Las artes visuales vuelven a ser protagonistas del Centro Cultural Recoleta

El edificio histórico de Plaza Francia renueva su propuesta con muestras individuales de artistas de mediana trayectoria y homenajes que recuperan su pasado. En sus salas reacondicionadas se busca integrar a un público más amplio y diverso

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"La multitud agazapada", del Pelele,
"La multitud agazapada", del Pelele, una de las muestras que inaugura el Centro Cultural Recoleta este martes a las 18 hs

Con la inauguración de seis muestras en simultáneo este martes y la apertura de nuevos espacios, el Centro Cultural Recoleta comienza a lucir los signos de su renovación. Si bien restan detalles para la recuperación de su fachada original, el recorrido que ahora ofrece al público retoma el protagonismo de las artes visuales en su programación y rescata la rica tradición de faro cultural que supo tener décadas atrás. Hacia adelante, se busca que la narrativa del centro cultural responda a esa lógica y que pueda también volver a atraer gente de todas las edades, sin perder de vista al segmento joven y adolescente que fue su eje en los últimos años.

“La idea es que todos podamos hacer uso de este espacio público sin expulsar a nadie”, dice el flamante gestor del Recoleta, Maximiliano Tomas, quien remarca que en este año difícil todas las propuestas y actividades seguirán siendo gratuitas, desde las exposiciones hasta las charlas y los ciclos de música y cine, como una manera de compensar las probables limitaciones dentro de la agenda cultural porteña, no solo en la oferta sino también en el acceso.

Maximiliano Tomas, director del Centro
Maximiliano Tomas, director del Centro Cultural Recoleta, durante el recorrido de prensa por las salas reacondicionadas del edificio de Plaza Francia

Una nueva señalética orienta el camino por las doce salas, con un primer paso por el sector que antes albergaba las mesas de dibujo y que fue reacondicionado para que el visitante ingrese al complejo con una noción de la historia que lo atraviesa. Textos, imágenes y documentos informan de sus pretéritos usos como convento, academia de dibujo, cuartel, hospital de clínicas, cárcel y asilo de ancianos, enfermos mentales y mendigos, hasta llegar a la fundación del centro cultural en 1980. En ese punto comienzan los principales hitos artísticos que vivió la institución desde sus primeros años, hasta desembocar en una zona de exhibición temporal donde se irán sucediendo a lo largo del año distintos homenajes a los artistas que le han dado prestigio. El primero al que se hace honor es León Ferrari, con dos piezas que vuelven al Recoleta a exactos veinte años de la muestra de 2004 que enfureció al entonces cardenal Jorge Bergoglio.

“Venimos de un Recoleta muy habitado por cuerpos jóvenes y nos pareció bueno recuperar un espacio para las artes visuales siendo empáticos con los cuerpos que circulan”, dijo en el recorrido de prensa Javier Villa, quien conforma junto a Carla Barbero el nuevo equipo curatorial, con la asistencia en producción de Verónica Otero. Respetando esa premisa, los cuatro artistas elegidos para inaugurar esta etapa trabajan con representaciones del cuerpo desde diversos lenguajes y tradiciones artísticas. La cordobesa Victoria Liguori exhibe una serie de dibujos en lápiz que abordan múltiples formas de vida inspiradas en un imaginario proveniente de la ciencia ficción, la mitología occidental y el naturalismo. También los dibujos, bordados, tapices y patchworks de Jazmín Berakha exploran diferentes manifestaciones vitales, aunque en un estado embrionario que da cuenta de una visión más abstracta y primigenia. Hace tiempo que la además gestora de la galería Fantazía no mostraba un conjunto amplio de obras.

Los curadores Carla Barbero y
Los curadores Carla Barbero y Javier Villa posan junto a los artistas que exponen sus muestras individuales: Victoria Liguori, El Pelele, Bruno Gruppalli y Jazmín Berakha

Uno de los propósitos de la programación de 2024, adelanta Carla Barbero, es montar exposiciones individuales de artistas de mediana carrera y de generaciones más jóvenes, “pero recogiendo lenguajes contemporáneos que tienen asidero en el presente como también reflexiones sobre tradiciones pasadas”. Para varios de ellos, significa dar un salto del circuito de galerías al de instituciones públicas, o incluso la oportunidad no siempre fácil de presentar una serie de obras en gran escala. Es el caso de El Pelele, quien ha participado en numerosas muestras colectivas pero exhibe por primera vez en solitario dentro de un marco institucional. Una multitud agazapada y un ángel plasmados en lienzos de tres metros de alto con acrílico y esmalte sintético sobre plástico invitan a introducirse en la oscuridad y descubrir el universo romanticista de este artista multidisciplinario, actualizado por una estética trash, queer y glam.

“Me seduce mucho la idea de pensar que la humanidad es una sola cosa y que la individualidad es una ilusión momentánea. Sabemos que algún día nos vamos a morir y pasaremos a formar parte de algo mayor”, explica El Pelele sobre el místico díptico. También hay figuras provenientes de Amatorio, su anterior muestra en Galería Sendrós. Tanto su obra como el personaje que lo enmascara se construyen desde una situación performática, un punto en común con Bruno Gruppalli, otro de los cuatro artistas que exponen. “Se emparentan un poco en la puesta en escena de sus proyectos. Siempre tienen una totalidad o una espacialidad que como visitantes nos interpela”, señala Barbero.

"Función privada", de Bruno Grupalli,
"Función privada", de Bruno Grupalli, reúne retratos y naturalezas muertas con referencias (no tan) veladas al mundo del arte y la contracultura

Función privada de Gruppalli, que anteriormente ha trabajado con otros medios como la performance y la escultura, es una suerte de novedad ya que revela a un público amplio su reciente faceta como pintor. En torno a una serie de autorretratos y composiciones con personajes sentados, el artista va armando una escena de café concert que pone en juego la pose y las relaciones que construimos con los objetos. Bananas, zapatos, floreros, pequeños bustos y portadas de discos crean superficies de placer algo cifradas, que indician un mundo de referencias ligadas a la historia del arte y la contracultura del siglo XX, donde se cruzan Picasso, Buñuel, Brancusi o Andy Warhol con algunos íconos locales como Virus, Los Redondos o Rosario Bléfari.

Nueva edición argentina 1999-2024. 25 años de edición independiente estrena en la sala abierta un nuevo espacio dedicado a la literatura. La idea es extender el vínculo con los lectores que suelen acercarse al lugar, y para eso el crítico y editor Damián Tabarovsky preparó esta muestra con primeras ediciones y reproducciones de tapas representativas que marcaron una novedad en el campo de las letras. “La década del 90 fue un momento muy complicado para la edición. En Argentina las grandes editoriales tuvieron que ser vendidas a grupos internacionales para evitar la quiebra. En el 99 comienzan a aparecer editoriales como Adriana Hidalgo que terminarían publicando casi lo mejor que se ha visto en este país y generando un movimiento internacional. Hoy muchas autoras pasan de las editoriales independientes a ser traducidas a decenas de idiomas”, resume el ensayista, que también puso el foco en las traducciones y el rol de la FED.

"Nueva edición argentina 1999-2024. 25
"Nueva edición argentina 1999-2024. 25 años de edición independiente", guiada por Damián Tabarovsky, repasa los cambios recientes en el mapa editorial argentino

El público más joven seguirá aprovechando las áreas de recreación, baile y entrenamiento del centro cultural, que incorpora además la nueva sala ampliada de dibujo diseñada por la artista Pum Pum. Pronto, también, se sumarán espectáculos de danza y teatro a una cartelera que promete renovarse con ciclos de cine a lo largo del año.

(Créditos: Gentileza CC Recoleta)

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