Marina Abramovic, pionera del arte de la performance, se dirige al entrevistador de la televisión holandesa sentado a su lado y le dice que se quite la ropa. Y él accede. “Sigo temblando. Pero cuando Marina Abramovic te dice que te quites la ropa, lo hacés”, contó Max Terpstra, periodista de 25 años del canal de televisión NPO1, al terminar la entrevista.
El Museo Stedelijk de arte moderno de Ámsterdam acoge una exposición retrospectiva con unas 60 obras de Abramovic, considerada una de las artistas escénicas más vanguardistas del mundo. A partir de este fin de semana, los visitantes pueden sumergirse en el mundo de Abramovic, de 77 años, cuya carrera abarca cinco décadas, desde que salió de su ciudad natal, Belgrado, en la antigua Yugoslavia, en la década de 1970, y se trasladó a Ámsterdam y Nueva York.
La exposición, titulada simplemente Marina Abramovic, presenta obras famosas como “Ritmo 0″, de 1974, y una reposición de la provocadora “Imponderabilia”, de 1977. En la segunda, los visitantes tienen que apretujarse entre dos artistas desnudos, uno hombre y otro mujer, para entrar en la exposición. Otra obra, llamada “Luminosidad”, muestra a una mujer desnuda suspendida en un asiento de bicicleta contra una pared.
En “Ritmo 0″, que pudo verse en video en el Stedelijk, Abramovic permaneció inmóvil en una silla durante seis horas, mientras el público podía elegir entre 72 objetos para “usarlos” con ella como quisieran. Entre los objetos había flores, miel y uvas, pero también cuchillos, un bisturí, tijeras y una pistola.
En su momento, la autoproclamada “abuela del arte escénico” salió de la experiencia casi desnuda, llorando y sangrando, con espinas de rosa clavadas en el estómago. Un hombre llegó a apuntarle con una pistola cargada. Su trabajo desafiaba a menudo los límites de la resistencia humana, y su mente y su cuerpo pagaban un peaje. “Pero cada minuto valía la pena. Nunca cambiaría nada”, declaró Abramovic en una entrevista.
Amsterdam, un segundo hogar
Según Rein Wolfs, director del Stedelijk Museum, la exposición de Abramovic en Ámsterdam representa para ella un regreso a casa. Abramovic tiene pasaporte holandés, una cuenta bancaria allí e incluso mantiene una bicicleta en la gran ciudad neerlandesa. “Marina tiene mucha historia aquí. Algunas de sus obras más importantes empezaron a ver la luz durante ese periodo, así que está muy vinculada a Ámsterdam”, declaró Wolfs.
Fue aquí donde conoció y vivió con su colaborador más cercano, el fallecido Frank Uwe Laysiepen, más conocido como “Ulay”. “Ámsterdam está llena de recuerdos y cosas bonitas. Es muy emotivo para mí volver”, comentó Abramovic unos días antes de la inauguración de su exposición y aclaró:“Aquí me atrajo mucho el aspecto humano. La libertad de poder decir lo que uno quiera”.
“Pero hoy en día todo va hacia atrás”, lamentó. “No es sólo Ámsterdam, no es sólo Holanda, sino el mundo entero. Toda esa corrección política coarta en muchos sentidos la libertad de los artistas”, añadió: “Es muy difícil encontrar el equilibrio adecuado”.
Marina Abramovic y la desnudez
Vestida con su característico vestido negro, las uñas pintadas de rojo vivo y caminando con un bastón, Abramovic reflexionó sobre su trabajo. Preguntada por la orden a un periodista de desvestirse durante una entrevista, Abramovic dijo que no formaba parte del arte de la performance, sino que era una respuesta a un comentario que hizo sobre la desnudez en su obra.
“Este chico estaba hablando de desnudos. Estaba mirando ‘Luminosity’, con esa mujer desnuda en la pared, y decía que le incomodaba mucho... Que le asustaba su propia desnudez. Le dije: ‘está bien. Ahora estás conmigo. Hacemos exactamente las cosas que nos dan miedo. ¿Puedes quitarte la ropa y deshacerte de tu miedo aquí mismo?´'”, relató.
“Ha sido la entrevista más rara de mi vida”, dijo Terpstra, periodista de NPO1 y detalló: “Soy una gran admiradora de Abramovic, pero lo que acaba de hacer es de otro nivel”. La obra de Abramovic puede verse en el Stedelijk Museum hasta el 14 de julio.
Fuente: AFP
[Fotos: Nick Gammon / AFP]