“El viento que arrasa”, magnífica versión de la novela de Selva Almada, llega a las salas de cine

La película de Paula Hernández se estrena después de un exitoso recorrido por festivales internacionales. Infobae Cultura dialogó con Almudena González y Joaquín Acebo, dos de los protagonistas

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Trailer de "El viento que arrasa", de Paula Hernández

Paula Hernández adaptó con maestría la obra El viento que arrasa, una novela de Selva Almada, transformándola en un largometraje que tras su exitoso recorrido por festivales internacionales, se estrena en las salas de cine de Argentina. La película, que explora la intensa relación entre un pastor y su hija en un viaje por el interior de Argentina, muestra una narrativa que entrelaza el ámbito religioso con el viaje introspectivo de los personajes principales, interpretados por Alfredo Castro y Almudena González.

La película es una road movie que sigue a un reverendo y su hija, atrapados en un dilema mecánico que los lleva a un taller, desencadenando un giro en la historia. Aquí entran en juego Sergi López como el Gringo Brauer y Joaquín Acebo como el joven Chango, que aportan una nueva perspectiva y agregan tensión a la trama. Este encuentro provoca un choque de ideologías, marcando un antes y un después en las vidas de los protagonistas. La dirección de Hernández logra capturar no solo la esencia de los paisajes argentinos (aunque la filmación se realizó en Uruguay), sino que también adentra al espectador en una experiencia sensorial profunda, donde el ambiente juega un papel crucial en el desarrollo de la narrativa.

En entrevista con Infobae Cultura, Hernández revela que la propuesta le llegó por parte del productor Hernán Musaluppi, quien adquirió los derechos de la obra de Almada. La directora admite que fue la combinación de temas desconocidos para ella, como el mundo religioso y rural, lo que le atrajo, permitiéndole plena libertad creativa para explorar estas dimensiones desde una perspectiva única: con énfasis en la figura de Leni y su visión del mundo masculino que la rodea. Hernández destaca la colaboración de los actores, cuya selección estuvo marcada por un deseo de internacionalizar el reparto sin perder la autenticidad de los personajes y sus raíces culturales.

Los protagonistas de "El viento que arrasa", Alfredo Castro y Almudena González, profundizan la complejidad de sus personajes
Los protagonistas de "El viento que arrasa", Alfredo Castro y Almudena González, profundizan la complejidad de sus personajes

La elección cuidadosa de los actores, así como el manejo meticuloso del espacio y el diálogo, revelan el enfoque preciso de Hernández para comunicar la complejidad de las relaciones y la profundidad de los conflictos internos de cada personaje. A través de las pruebas de selección, emergió un elenco que no solo encajaba con la visión de la directora sino que también aportaba una dimensión emocional adicional a la película. La preparación y la investigación sobre la fe y el evangelismo, sumado al esfuerzo por evitar clichés, permiten ofrecer una mirada equilibrada y sin prejuicios sobre los temas abordados, desde la religión hasta las dinámicas familiares.

El viento que arrasa marca un hito en la trayectoria de Paula Hernández. Aborda temáticas complejas y polémicas con un enfoque humanista y compasivo, sin sacrificar la profundidad o el realismo de la historia y sus protagonistas. La película no solo destaca por su calidad narrativa y cinematográfica, sino también por su capacidad para provocar reflexión sobre las creencias, los lazos familiares y la búsqueda de identidad en un mundo fragmentado.

Infobae Cultura entrevistó a Almudena González y Joaquín Acebo, quienes interpretan a los hijos que buscan romper con ciertos esquemas familiares.

Almudena González y Joaquín Acebo, junto a la directora Paula Hernández durante el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
Almudena González y Joaquín Acebo, junto a la directora Paula Hernández durante el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

—¿Cómo fue el proceso del casting?

Almudena: —En mi caso fue un proceso de casi cinco meses. Primero tuve que realizar un selftape, con un monólogo donde me daban la presentación del personaje y después fui avanzando diferentes encuentros presenciales hasta viajar a Uruguay como última etapa. Yo la conocí a Paula por ver sus películas y siempre la admiré mucho. Además, había leído el libro hace algunos años, me recontra interesó participar de la película.

Joaquín: —Mi casting fue muy loco, ya que no sabía ni de su existencia ni de la película, me cayó del cielo. Soy amigo de Matías Recalt, que trabajó en La Sociedad de la Nieve, y allí estaba trabajando nuestra directora de casting, María Laura Berch. En una charla que tuvieron ambos, no sé cómo llegaron a hablar de mí y de la película y de pronto me llegó un mensaje para hacer la prueba. No tenía ni idea de qué era el proyecto y me mandé. Cuando hice la primera entrevista ya la selección estaba muy avanzada. Fue muy rápido, apenas mandé el autocasting, me llamaron para darme una devolución por zoom Paula y María Laura y a los dos días otro callback. Después de una semana terminó el proceso y me avisaron que había quedado.

'El viento que arrasa' explora la tensa relación entre un padre y su hija en un viaje espiritual y geográfico
'El viento que arrasa' explora la tensa relación entre un padre y su hija en un viaje espiritual y geográfico

—¿Qué sintieron al conocer a quienes iban a interpretar?

AG: —Sentí que el personaje me eligió a mí, algo medio místico. Es muy distinto de lo que soy yo, pero sentí algo intuitivo y tenía muchas ganas de hacerlo también. Para mí, es una historia emocionante y humana y se podía construir mucho con Leni, desde el acento hasta todo lo relacionado con la religión.

JA: —A mí me pasó algo parecido. Apenas leí el boceto para el primer autocasting con la descripción, hubo algo que me resonó. De alguna manera, estos personajes son ajenos a nosotros por su forma de vida y, sin embargo, había algo interno y del mundo emocional que sentía que se reflejaba en mí como persona.

—¿Cómo trabajaron la construcción de sus personajes?

AG: —Antes de filmar, tuvimos un proceso de ensayos de un mes y medio con María Laura Berch, Paula Hernández, nosotros dos y Mariana Barreiro, que nos entrenó la voz, en el acento que debíamos tener. Fue interesante porque la película es como triangular en los vínculos entre los cuatro personajes principales. Fue algo muy profundo, como si siempre descubriéramos capas diferentes. Nosotros dos traíamos la frescura de la juventud, algo que también se trasladó un poco a la vida real: éramos “los jóvenes” del rodaje. Alfredo y Sergi son dos personas con mucho oficio, igual que Paula como directora. Se aprendía todos los días, no solo trabajando, pasando la escena o efectivamente filmando, sino también por fuera del set.

Joaquín Acebo debutó como actor de cine con esta película
Joaquín Acebo debutó como actor de cine con esta película

JA: —En ese proceso empiezan nuevas dinámicas donde descubrís un montón de cosas nuevas para nuestros personajes. Somos los jóvenes que buscan romper con toda esta estructura. Aparecen y arman esta triangulación, permiten esa exploración y el descubrimiento. La forma de su laburo me inspiró de alguna manera y también como ellos nos impulsaban. Tengo muchas escenas con Alfredo y pude ver toda su emoción, lo que le pasaba... Encontramos un ensamble entre los cuatro que funcionaba muy bien. Si bien ellos eran dos monstruos actuando, pero nos complementamos bien y trabajamos como pares.

—La mayor parte de la película ocurre en exteriores, ¿cómo fue el rodaje?

AG: —El rodaje fueron 33 días clavados. Recuerdo que para mí fue muy intenso. Primero porque nos fuimos a vivir a otro lugar. Estuvimos viviendo dos meses en Uruguay, lejos de mi casa, mi gente, viviendo en un hotel. Además, la película tenía muchos exteriores que dependían del clima. Es una película intensa, no es algo liviano.

JA: —Durante esos meses tuvimos una primera instancia en su mayoría en Montevideo, que estuvo más calmado y después hicimos como un pequeño roadtrip más real donde se aparecieron un par complicaciones. Tuvimos que remarla para finalizarla. Nos dejó mucho aprendizaje.

Sergi López y Alfredo Castro completan los roles protagónicos de "El viento que arrasa"
Sergi López y Alfredo Castro completan los roles protagónicos de "El viento que arrasa"

—¿Tuviste que aprender sobre la dinámica religiosa para hacer de la hija de un pastor evangélico?

AG: —Soy atea, entonces no tengo educación religiosa católica. Lo que sí hice con Paula fue ir a ver una misa de pastores evangélicos acá en Buenos Aires, antes de filmar, que estuvo buenísimo. Obviamente no era rural. Después, ella me iba pasando videos de evangélicos, para ver ese discurso y esa manera de estar en el mundo, que también era interesante. Porque la película arranca un poco rompiendo con eso, donde mi personaje ya tiene un pie afuera, no solo del evangelismo, sino también de ese vínculo con el padre. Sin desmerecer, ni prejuzgar nada de la religión, funciona un poco como una puesta en escena, hay algo bastante ficcional, actoral.

—Algo que se ve en la película es que nunca se juzga el accionar de los personajes ¿Lo vivieron así?

JA: —Eso está buenísimo porque al fin y al cabo los muestra con mucha humanidad. Hasta con el caso del reverendo, que puede ser el más polémico. Para mí, él nunca obra desde el mal. Simplemente son vidas que no obran desde ese lugar contra los padres. Buscan reconstruirse de la manera que pueden y van tratando de encontrar su camino.

AG: —La película muestra la rotura de cada uno. Por su historia y por las posibilidades que tuvieron, sobre todo estos dos hombres grandes. Ahí hay algo precario, pero que no se los juzga como “pobre gente”. Hay algo también muy inteligente y sensible que tuvo Paula a la hora de escribir el guión.

Los jóvenes actores detallan el riguroso proceso de selección y preparación para sus roles
Los jóvenes actores detallan el riguroso proceso de selección y preparación para sus roles

—¿Qué ocurrió cuando la presentaron en los festivales?

AG: —Hubo muy buen feedback en general y también es una película bastante apta para todo público, no para niños, sino de adolescentes en adelante. Es interesante las lecturas que hay en cada rango etario y conocer por qué se acercan, por Paula, por Selva Almada o por Alfredo o por Sergi. Nos dejamos sorprender por las lecturas que surgieron. Yo vi la película 15 veces y que alguien que no nos conoce, que no leyó el guión, nos dé su perspectiva era muy enriquecedor.

JA: —En el Festival de Cine de Mar del Plata nos sorprendió la cantidad de gente joven que se acercó a verla. Hay algo de la película que habla de la juventud y de esa búsqueda que puede atraerlos mucho. Estaba buenísimo que la gente joven se involucre de esta manera con el cine. Para mí fue buenísima la experiencia del festival porque yo tengo un tema con verme en la pantalla grande y esa primera vez que la vi fue todo un proceso que atravesé y encima fue con público.

La película, aunque filmada en Uruguay, captura la esencia del paisaje del litoral argentino
La película, aunque filmada en Uruguay, captura la esencia del paisaje del litoral argentino

—La película se estrena justo en un momento muy particular para la industria del cine, ¿Cómo lo viven como artistas?

AG: —Estoy muy triste y enojada con lo que está pasando con la cultura en general. Me parece que es un tesoro que esta película se pueda estrenar. Y también da cuenta de lo importante que es la industria cinematográfica nacional, más allá de que sea una coproducción con Uruguay. Hay que estar muy presentes, atentos y juntos. Es una industria gigante de muchísimos años que le da trabajo a miles de personas.

JA: —La cultura es uno de los pilares más grandes que tiene una nación para expresar su forma de ser, mirar, sus costumbres, su forma de pensar, su estilo de vida. Me parece que para todos es un orgullo porque es una representación de lo que somos y eso está buenísimo. Pensar en todas las películas que no se van a poder hacer sin el apoyo del INCAA, me parece terrible. Nuestro cine es distinto al de Hollywood porque nos representa a nosotros. De alguna manera es una forma de censura, porque quita la posibilidad de decir un montón de cosas a través del arte.

[Fotos: prensa “El viento que arrasa”]

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