Una polémica ha estallado en el ámbito literario con la reciente publicación de Olvidar a Camus, una obra del profesor estadounidense Olivier Gloag que arroja una luz crítica sobre la figura de Albert Camus, reconocido mundialmente por su obra La peste y El extranjero. La publicación, editada por La fabrique, ha desencadenado un debate intenso sobre la percepción del autor argelino-francés, presentándolo como un escritor colonialista y machista.
Albert Camus, nacido en la Argelia colonial y viviendo en Francia durante 20 años, ha sido históricamente elogiado por su resistencia al nazismo, su compromiso contra la pena de muerte y su ruptura con Jean-Paul Sartre. Sin embargo, Olvidar a Camus desafía estos elogios y propone una revisión crítica de su legado.
Gloag, catedrático de la Universidad de Carolina del Norte, aborda diversos aspectos de la vida y obra de Camus, desde su relación con la actriz María Casares hasta sus reparos frente a la independencia de Argelia. Según el autor, el propósito no es juzgar a Camus, sino enriquecer la lectura de sus obras. En sus propias palabras, “Hay que seguir leyéndolo, pero sin ver en él a un personaje de cuento de hadas”.
El libro plantea la controvertida afirmación de que Camus no era anticolonialista y, de hecho, era un escritor colonialista. Gloag argumenta que obras como El extranjero, donde un francés mata a un árabe en una playa argelina, reflejan una negación del estatus humano de los argelinos, posicionando a Camus como “el último escritor colonial”.
La peste, la otra gran novela de Camus, narra una epidemia en la ciudad argelina de Orán. Si bien fue interpretada como una alegoría de la ocupación nazi de Francia, Gloag lo refuta. “Propongo una lectura distinta. ‘La peste’ no es Alemania ni los alemanes, es la resistencia del pueblo argelino a la ocupación francesa, fenómeno intermitente pero ineluctable, que se asimila a una enfermedad mortal desde el punto de vista de los colonos”, dice.
“Lo que hay que olvidar es el Camus tal como se nos ha presentado”, dice. “Hay hoy en Francia un uso permanente de Camus por parte del establishment político. A este Camus que sirve para justificarlo todo y nada, nos lo tenemos que quitar de encima. Propongo liberarlo de las manipulaciones abusivas y complacientes y mirarlo de frente”, sostiene Gloag.
Los defensores de Camus critican a Gloag por su “deshonestidad intelectual” y acusan al autor de intentar “derribar estatuas” al estilo de la izquierda universitaria estadounidense. Gloag responde indicando que su objetivo es despojar a Camus de la idealización excesiva y mirar críticamente su legado, liberándolo de manipulaciones abusivas y complacientes.
Benjamin Stora, historiador de referencia sobre Argelia, su país natal, y un hombre con una larga trayectoria en la izquierda trotskista y socialista, también se indigna ante las críticas a Camus por el colonialismo: “En Francia hay una vieja corriente estalinista que vuelve a sacar sin parar, cada 10 años, las mismas tonterías”. Según el historiador, Camus no estaba a favor de la independencia, y abogaba por una solución federal. Pero fue uno de los pocos en condenar la masacre francesa de argelinos en 1945 en Sétif. Y era próximo a otros dirigentes nacionalistas como Messali Hadj.
El debate se intensifica con opiniones divergentes sobre la postura de Camus respecto a la guerra de independencia argelina. Mientras Gloag lo presenta como un hombre dividido, Mohammed Aïssaoui, autor del Diccionario amoroso de Albert Camus, destaca el contexto de su origen modesto y su conexión con la población árabe.
La polémica, lejos de sorprender, ha reabierto un tema recurrente en torno a Camus. ¿Es posible separar al autor de la imagen idealizada que se ha construido en torno a él? La respuesta sigue siendo motivo de intensos debates en los círculos literarios y académicos de Francia y más allá.
Fuente Télam S.E,