Después de ganar la Palma de Oro de Cannes 2022 y de obtener este año dos Globos de Oro a mejor guión y mejor película de lengua extranjera, se estrena Anatomía de una caída, de Justine Triet. El film es una exploración meticulosa del deterioro de una relación, donde las grietas de una historia de amor se revelan en el centro de un juicio inquietante. Y su directora se convirtió en la tercera mujer en ganar el premio mayor en la historia del Festival de Cannes: no solo un reconocimiento a su tarea, sino también a la historia contundente y cautivadora que plasmó.
La trama sigue a Sandra, una escritora alemana que vive con su esposo francés, Samuel, y el hijo de ambos, Daniel (11 años), en un remoto pueblo alpino. La paz se desmorona cuando Samuel es encontrado muerto en la nieve, y se desencadena una investigación que apunta a Sandra como la principal sospechosa. Lo que comienza como un caso policial se transforma en un viaje psicológico inquietante, explorando las profundidades de una relación problemática en la pareja.
La situación inicial muestra a Sandra intentando realizar una entrevista para su tesis, pero la música a todo volumen de Samuel la interrumpe. Desde esos primeros instantes pueden verse las grietas de esta familia, que además enfrenta serias dificultades económicas debido a un accidente que dejó a Daniel con daño irreversible en su nervio óptico. Además, él enfrenta un bloqueo creativo que no le permite desarrollarse como escritor: tiene un sueldo insuficiente como profesor e intenta convertir el chalet en una vivienda para alquilar y para generar ingresos adicionales.
Cuando ocurre el trágico hecho, el niño es la primera persona en encontrar a su padre. La autopsia plantea dudas entre un accidente o un asesinato, lo que lleva a la policía a sospechar de Sandra, la única persona en la casa aparte del fallecido. Esta situación lleva a Sandra a contratar a Vincent Renzi, un abogado y antiguo amigo, para defenderla en un juicio que se convierte en una larga batalla legal.
Justine Triet compartió su enfoque para dar vida a esta historia: una exploración técnica del deterioro físico y emocional, reflejando el declive de una relación. Asimismo deseaba retratar la relación madre-hijo en medio de un juicio que desvela capas ocultas del pasado. La película adopta un enfoque documental y una narrativa sin adornos, donde el lenguaje visual y las ausencias juegan un papel crucial. La directora optó por evitar escenas retrospectivas, centrándose en lo verbal y dejando que el sonido se convierta en una presencia fantasmal en medio del proceso. A su vez, deja que el espectador decida en su propio juicio sobre los personajes: no hay buenos ni malos. Hay que decidir a quién creerle y elaborar un propio concepto de verdad, alejado o no de la resolución final.
La elección de Sandra Hüller para el papel principal no fue casualidad: la actriz alemana aporta complejidad y profundidad a su personaje sin caer en simplificaciones. La autenticidad y la convicción que Hüller infunde a su interpretación dejan huella en la película. Junto a Hüller, otros actores clave como Swann Arlaud, Milo Machado Graner y Samuel Theis contribuyen significativamente a dar vida a esta historia. La meticulosa selección del elenco se enfocó en encontrar actores que pudieran expresar las capas emocionales y complejidades de sus roles.
El bagaje cinematográfico de Triet, marcado por obras previas, La batalla de Solferino (2013) y Los casos de Victoria (2016), que cuestionan las dinámicas sociales y grupales, encuentra en Anatomía de una caída un nuevo hito en su carrera. Desde sus primeras películas, Triet ha explorado la interacción humana y los conflictos a través de lentes sociales y psicológicos.
Según la directora, la película nació del deseo de plasmar el deterioro físico y emocional de una relación amorosa. El enfoque, desde el inicio, se centró en la pareja y su hijo, permitiendo que el juicio revelara el entramado de su pasado y la transformación del niño al pasar de la confianza a la duda. El estilo documental, sin música adicional y un tono crudo, se convirtió en el distintivo de esta película, alejándose de sus trabajos previos y otorgándole una autenticidad particular. Triet se sumergió en la exploración de la relación de la pareja que desafía el modelo tradicional, invirtiendo los roles, un tema poco común en el cine contemporáneo.
El guión, coescrito por Triet y Arthur Harari, contó con el valioso asesoramiento de un abogado penalista para garantizar la precisión de los aspectos legales, proporcionando una visión auténtica de los juicios en Francia y permitiendo un enfoque distinto de los dramas judiciales estadounidenses. Además, se escribió con Sandra Hüller en mente, buscando una interpretación que aportara complejidad al personaje principal. La película se sumerge en la vida de una pareja que no comparte el mismo idioma, añadiendo capas de complejidad a la negociación entre ellos.
El proceso de casting para el hijo del protagonista fue extenso, hasta encontrar en Milo Machado Graner el talento natural necesario. Triet confiesa que la elección del elenco, incluido Samuel Theis, y el uso de diferentes idiomas agrega peso específico al personaje de Hüller. Crea además, una distancia entre ella y el público como una extranjera juzgada en Francia.
En Anatomía de una caída, Justine Triet explora la complejidad humana a través de la lente de un drama judicial, manteniendo la autenticidad y la sinceridad como pilares fundamentales de su narrativa.
[Fotos: Diamond Films]