El 28 de marzo marca el nacimiento de uno de los escritores más emblemáticos de la literatura en lengua española, Mario Vargas Llosa. A lo largo de su extensa carrera, el autor ha explorado en sus libros diversos temas. En este sentido, una veta especialmente rica en su obra es la que alude a su propia infancia y a su juventud.
Se destacan tres de sus novelas, en las que el autor elaboró algunas experiencias y relaciones tempranas que tuvieron una influencia decisiva en su desarrollo personal y literario: el antes y después que significó haber conocido a su padre cuando tenía diez años –“A partir de la aparición de mi padre, yo conocí la autoridad y conocí el miedo. Creo que allí empecé la vida adulta, empecé a descubrir la realidad”, declaró hace unos años Vargas Llosa–; los dos años que pasó en el colegio militar y el matrimonio precoz con una tía política son hechos que aborda, con diferentes grados de ficcionalización, en El pez en el agua, La ciudad y los perros y La tía Julia y el escribidor.
A través de la introspección, la crítica social y el recuerdo, en estas tres obras Vargas Llosa transforma sus experiencias personales en narrativas universales que continúan cautivando a lectores de todo el mundo.
<i>El pez en el agua</i> (1993)
Este es, quizás, el texto donde Vargas Llosa ahonda con más profundidad en su pasado, sus inicios en la literatura y los eventos que marcaron su desarrollo personal y profesional. Por eso es una obra fundamental para entender tanto su carrera literaria como su involucramiento político.
Las referencias a su infancia y juventud abarcan aquí un espectro más amplio de emociones y experiencias. A lo largo de estas páginas, el autor habla en detalle de su niñez transcurrida en Bolivia y del regreso de su familia al Perú en su adolescencia, cuando se revela que su padre, a quien siempre había creído muerto, estaba vivo.
“A mí me paralizaba la autoridad de mi padre, que nunca pedía o sugería algo, sino que lo ordenaba –reveló Vargas Llosa en una entrevista con la televisión peruana–. Mi relación con él me ha marcado profundamente; sin esa relación yo no sería lo que soy ni como escritor ni como hombre que defiende ciertos valores”.
“La relación con mi padre fue difícil, muy dolorosa. Escribir fue una manera de resistir a la autoridad aplastante de mi padre. A él no le gustaba la idea de que yo escribiera, pensaba que era una especie de fracaso. Pienso que a esa autoridad yo empecé a resistirla afirmando esa vocación que él rechazaba”, contó en la misma oportunidad.
En El pez en el agua, Vargas Llosa explora esa relación y describe la manera en que esta figura paterna y los conflictos familiares influyeron en su carácter y en su trabajo. En materia de relaciones personales, habla también de su matrimonio con Julia Urquidi, su tía política, que se convertiría en un personaje central de La tía Julia y el escribidor.
En el libro, Vargas Llosa relata además su experiencia en el Colegio Militar Leoncio Prado, lugar que se convierte en una fuente de inspiración para su primera novela, La ciudad y los perros. Más adelante la narración aborda sus primeros años como escritor, incluyendo su vida en París, sus esfuerzos por publicar sus obras y el reconocimiento inicial que obtuvo en el ámbito literario.
La obra no solo es una autobiografía que revela los entresijos de su vida personal y su desarrollo como escritor, sino también una reflexión aguda sobre el poder, la democracia y los desafíos enfrentados por su país natal.
<i>La ciudad y los perros</i> (1963)
Es la primera novela de Vargas Llosa y está considerada una obra maestra del boom latinoamericano, destacada por su crítica social y su innovación narrativa. La historia está ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado de Lima, donde el propio Vargas Llosa estudió durante su adolescencia. La trama se despliega alrededor de la vida de los jóvenes cadetes, explorando las interacciones entre ellos, marcadas por la violencia y la corrupción.
La novela describe el entorno del colegio militar, con sus rígidas normas de disciplina. Las escenas de violencia, abuso de poder y humillaciones entre los cadetes son retratos crudos de lo que puede ocurrir dentro de estas instituciones. Aunque los personajes y eventos específicos son producto de la ficción, Vargas Llosa ha indicado que nacen de observaciones y experiencias propias durante los dos años que pasó en el colegio.
A lo largo del libro, el autor reflexiona sobre el autoritarismo y lo que hoy llamaríamos masculinidad tóxica, que estuvieron muy presentes en sus años de formación. Indaga también sobre la pérdida de la inocencia, la supervivencia física y emocional, la camaradería pero también la rivalidad.
La novela funciona como una crítica a la institución militar. Vargas Llosa utiliza múltiples voces y perspectivas para narrar los acontecimientos, creando una rica textura literaria que refleja la complejidad de la sociedad peruana. “Sin el Leoncio Prado, yo no hubiera conocido el Perú –reconoció el Premio Nobel–. Allí descubrí que la realidad peruana no era una realidad de niños vip, de pituquitos, sino una realidad extremadamente compleja, diversa, de hombres blancos, de negros, de chinos; que había pobres, que había ricos. Y todo eso, que puede ser muy traumático en un momento dado, fue extremadamente instructivo. Me mostró la vida de verdad, el país de verdad. Y además me dio el tema de mi primera novela, ¡cómo no voy a estar agradecido al colegio militar!”.
<i>La tía Julia y el escribidor</i> (1977)
El eje central de la novela es la historia de amor entre un joven al que se nombra como Marito y Varguitas, claramente basado en el propio Vargas Llosa, y su tía política Julia Urquidi, quien en la vida real fue su primera esposa. La diferencia de edad entre ellos y el hecho de que fueran parientes políticos, elementos que causaron escándalo y oposición familiar, reflejan la relación real que Vargas Llosa tuvo con Urquidi.
Por otra parte, el protagonista aspira a convertirse en un escritor reconocido, al igual que el autor de la novela, que refleja así la ambición literaria y los comienzos de Vargas Llosa en el mundo de las letras. Al mismo tiempo, la novela está ambientada en Lima durante la década de 1950, proporcionando un trasfondo cultural y social que era contemporáneo a la juventud de Vargas Llosa. Los lugares, la atmósfera social y los cambios políticos mencionados son parte del entorno en el que el autor creció y se desarrolló.
Aunque el foco principal de la novela es la relación entre Marito y Julia, merece mencionarse el personaje del escribidor, Pedro Camacho, que con su peculiaridad y genialidad para crear historias radiales, introduce un punto de vista alterno sobre la creación artística. Si bien no es estrictamente autobiográfico, este personaje sí simboliza la exploración del proceso creativo, un tema recurrente en la vida y obra de Vargas Llosa.
La tía Julia y el escribidor se destaca no solo por estos elementos autobiográficos, sino también por cómo Vargas Llosa explora la complejidad de la vida, el amor y el arte, haciendo de esta obra un claro ejemplo de cómo la literatura puede servir de puente entre la realidad y la ficción.