El periodista Augusto Góngora luchó cámara en mano para preservar la memoria histórica de Chile durante una de las más violentas dictaduras del hemisferio. Pero fue la batalla por su propia memoria la que lo convirtió en protagonista del documental nominado al Óscar La memoria infinita. Dirigida por la chilena Maite Alberdi, la producción aborda el alzhéimer a través de una pareja que trabaja a diario para recordar el amor que los unió durante más de 20 años, en un país que se esfuerza por no olvidar su violento pasado.
“La película usaba una gran metáfora sobre la pérdida de memoria, pero de un país, a través de lo que le va pasando a él [a Góngora]”, dice Alberdi. “Pero también es una gran lección de que cuando se pierde la memoria racional existe una memoria emocional que trasciende, y que los dolores históricos quedan, incluso cuando pierdes la memoria”.
El documental sigue durante cinco años la cotidianidad de Góngora, diagnosticado con alzhéimer, y su esposa Paulina Urrutia, actriz y exministra de la Cultura, quien se convirtió en su cuidadora. Alberdi, de 40 años, buscaba traer una perspectiva diferente sobre el impacto de la devastadora enfermedad. “Vi una forma muy especial de lidiar con el alzhéimer desde el amor”, dijo. “Sin ver el alzheimer como una tragedia, sino sólo como un contexto y entendiendo que la fragilidad es parte de la vida”.
Para la directora, quien también fue nominada al Óscar en 2021 por su película sobre la soledad en la vejez El agente topo, la experiencia fue agridulce. “Me afectó porque fui viviendo el deterioro, pero al mismo tiempo lo pasaba muy bien estando con ellos”, dijo. “Para mí no fue un rodaje doloroso, sino que fue una gran lección de amor”.
Quién fue Augusto Góngora
Augusto Góngora construyó una carrera frente a las cámaras. En los años del sangriento gobierno de Augusto Pinochet, el periodista formó parte de un servicio de noticias clandestino. Después fue coautor del libro Chile: la memoria prohibida, que narra los primeros años del régimen militar (1973-1990), y trabajó en la televisión nacional.
Tras décadas entrando a las casas de los demás para contar sus vidas, Góngora abrazó el proyecto de Alberdi que implicaba abrir su intimidad en un momento vulnerable. “Él sobre todo entendió que quería hacer esta crónica, que quería hacer el relato de su fragilidad”, cuenta Maite Alberdi. “Se entregaron y se fueron acostumbrando a la presencia de la cámara”, cuenta. La cinta intercala escenas del matrimonio en su rutina tras el diagnóstico, con imágenes del pasado en viajes y celebraciones, así como clips de sus carreras.
Filmar durante la pandemia
Alberdi tuvo que adaptarse a situaciones fuera de su control, como la llegada de la pandemia, cuando debido al aislamiento decidió enviarle una cámara a Urrutia para que continuara grabando escenas para el proyecto. “Yo pensé que era material que no iba a poder usar”, recuerda la directora. “Pero finalmente es un material tan profundo, tan íntimo, tan lleno de emoción, que solo puede tener una pareja cuando está sola, que este problema que era la pandemia, se transformó en un gran regalo”.
Otra decisión tomada sobre la marcha fue cuándo terminar el rodaje. “Es una escena que se ve en la película, que él dice ‘yo ya no soy’”, comenta Alberdi. “Fue la primera vez en cinco años que yo sentí que él se sentía incómodo consigo mismo. Y para mí, cuando él sintió que estaba perdiendo su identidad. Para mí, ese fue el límite”.
Góngora falleció en mayo de 2023, cuatro meses después del estreno de La memoria infinita en el festival de Sundance, donde recibió el premio del jurado en la categoría documental.
La cinta, que viene de ganar el Goya a la mejor película iberoamericana, compite por el Óscar con piezas políticas como 20 Days in Mariupol y Bobi Wine: The People’s President, además de Four Daughters y To Kill a Tiger.
Fuente: AFP