" Entonces Dios dijo a Noé: He decidido poner fin a toda carne, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos; y he aquí, voy a destruirlos juntamente con la tierra. (Génesis 6:9-14)
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Cuando comenzamos hace dos años a ensayar Oh Dios mío, de Anat Gov, jamás imaginé que íbamos a permanecer tanto tiempo en cartel. Y a medida que pasa el tiempo, el contenido de la obra se hace cada vez más revelador, y no porque antes no existieran la violencia y la crueldad, sino porque actualmente esa crueldad y esa violencia se exacerban en un mundo cada vez más radicalizado, feroz e intolerante.
La obra plantea un Dios enfermo, desolado y sin poder, impotente ante un mundo devastado por el hombre, donde la destrucción, el fanatismo y el horror parecen imponerse cada vez más, haciendo del ensañamiento un hecho cotidiano; donde bombardear hospitales, escuelas y masacrar niños se transforma en un “acto de justicia”. Donde los gobernantes desaforados insultan a sus gobernados, a propios y extraños, haciendo gala de su ignorancia enarbolando motosierras incitando a la violencia. Un mundo que parece estar ante las puertas de un abismo nuevo y desconocido y en el que, como bien diría Discépolo en su “Cambalache”: “Los inmorales nos han igualao”.
En este caso, Dios, atribulado y confundido, haciéndose pasar por un paciente que se hace llamar “Señor D”, recurre a los servicios de una psicóloga agnóstica solicitándole una sesión de terapia para que lo ayude a descubrir qué le pasa.
Y he aquí el dilema: la religión y la ciencia se encuentran frente a frente. La fe versus la razón. Cuando finalmente el “paciente” se presenta a la terapia, devela el misterio de su nombre dándose a conocer como el mismo Dios. A partir de ese momento la acción nos hace pasar por un mar de emociones que van desde el desconcierto, la angustia, el desconsuelo, el llanto, la risa, hasta la soledad, la ira, la alegría, el dolor, el amor y la furia…
En ese devenir emocional, donde la fe y la ciencia se cruzan, aparecen esas preguntas que tantas veces nos hacemos: ¿Existe Dios realmente? ¿Ve todo lo que hacemos? ¿Por qué si es el Dios del amor y la misericordia nos castiga y nos hace sufrir? ¿Por qué existen las guerras, el hambre, el dolor, el sufrimiento? ¿Es realmente el Dios de la compasión o es un niño caprichoso, envidioso y perverso que se divierte con la humanidad a su antojo? ¿Puede llegar a provocar otro Diluvio o borrar a la humanidad de un plumazo?
Todos estos interrogantes aparecen planteados en esta sesión de terapia tan especial donde Ela, la psicóloga, interpretada por Lili Popovich, tendrá solo 60 minutos para salvar al mundo de un Dios, interpretado por Juan Pagliere, que está confundido, angustiado, cansado y que, por momentos, siente el deseo de morir.... ¿Qué le pasa a este Dios todopoderoso que ahora está en el diván a la espera de poder descubrir lo que le está sucediendo?
Anat Gov nos plantea un Dios humano, mundano, donde finalmente nos preguntamos: ¿fue el hombre hecho a Imagen y semejanza de Dios? ¿O es el hombre que se creó una imagen de Dios de acuerdo a su conveniencia? ¿Cuál es la diferencia entre lo humano y lo divino? ¿Dónde está el límite? ¿Cuál es el verdadero poder de Dios? ¿Cuál es el verdadero poder del hombre? ¿Es posible que la humanidad cambie?
* Oh dios mío! se presenta todos el domingo 31 de marzo a las 20.30 hs. en el teatro Nun (Velazco 419, C.A.B.A). Desde el domingo 7 de abril, las funciones serán a las 18 hS.