Antonio Berni, uno de los artistas más influyentes de Argentina, dejó un legado duradero en el mundo del arte con su obra magistral “Primeros pasos”. Nacido en Rosario en 1905, hijo de Napoleón, un hábil sastre italiano, y Margarita Picco, descendiente de inmigrantes italianos, creció inmerso en un ambiente de creatividad y trabajo duro. Berni se convirtió en una figura clave en el arte latinoamericano del siglo XX, fusionando el realismo social con técnicas innovadoras para crear obras que resonaban con el público y la crítica por igual.
La inspiración detrás de “Primeros pasos” surge de la profunda empatía de Berni por los marginados y desfavorecidos de la sociedad argentina. Influenciado por su experiencia en el extranjero, especialmente durante su estancia en Europa, donde se familiarizó con el expresionismo y el cubismo, Berni regresó a Argentina con una nueva perspectiva sobre el arte y su potencial para abordar problemas sociales.
La obra “Primeros pasos” es un testimonio de la habilidad para retratar la realidad de su tiempo con una sensibilidad única. La pintura presenta a una madre y su hijo caminando descalzos por un paisaje árido y desolado, simbolizando la lucha de los desposeídos por una vida mejor. La composición y el uso del color en la obra reflejan la angustia y la esperanza que caracterizan la experiencia de los menos privilegiados en la sociedad. Es una de las obras más emblemáticas de Berni y ha sido exhibida en importantes museos y galerías de todo el mundo.
A la edad de diez años, Berni ingresó como aprendiz en el taller de vitrales Buxadera y Cía. bajo la tutela de un artesano catalán. Apenas un año después, debido al retorno de su padre a Italia, se trasladó a la casa de sus abuelos en Roldán, un pueblo cercano a Rosario. Allí, continuó su formación autodidacta y, a la impresionante edad de quince años, expuso sus primeras obras en el Salón Mari, mostrando su talento innato a través de óleos de paisajes suburbanos y flores.
A lo largo de su carrera, Berni exploró una variedad de medios y estilos artísticos, desde el realismo social hasta el collage y la instalación. Su compromiso con las cuestiones sociales y políticas lo llevó a fundar el movimiento artístico Nuevo Realismo, que buscaba llevar el arte fuera de los confines de la galería y hacerlo accesible para las masas.
A través de su obra, Berni continúa inspirando a generaciones de artistas y espectadores a reflexionar sobre las realidades de su entorno y trabajar hacia un mundo más equitativo y compasivo. Allí, se e vio influenciado por movimientos como el realismo social y el expresionismo, así como por la obra de pintores europeos como Paul Cézanne y Pablo Picasso. Durante un viaje a Europa en la década de 1920, tuvo la oportunidad de estudiar y absorber las tendencias artísticas contemporáneas, lo que enriqueció su estilo y enfoque.
Su ascenso en el mundo del arte fue meteórico. En 1923, con solo 18 años, presentó sus obras en la prestigiosa Galería Witcomb de Buenos Aires, recibiendo el elogio de críticos destacados. Sin embargo, su consagración aún estaba por venir, y para alcanzarla, emprendió un viaje transcendental a Europa en 1925. Gracias a una beca otorgada por el Jockey Club de Rosario, Berni desembarcó en Madrid, donde absorbió las nuevas corrientes artísticas que revolucionaban el continente. Su regreso a Argentina coincidió con tiempos turbulentos, marcados por la decadencia política y social tanto en su país natal como en Europa.
A su regreso a Argentina, Berni se convirtió en una figura clave del movimiento artístico conocido como el Nuevo Realismo, que buscaba representar la realidad social y política de América Latina de una manera más directa y comprometida. A lo largo de su carrera, exploró una variedad de temas, desde la vida en los barrios marginales hasta la lucha de los trabajadores y las injusticias sociales.
Una de las contribuciones más significativas de Berni al arte argentino fue su invención del “collage social”, una técnica que combinaba elementos de pintura, escultura y collage para crear obras que abordaban cuestiones sociales y políticas de su tiempo. Esta innovadora técnica se refleja en su serie emblemática “Juanito Laguna”, que retrata la vida de un niño de los barrios pobres de Buenos Aires.
Además de su trabajo como artista plástico, Berni también se dedicó a la enseñanza y al activismo cultural. Fue profesor en la Escuela de Bellas Artes de Buenos Aires y desempeñó un papel importante en la promoción del arte popular y la educación artística en Argentina.
A lo largo de su carrera, Berni recibió numerosos premios y reconocimientos, incluido el Gran Premio de Grabado en la Bienal de Venecia de 1962 y el Premio Konex de Platino en 1982, otorgado póstumamente. Su legado perdura como uno de los artistas más influyentes y queridos de Argentina, cuya obra sigue siendo relevante y poderosa en la actualidad. Antonio Berni falleció el 13 de octubre de 1981 en Buenos Aires, dejando un impacto perdurable en el arte latinoamericano.