El subsecretario de Cultura italiano, Vittorio Sgarbi, es protagonista de un escándalo que ha estremecido a la nación, al presentar su renuncia en medio de investigaciones relacionadas con el robo de bienes culturales, entre ellos un cuadro valioso atribuido a Rutilio Manetti. Este cuadro, sustraído en 2013 del castillo de Buriasco, reapareció en otra exposición como propiedad de Sgarbi, quien también ha sido señalado por cobrar por tareas de asesoramiento y otras actividades incompatibles con su cargo público.
La decisión de Sgarbi de dejar su cargo fue anunciada ayer, tras intensas presiones de la oposición. “Renuncio con efecto inmediato como subsecretario del Gobierno y lo comunicaré en las próximas horas a la primera ministra, Giorgia Meloni”, expresó el político en medio de un escenario donde la controversia cultural y política se entrelazan de manera inédita.
La investigación sobre Sgarbi se había iniciado meses atrás, pero sorprendió a la opinión pública que el funcionario anunciara su dimisión durante una conferencia sobre el célebre artista renacentista Miguel Ángel. “Ahora soy solo Sgarbi, ya no soy subsecretario”, añadió en una despedida que marcó el abrupto final de su gestión.
Las fiscalías del norte y centro de Italia venían investigando a Sgarbi por la expropiación de obras de arte, un caso que se suma a otros incidentes recientes donde funcionarios europeos han atentado contra el patrimonio cultural nacional. Este escándalo se da en el contexto del resonante caso del Museo Británico, donde desaparecieron cerca de 2.000 objetos históricos mediante pequeños robos ejecutados de manera sistemática a lo largo de años.
La dimisión de Sgarbi se produce tras la revelación pública del caso. Aunque el exfuncionario sostiene que la obra expuesta en la ciudad de Lucca como parte de la muestra “Los pintores de la luz” es “una copia” del cuadro de Manetti perdido hace una década, la Fiscalía de Macerata, localidad donde reside Sgarbi, ha solicitado la interrogación de un restaurador y los propietarios de la empresa Reggio Emilia, quienes habrían realizado la copia del lienzo en cuestión, valuado en cientos de miles de euros y registrado en la base de datos de Interpol de obras de arte perdidas, desaparecidas o robadas.
El cuadro en cuestión estaba originalmente en el castillo de Buriasco, propiedad de Margherita Buzio, quien se negó a vendérselo a Sgarbi después de que un colaborador del funcionario le ofreciera comprarlo. Según la prensa, Buzio denunció que ladrones habían ingresado al castillo, cortado y retirado el lienzo de Manetti, dejando en su lugar una fotografía de la obra. Sin embargo, el cuadro exhibido en Lucca presenta diferencias con la imagen capturada, ya que una antorcha en el fondo de la tela no aparece en la fotografía entregada como prueba.
El subsecretario afirma haber encontrado la obra “por casualidad” en Villa Maidalchina, una residencia de la nobleza adquirida en 2000 por Rita Cavallini, su madre. Sgarbi insiste en que se trata de una copia, pero los investigadores deberán verificar esta afirmación. Existe la sospecha de que Sgarbi podría haber añadido la antorcha al cuadro original “para despistar” y evitar su identificación como la pintura robada.
Este no es el único escándalo que rodea a Sgarbi, un funcionario controvertido que ha sido protagonista de numerosas polémicas en su país. Además de las acusaciones por el robo de obras de arte, se le señala por cobrar por tareas de asesoramiento, una práctica expresamente prohibida por la legislación italiana desde 2004. A pesar de la prohibición, el diario Il Fatto Quotidiano ha denunciado el “caché de oro” que habría recibido Sgarbi, una operación que le habría reportado “300.000 euros en nueve meses”.
La renuncia de Sgarbi deja al descubierto la complejidad de las relaciones entre la cultura y la política en Italia, generando interrogantes sobre la integridad de altos funcionarios y la protección del patrimonio cultural del país. La sociedad italiana espera respuestas y acciones concretas para preservar su legado artístico y evitar que casos como este vuelvan a repetirse en el futuro.
Fuente Télam S.E.