El director de cine Rodrigo Moreno, que asiste esta semana al Festival Cinélatino de Toulouse con motivo del preestreno en Francia de su película Los delincuentes, cree que “pedirle al público que esté tres horas sin ver su teléfono es muchísimo”. No sin cierta ironía, Moreno (Buenos Aires, 1972) decidió que esta coproducción entre Argentina, Brasil, Luxemburgo y Chile durase más de ese tiempo porque los espectadores también ven “películas de Marvel que duran tres horas y media o temporadas enteras de series durante una noche”.
“Quería hacer una película larga, con muchos personajes, escenarios y eventos y, al mismo tiempo, tomar la premisa de una vieja película argentina que se llama Apenas un delincuente (1949)”, explica el realizador. En ese filme, un hombre roba dinero, lo esconde, se entrega a la policía, confiesa el crimen y luego se reencuentra con el botín, un hilo conductor que Moreno ha trasladado a un banco para desarrollar esta historia.
A través de la gran pantalla, el responsable de títulos como El custodio (2006), Un mundo misterioso (2011) y Réimon (2014), plantea “una serie de preguntas que puedan ayudar a mejorar la existencia de cada uno” en una sociedad en la que el teléfono móvil se ha vuelto una “necesidad casi fisiológica”. Los límites de la libertad, la posibilidad de cambio, la reflexión sobre por qué se trabaja resumidos en: “¿Tres años y medio de prisión o veinticinco en el banco?”, que plantea Morán, el protagonista del largometraje, a sus colegas, también trabajadores bancarios.
En esencia, Moreno define su película como “claramente argentina” y reconoce que no deja de sorprenderle cómo algo que está en su cabeza puede “resonar en espectadores tan diferentes, con experiencias tan diferentes, de culturas tan disímiles”. “Margarita Molfino, una de las actrices de la película, estuvo en Belgrado y me contaba que la gente se reía muchísimo durante la proyección, y yo vengo de presentarla ahora en una función en Madrid, París (...) y pasa lo mismo”, comparte con cierta extrañeza.
Llegar a este punto de satisfacción con el público no entiende de ritmos frenéticos de vida para Moreno, que dedicó el lapso entre 2018 y 2023 a estar “en permanente ebullición con la película”. “Los productores huyen despavoridos cuando les cuento que estuve cuatro años y medio haciendo la película”, bromea, pero “es la mejor manera de filmar”.
Desde el punto de vista de la financiación, el cineasta apunta que no hubo interferencias por parte de los coproductores extranjeros sobre cuestiones artísticas. “A mí me gusta hablar con todo el mundo, pregunto y escucho, pero también tengo una idea bastante concreta de cómo quiero que sea la película y voy detrás de eso”, sentencia.
“Todo el tiempo estoy tratando de pensar cómo voy a financiar mi próxima película y lógicamente yo lo que quiero es que me vaya bien para poder seguir filmando”, manifiesta este director sopesando también la situación económica que atraviesa ahora Argentina.
Fuente: EFE
[Fotos: Filmin; Europa Press]