Robo de reliquias en una icónica institución cultural de Paraguay

El museo Monseñor Bogarín de Asunción informó el hurto de una valiosa pieza de la Guerra de la Triple Alianza, lo que evidencia vulnerabilidades en la protección de su patrimonio cultural

El robo de una insignia de valor histórico sacude al museo Monseñor Juan Sinforiano Bogarín

El robo de una insignia que perteneció a un general de una las guerras más importantes que libró Paraguay en el siglo XIX desveló el riesgo que corren las piezas patrimoniales del icónico museo eclesiástico Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, de Asunción, aquejado por condiciones precarias de infraestructura y escaso presupuesto.

Del museo, ubicado junto a la Catedral Metropolitana, en pleno centro histórico de Asunción, fue sustraída una gola (una insignia en forma de media luna convexa de metal) bañada en oro que perteneció al general Francisco Isidoro Resquín, quien peleó la Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), en la que el país se enfrentó contra Brasil, Argentina y Uruguay.

El hecho se conoció el pasado 9 de marzo. Hasta el momento no hay detalles de lo ocurrido.

El director del museo, el padre Hugo Fernández, relató a EFE que el circuito de cámaras está incompleto y no cubre la Sala histórica, donde permanecía la reliquia valuada en unos 10.000 dólares.

“Corremos el riesgo de que otras piezas puedan ser sustraídas del museo, porque hay piezas muy valiosas”, avisó.

En esa sala también permanecen otros objetos de próceres de la independencia y vestigios de guerras del siglo XIX.

Pero Fernández confiesa no tener “un registro” de piezas robadas de este museo.

Una colección de 5.000 piezas históricas bajo la amenaza del olvido y el descuido

Contracorriente

El religioso advirtió que “reman a contracorriente” para mantener en pie el lugar, que recibe un presupuesto mensual de cuatro millones de guaraníes (unos 546 dólares), con los que cubren el sueldo de sus dos administrativos.

“Este museo, a pesar de su gran importancia para el Paraguay, porque es una de las colecciones más emblemáticas del país, sufre varios elementos de falencia”, lamentó.

Este lugar, que funciona desde 1981 en un edificio patrimonial del siglo XVIII, corre igualmente el riesgo de “derrumbamiento”, debido a los daños de la infraestructura.

El presupuesto no alcanza para adecuar las instalaciones o contratar restauradores y expertos en mantener la colección, compuesta por cerca de 5.000 piezas que abarcan desde el arte sacro de las antiguas misiones jesuitas en Paraguay (siglo XVII y XVIII), hasta vestigios arqueológicos de la cultura prehispánica guaraní o fósiles de la era paleozoica.

Las tareas de conservación, agregó Fernández, sobreviven por la solidaridad de profesionales y gracias a “colaboraciones casi mendicantes de la gente”.

Es por esas contribuciones que entre 1.000 y 1.500 piezas están guardadas en cajas y reciben mantenimiento, aunque no pueden ser expuestas por falta de infraestructura.

Los escasos recursos tampoco cubren servicios básicos como luz y agua, que asume la vecina Universidad Católica de Asunción.

Según los cálculos del experto, se necesitan unos 35 millones de guaraníes mensuales (alrededor de 4.780 dólares) para que el museo funcione de forma “óptima”.

El museo alberga piezas atribuidas a la época de la triple alianza y la era prehispánica

Tesoros incalculables

En las cinco salas que componen el museo permanecen artículos invaluables que son expuestos sobre mobiliarios obsoletos.

Uno de los espacios está dedicado a monseñor Juan Sinforiano Bogarín, el primer arzobispo de Paraguay nombrado en 1930 y quien se dedicó a coleccionar las reliquias que en 1981 pasaron a este museo.

De igual forma exhibe en otras de sus salas objetos de las misiones jesuíticas y franciscanas que datan de mediados del siglo XVII hasta finales del siglo XVIII.

Entre los objetos estrella del museo destaca la pintura de la Virgen de la Paz (1616), “uno de los cuadros más antiguos del río de la Plata”, apuntó Fernández, sobre esta obra del francés José Berger, uno de los primeros jesuitas que llegaron a la región.

Otro de los más preciados es “una astilla” de la cruz de Cristo que el papa envió a la diócesis de Asunción creada en 1547. Sin embargo, no puede exponerse por falta espacio y de condiciones para garantizar su preservación.

Fuente: EFE.

Fotos: EFE (Nina Osorio).

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