En una cuadra empedrada de la calle Carlos Calvo, en el barrio de San Telmo, hay un edificio racionalista, blanquísimo, chato y ancho que en un departamento del primer piso alberga una galería de arte. Hablamos de Casa Proyecto, un lugar que surgió hace tres años después de haber sido la vivienda de quien hoy es su anfitriona, curadora, gestora y alma mater: la artista Florencia Bruno. Durante el verano porteño se pueden ver dos muestras que conversan y se estimulan entre sí. Unos grabados de Mariette Lydis y una exhibición antológica de dibujantes.
La galería tiene dos ambientes que son en realidad cuatro espacios. En la cocina, el pasillo y lo que antes era el living-comedor se pueden ver aguafuertes, aguatintas y litografías de la artista austríaca Mariette Lydis (Viena, 1887 - Buenos Aires,1970). Las obras colgadas son parte del trabajo de Lydis como ilustradora de literatura, de zoología, del zodíaco y de una de sus obsesiones: las instituciones de encierro, en este caso mujeres presas a las que inmortalizó bajo el título Criminelles, en 1927.
También hay algunos dibujos-bocetos de la preparación de las placas de grabado. En el texto de sala que acompaña el paseo, la artista Renata Molinari vincula a Lydis con la salvaguarda de un ánimo fuerte para un contexto reaccionario como este presente argentino. Y lo hace subrayando su preocupación por la salud mental, la sexualidad y las vidas que terminan mal. Además de parte de la serie de las criminalas, se pueden ver varias de las ilustraciones para los poemas lésbicos de Safo (600 a.C.) con la elegancia griega bordeando el erotismo moderno y la política sexual más avanzada de esta época. Las terceras protagonistas son las amazonas que ilustran y devuelven con cierto heroísmo atlético también sensual la literatura de Henry de Motherland, de su libro Le chant des Amazones.
Lydis fue muy famosa en la Buenos Aires de la clase media en apogeo durante el peronismo clásico y después. Las familias compraban sus láminas cuando no encargaban retratos de sus hijos, que aparecían como personajes de una saga interminable, con esos ojos inolvidables y esas no sonrisas, unas muecas de pesadumbre como al borde de pedir la liberación general de las conciencias del siglo XX. Por su departamento de la calle Cerrito, donde vivía con su perra y tenía su taller, veía pasar los rostros universales de porteños con esperanza y cierta candidez sospechosa. En ese sentido, las obras clásicas de Lydis presagian el destape de los sesenta, la emergencia de una juventud psicodélica y armada, que estaba compuesta de los que habían sido los niños a punto de todo que protagonizan sus pinturas y dibujos.
Había llegado a Buenos Aires en 1940, mitad escapando de la guerra mitad para probar suerte en el mundo desconocido del arte del Río de la Plata, después de una vida burguesa llena de complicaciones, aventuras, tristezas familiares, amores y estadías en distintas ciudades de Europa. La historia de su vida, sus intereses artísticos, sus obsesiones y sus pequeños fetiches pueden leerse en el libro dedicado a su vida y obra que la editorial Iván Rosado publicó hace unos años, dando el primer paso para que las nuevas camadas de curiosos accedan a Lydis; probablemente sin saber que estaban entrando a la obra de una cantante de cuentos de hadas pintados para desenvolver terror y amaneceres. Es en ese libro donde Claudio Iglesias y Santiago Villanueva dicen que “no buscaba hacer diagnósticos ni teorías sino rozar la flor de la empatía”.
La siguiente muestra ocupa lo que era el dormitorio de la galerista y es tan pulcra y estrecha como la sala de Lydis. No debe medir más de 15 metros cuadrados y logra que veamos dibujos de ¡44 artistas! argentinos vivos. Se llama &, como dejando abierta la puerta de sumar uno más cada vez, en una cadena extensa y diversa que rodea las artes argentinas defendiendo la gracia, la popularidad, la pericia, la ocurrencia y lo movedizo del dibujo como técnica.
Los artistas son Florencia Rodríguez Giles, Carla Grunauer, Valeria Maggi, Mayra vom Brocke, Valentina Duro Buceta, Nazarena Mastronardi, Bruno Grupalli, Rocio Englender, Ernesto Ballesteros, Luciana Rondolini, Santiago Licata, Clara Esborraz, Mariana Sissia, Gilda Picabea, Renata Molinari, Ulises Mazzucca, Sasha Minovich, Mariano Ullua, Celina Eceiza, Malena Pizani, Miguel Harte, Mónica Millán, Juan Martín Solari, Belén Boeris, María Florencia Bruno, Federico Roldán Vukonich, Juan Tarraf, Renata Di Paolo, Emilia Tessi, Nicolás Oyuela, Roberta Di Paolo, Maxi Masuelli, Agustín de la Torre, Ana Wandzik, Matías Ercole, Santiago Villanueva, Diego Felix, Florentina González, Carlos Baragli, Carlos Bissolino, Claudia del Río, Viviana Blanco, Alexis Minkiewicz y Porkeria Mala. Hay de todo: pasos de comedia, abstracciones, manchismo, cinetismo, referencias cyborg, clasicismo, grotesco, timidez, mucho color, mucho gris y experimentación.
La mayoría no son artistas que formen parte de la galería, son invitados para la ocasión. Algunos fueron docentes de la propia galerista Florencia Bruno, de otros era fan sin haber nunca hablado y muchos son compañeros de generación. Tener una galería sirve, así, para hacer amigos, para reacomodar los anhelos sin necesidad de productoras, contactos y presupuestos suntuarios y para animarse a invitar como actitud social, no como triquiñuela comercial con grandes promesas de “éxito”. Es una muestra que mezcla la antología y los afectos acelerados. Hay dibujos indudables, pero hay grabados y tejidos que son dibujos también.
Se trata de defender las posibilidades del dibujo como género que se abren en abanico. Bruno se pasó meses conversando, mirando sin parar los cajones de los artistas en los archivos, tomando mate para afinar la entretela del arte porteño. Algunos artistas no suelen ser “dibujantes” y descuellan por eso. Otros están súper aliados al dibujo y cuelgan como clásicos contemporáneos, dándole la tónica a la muestra.
La única consigna era que las obras sean en pequeño o mediano formato y que estén enmarcadas. Florencia Bruno dice que uno de los propósitos de Casa Proyecto es “generar una perspectiva acerca del dibujo. Un contexto para el dibujo”. Hay una larga tradición del dibujo y sus mundos en Buenos Aires. La cuestión disciplinaria se fue transformando en intereses que exceden el dibujo para terminar siendo más, pero lo incluyen. De ahí viene la idea de hacer una muestra de dibujos colectiva, actual, reunidora.
Da la sensación de que es la primera edición de una muestra que puede repetirse con otros nombres y obras, como un salón de dibujos metropolitanos de San Telmo sin concurso, caprichoso y fácil de montar, que amplía las fronteras del dibujo y combate con una elegancia efectiva las veleidades de la parte brutal (pretenciosa) del sistema del arte.
Un párrafo que intente conectar más orgánicamente las dos muestras puede terminar siendo una torpeza. No es obligatorio forzar las razones con un rigor que suele ser objeto de burlas fundadas. Prefiero cierta amistad con la casualidad y decir que las dos muestras comparten un temperamento constante de las artes visuales porteñas, al menos de una de sus facetas. Hablo de las ganas de conocer, cruzar, interrogar en lo anterior para acordarnos de lo que viene.
Mariette Lydis y los 44 dibujantes pueden cantar a coro la canción de este enero difícil y seguramente estarían de acuerdo en intercambiarse tiempos. Unos para dibujar con toda la contemporaneidad de sus fibras, lápices, carbonillas, crayones o herramientas heterodoxas los males que siempre hubo que redimir desde que el mundo es mundo, volviendo la mano al pasado permanente. Lydis para presentarse a horario al hall del año 2024 y decirnos que quiere tirar de la soga, convidarnos unos grabados de lo que somos, pero escondiendo lo que no vemos para que lo veamos nosotros, es decir para que lo busquemos en la acción social o íntima cotidiana. En ese sentido se puede ir a ver estas dos muestras con el énfasis de quien no sabe cómo decir todo esto que siente que pasa y quiere saber otra cosa para decirlo mejor.
* Los grabados de Mariette Lydis y la antología de dibujos & pueden verse hasta el sábado 3 de febrero en la galería Casa Proyecto, Carlos Calvo 358 1°N (acordar previamente visita vía Instagram @casa____proyecto).