La Fotogalería del Teatro San Martín se renueva

La Fotogalería del San Martín comienza una nueva etapa bajo la dirección de Claudio Larrea, quien hasta hace poco venía repartiendo su tiempo entre Buenos Aires y Barcelona. El fotógrafo y director de arte recibió la propuesta con tanto entusiasmo que decidió cambiar sus planes. “Fue el primer espacio en casi toda Latinoamérica en mostrar material fotográfico. Fue también mi formación, yo iba a la sala Lugones a ver las películas de Fritz Lang y después venía acá”, le dice a Infobae Cultura en el característico pasillo-túnel que antiguamente era la entrada de actores al complejo teatral.

Desde que Sara Facio abrió esta sala de exhibición permanente en 1985, durante la gestión de Kive Staiff, han pasado por la Fotogalería cientos de figuras consagradas y emergentes, tanto locales como de afuera, siempre con un criterio de pluralidad y rigurosidad que buscó reflejar las diferentes corrientes estéticas y los cambios en las tendencias y propuestas artísticas. Entre tantas muestras, Larrea recuerda con especial admiración las de Oscar Pintor, Sarah Moon y Wim Wenders. “Para muchos de nosotros, fotógrafos o aficionados, venir al San Martín era pasar siempre por la Fotogalería, hasta que en un momento quedó un poco olvidada”, señala.

Después de la salida de Juan Travnik, quien la dirigió hasta 2015, la Fotogalería no volvió a tener un nombre rutilante que la encabezara. Reabrió tras la remodelación del Teatro San Martín con un trío de curadores –Ariel Authier, Bruno Dubner, Lara Marmor– que le dieron una mirada audaz con énfasis en tradiciones y experiencias a veces en los bordes de lo fotográfico y menos en el trabajo de autor. Luego, con Helena Ferronato a cargo, viajaron las muestras de Alejandro Chaskielberg y Antonio Massa a Miami y Madrid. “Mi idea es retomar el hilo imaginario de lo que hizo Sara, que le dio a este lugar su prestigio. Es un espacio maravilloso, pero debe tener difusión y además algo fundamental que es la calidad”, resalta Larrea, quien por estos días exhibe en este mismo corredor su República de Waires, una fotonovela en blanco y negro que aún se puede visitar hasta el 23 de marzo.

La primera muestra de la temporada 2024 será Fotógrafos contemporáneos, de Fredy Heer, que inaugura el martes 26 de este mes con curaduría de Andy Goldstein. Reunirá una buena parte de la colección de retratos que hizo el reportero gráfico y artista a más de ochenta colegas con una cámara Holga que compró en un viaje a Nueva York. “Será como una especie de baño de masas, porque seguramente vengan muchos de los fotógrafos que retrató Freddy. Esperemos que puedan acompañarnos en este relanzamiento de la Fotogalería. Yo necesito de ellos, porque somos nosotros los que tenemos que promocionar y ayudarnos a poder mostrar este espacio”, plantea Larrea.

Para mayo está programada una exposición de Germán Romani, quien visitó los camarines de casi treinta actores para intentar mostrar lo que ven frente al espejo antes e inmediatamente después de representar a un personaje. Un texto de Rubén Szuchmacher sobre la máscara teatral acompañará las imágenes. Durante las vacaciones de invierno se exhibirá Batallas, una gran producción de Gonzalo Lauda que recrea las guerras civiles del siglo XIX en locaciones especiales con soldados del ejército argentino. Las fotos, en gran escala, revisten características del romanticismo pictórico europeo y estarán prologadas por el historiador Felipe Pigna.

En septiembre habrá un homenaje a la fundadora de la galería, Sara Facio, enfocado en el acervo fotográfico que fue reuniendo como gestora de este espacio, en el que presentó más de 160 exposiciones de maestros fotógrafos y artistas emergentes. La última muestra del año estará dedicada al registro pionero de Juan Müller en la zona del Delta del Paraná, con imágenes seleccionadas por Alfredo Srur y Ariel Authier del fondo que posee el Centro De Investigación Fotográfico Histórico Argentino (CIFHA), que encaró un trabajo minucioso de restauración y conservación de los documentos, en su mayoría negativos de gelatina de plata sobre vidrio.

“Yo creo que aunque el país sea lo que sea, siempre hay que trabajar con tiempo”, dice Larrea, quien organizó con celeridad la programación de 2024 y ya está trabajando en la agenda del año próximo. Uno de sus deseos es que regresen las muestras internacionales y llevar hacia afuera las propias: “Hay que empezar a tejer esas redes porque si no estamos como aislados. La idea es que entre oxígeno, quisiera alimentar otras búsquedas de belleza más allá de la fotografía documental. Hay muchas músicas y hay que escucharlas”, agrega el nuevo director, quien pronto sumará charlas y presentaciones de libros. “El vínculo con la gente es fundamental. Hay que volver a enamorarlos, transmitirles que este es un lugar donde pueden descubrir fotografía”.

Inaugurada a fines del año pasado, República de Waires arma en seis capítulos la fotonovela de una república imaginaria ideada por Larrea y su pareja, el curador José Manuel Elliot. El proyecto surgió en 2010 a partir del rencuentro con Buenos Aires luego de vivir varios años en el exterior. “Volví con una especie de romanticismo muy grande y empecé a sacar fotos en serie. Por entonces hice El amante de Buenos Aires, pero luego empecé a transitar la ciudad y a ver su lado oscuro, que es también fascinante”, cuenta el fotógrafo. En su mirada extrañada la urbe porteña se fue mezclando con las imágenes expresionistas del cine alemán –Fritz Lang, G.W Pabst, F. W. Murnau, Robert Wiene–.

“Cada vez que saco una foto no es simplemente disparar, también incide toda la memoria que uno tiene de haber visto películas, fotografías y haber leído. Eso siempre está presente. Es como oler un perfume, de golpe te acordás de algo muy bello o muy triste. Es sentir esas cosas cuando descubrís algo que te conmueve”, dice Larrea. A través de un paralelismo entre la República de Weimar (aquella etapa de Alemania que va del fin de la Gran Guerra hasta el ascenso del nazismo) y una Buenos Aires distópica actual o futura, el fotógrafo va construyendo un relato visual que, en rigor, puede ser infinito. “Buenos Aires es una ciudad poliédrica, todo el tiempo estás descubriendo lugares y cosas”, dice.

Las sombras que acechan a las instituciones de esta ficticia república denotan su decadencia, aunque aún prevalecen las formas geométricas de fastuosas fachadas, monumentos, cúpulas, cariátides y atlantes. Algunos hitos arquitectónicos como el edificio Otto Wulff o el Mercado del Progreso seguramente sean identificados sin mucha dificultad por cualquier porteño con suelas gastadas, pero todo ha de ser visto como una ficción. Tanto las marquesinas reconocibles del Metropolitan y Edelweiss como las criaturas nocturnas que atrapa Larrea son la materia de los sueños que comunican Buenos Aires con Weimar.

*República de Waires se puede visitar hasta el 23 de marzo. Fotogalería del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530, CABA). Martes a domingos, de 14 a 20 horas. Entrada libre.

[Fotos: Gustavo Gavotti]