es un intento por sintetizar a todos los Steve Martin, o al menos alinearlos uno al lado del otro. El tipo de “King Tut” (Tutankamón)ncon la flecha atravesando la cabeza. El “tipo salvaje y loco”. El “imbécil”. El galardonado con el Grammy. El escritor de novelas. Y el cómico que afirma en el documental: “Te garantizo que no tenía talento. Ninguno”.
“Voy a decir algo muy poco modesto: tengo modestia sobre mi carrera”, dice Martin, riéndose. “El hecho de que hagas muchas cosas no significa que sean buenas. Sé que el tiempo evalúa todo. Así que no hay nada en lo que pueda apoyarme para calificar mis esfuerzos. Pero un extraño puede encontrarle sentido”.
Morgan Neville, quien se unió a la videollamada desde su casa en Pasadena, California, dice que no se propuso hacer dos películas sobre Martin. Pero a los seis meses de iniciado el proceso, le quedó claro que era la estructura correcta. “Cuando miro las cosas que Steve ha hecho en su vida, tocar el banjo, la magia, el stand-up, esas son cosas que requieren un gran esfuerzo para dominarlas”, dice. “Pero en cierto modo, es el trabajo constante en ello. Incluso cuando Steve agarra un banjo, nunca dice: ‘Lo logré’. Siempre es: ‘Podría hacerlo un poco mejor’”.
Mirar hacia atrás no es algo natural para Martin. Por mucho tiempo se ha resistido al tipo de tratamiento de una película como STEVE! pero a sus 78 años, reconoce que ahora está en ese momento de la vida en el que no puede evitarlo, incluso si al hacerlo aparecen cosas que no le gustan tanto. “La primera parte, eso es lo que realmente me cuesta ver”, confiesa. “Cuando estoy en un video casero en blanco y negro, siendo tan poco gracioso”.
Martin creció en el condado de Orange (California) maravillado por comediantes como Jerry Lewis, Laurel & Hardy y Nichols & May. Su primer trabajo, a los 11 años, fue vendiendo guías en Disneylandia. Después cambió a la tienda de magia de Main Street. Artistas teatrales como Wally Boag se convirtieron en sus ídolos.
Cuando Martin, después de estudiar filosofía en la universidad y escribir para The Smothers Brothers Comedy Hour, comenzó a hacer stand-up, se inspiró copiosamente en Boag y otros, filtrando la espectacularidad del vodevil en un acto de vanguardia, sólo que con animales hechos con globos y una flecha atravesando su cabeza. Con la personalidad de, como dice en la película, “un comediante que cree que es gracioso, pero no lo es”. Su rutina se alejó de los chistes y se acercó a una ironía absurda con “risas libres”.
El acto de Martin fue innovador y, en la década de 1970, cuando la mayoría de los cómicos estaban haciendo material político, se hizo muy popular. “Está a la altura de los comediantes más idolatrados de todos los tiempos”, dice Jerry Seinfeld en el documental. Ahora, Martín no ve mucho de esos años que lo haga reír. “Luego están estos momentos que considero la gloria de la actuación, pero duran uno o dos minutos. Era todo tan nuevo. Fue emocionante porque era nuevo para el público y para mí”.
Martin tiende a ser duro consigo mismo. En una escena tardía de STEVE!, él y Short están repasando posibles chistes, pero la mayoría no pasan el corte. Es tentador considerar que algo de esta naturaleza se debe a un padre hipercrítico, Glenn, un vendedor de bienes raíces que tenía sus propias ambiciones no realizadas en el mundo del espectáculo. En la cena después del estreno de The Jerk (El Patán o Un loco anda suelo, según cada país de América latina), declaró que su hijo “no era Charlie Chaplin”. Pero Steve Martin no está de acuerdo.
“No lo creo”, dice. “Es bueno ser duro contigo mismo. Es simplemente la forma en que lo hago. Sólo quiero repasarlo y repasarlo. Me doy cuenta de que todo está en los detalles. Todo está en el momento”. Eso hace que Martin piense en una broma que él y Martin Short han considerado para su acto, pero que hasta ahora les ha parecido demasiado esotérica. “Le digo: ‘Sabes, Marty, algunos comediantes dicen cosas divertidas. Y algunos comediantes dicen cosas graciosas. Y tú solo dices... cosas’”, cuenta, riendo. “Pero hay una verdad en decir cosas graciosas y decir cosas de manera graciosa. Caminas por el filo. Nuestras vidas ahora son decir cosas graciosas y ante era decir cosas de forma graciosa”.
Es un diálogo, típicamente exacto en su composición, que representa perfectamente la ironía de su propia vida. En 1981, dejó la comedia de monólogos y pensó que era para siempre. Creía que su acto había cumplido con su ciclo y estaba feliz de hacer la transición al cine. No fue hasta décadas más tarde, cuando se preparó para salir de gira como intérprete de banjo, que un amigo lo convenció de que el público iba a querer un poco de comedia entre canciones.
“Así que tuve este terror y comencé a trabajar en el material”, dice Martin. “Con el tiempo me convertí en aquello con lo que crecí, que es un acto de música folclórica con un actor de monólogos divertido, haciendo divertidas introducciones a las canciones”.
Eso se ha traducido en el inesperado regreso al stand-up. Martin y Short, amigos desde la comedia de 1986 Three Amigos! (“Tres amigos”), protagonizan la aclamada serie Only Murders in the Building y actuando de gira. De manera cortante, pero afectuosa se intercambian bromas con la delicadeza de los campeones de Grand Slam.
La ironía no pasa desapercibida para Martin. El comediante sin chistes se ha convertido en un amante de los chistes. “Me he transformado en una persona que realmente aprecia la alegría de contar chistes”, dice. “En nuestro show Marty y yo somos chiste tras chiste tras chiste”.
No es el único cambio que Martin nunca esperó. Después de pasar la mayor parte de su vida sin querer tener hijos, junto su esposa por 17 años, Anne Stringfield, tienen una hija de 11. Aparece sólo como una caricatura en ¡STEVE! para proteger su identidad. Aún más desconcertante para él: después de una vida plagada de ansiedad, está extrañamente contento. Tal vez incluso feliz. “Sí, odio decirlo”, dice negando con la cabeza.
Le gusta decir que ahora tiene una “mente relajada”. Se ha desprendido de muchas cosas (competitividad, personas o situaciones que le causaron dolor) y ha reducido su vida a las cosas que más le importan. “Tengo algo que he notado”, comenta. “A medida que envejecemos, nos convertimos en lo mejor de nosotros mismos o en lo peor. He visto a personas convertirse en lo peor de sí mismas y he visto a personas que eran personas duras y difíciles convertirse en mejores seres humanos”.
Fuente: AP
[Fotos: Evan Agostini/Invision/AP; Lennox McLendon/AP; Victoria Will/Invision/AP; REUTERS/Mario Anzuoni; Frankie Ziths, archivo AP]