La artista argentina Masi Mamani lleva desde este viernes a Brasil su metamorfosis en Bartolina Xixa, una drag queen andina con la que busca confrontar el colonialismo que, según afirma, perdura en el mundo, “maltratando a los cuerpos que no entran en el canon blanco, masculino y heterosexual”.
El Museo de Arte Contemporáneo de São Paulo (MASP), uno de los principales de Brasil, acoge por primera vez una muestra de la artista argentina en su sala de video, donde pueden visualizarse grabaciones de sus performances Ramita Seca, La colonialidad permanente y Crudo, además de un documental que recorre su historia en el mundo del drag queen.
Mamani revela que la creación del personaje de Bartolina Xixa surge de la necesidad de “contar lo que pasaba” en su territorio, desviándose de la estética de la feminidad occidental que normalmente adoptan las personas que hacen drag.
Para ello, se inspiró en la líder indígena Bartolina Sisa, reconocida por su lucha contra el colonialismo español en el siglo XVIII.
Originaria de la región andina de Jujuy, donde se encuentran las colinas de la Quebrada de Huamahuaca, un área declarada patrimonio de la humanidad y convertida en una atracción turística por su impresionante colorido, es también el escenario de la performance de Ramita Seca.
No obstante, esta obra muestra la otra realidad desoladora de lo que se ha convertido en una postal viral en redes sociales.
Bartolina Xixa danza en medio de un vertedero, abrazada por el humo de los incendios provocados por el sol ardiente sobre un área de residuos sin ningún tipo de tratamiento.
Mamani denuncia la contradicción entre el cuidado y atención que se brinda a los espacios turísticos, destinados a personas “con poder y capital”, y los “márgenes con suciedad y contaminación” que quedan para el pueblo originario que aún batalla por sus derechos territoriales.
Según explica la artista, con esta obra que compartió en su Facebook sin esperar la repercusión que finalmente la ha acabado trayendo a los museos, quería también plantear la siguiente pregunta: “¿qué podríamos haber sido si no hubiese venido toda esta imposición colonial?”.
En su obra Crudo, la artista hace una crítica a la fetichización de los indígenas en los museos, donde los exponen “como si se tratase de carne fresca”.
En este video, Bartolina Xixa aparece envuelta por un plástico y apenas hay movimiento.
“A diferencia del baile de Ramita Seca, Crudo es un paro, los cuerpos están encerrados”, señala Mamani, “frente a esta idea de que me quieren alegre y exótica, paramos. Decidimos no bailar e igualmente la gente y el morbo artístico lo compran”.
Matheus Andrade, curador de esta exposición, explica que para el MASP fue relevante presentar los tres videos juntos para conseguir “mostrar el camino de la artista” y plantear también al visitante la cuestión del “riesgo de la exotización”.
Para Mamani, la única forma de poner fin a esta fetichización sería “demoler los museos” y aboga por que la protección de los pueblos indígenas pase necesariamente por “la restitución de territorios”.
“Hay que dejar de imaginar lo indígena como algo del pasado que hay que rescatar. Nosotros estamos viviendo en el presente y pensar en lo ancestral en el futuro nos permite imaginar nuevos mundos posibles”, sostiene.
Según Mamani, este nuevo mundo definitivamente implica “una redistribución mejor del territorio y que haya posibilidades más horizontales para todos los cuerpos y las identidades que existen”.
Fuente: EFE