40 años de “Milk And Honey”, el primer álbum póstumo de John Lennon

Editado el 19 de enero de 1984, reúne las canciones que iban a integrar el sucesor de “Double Fantasy” y que el ex Beatle no llegó a terminar porque fue brutalmente asesinado en diciembre de 1980

"Nobody told me", una de las canciones de Lennon que incluye Milk and honey

“Envejece junto a mí, lo mejor está por venir. Cuando nuestro tiempo haya llegado, seremos como uno”. Es imposible no estremecerse al escuchar la última grabación de John Lennon, realizada en su habitación, añorando llegar a la tercera edad junto a su esposa, Yoko Ono. Un mes después, el 8 de diciembre de 1980, sería brutalmente asesinado en la entrada del edificio Dakota, su residencia en Nueva York, por Mark David Chapman. Que la canción haya salido a la luz de forma póstuma la hace aún más desgarradora. Milk And Honey era la secuela perfecta de Double Fantasy y a Ono le llevó cuatro años terminarla. No habrá sido sencillo escuchar a John tan vivaz, mirando hacia el futuro y proyectando su carrera hacia adelante. Este álbum, que está cumpliendo 40 años, es una celebración al amor y a lo cotidiano, a los miedos y las esperanzas, en definitiva, a la vida misma. “Para nosotros, nuestro destino estaba totalmente oculto”, expresó Yoko.

En 1975, tras el nacimiento de su hijo Sean, el matrimonio decidió poner en stand by su carrera para dedicarse a la crianza del pequeño. Durante cinco años, Lennon cumplió su rol de padre de familia ocupándose de los quehaceres hogareños. Su arte quedó reservado al ámbito privado, expresado a través de dibujos, demos y manuscritos.

En 1980, John se embarcó en una goleta hacia la isla Bermuda, ansioso por vivir una aventura en alta mar, como lo había hecho su padre, que fue marinero mercante. La experiencia superó todo lo que había imaginado, ya que las malas condiciones climáticas hicieron que toda la tripulación que lo acompañaba se maree o quede exhausta, por lo que él fue el único que quedó en pie para guiar la embarcación a buen puerto, aunque no tenía la instrucción suficiente en navegación. “Una vez que acepté la realidad de la situación, algo más grande que yo se apoderó de mí y de pronto perdí el miedo. De hecho, comencé a disfrutar la experiencia y frente a la tormenta me puse a cantar a los gritos viejas canciones marineras en un estado de euforia total. Lo disfruté como nunca”, admitió cuando ya estaba a salvo.

John Lennon y Yoko Ono en la puerta del estudio Hit Factory, el 22 de agosto de 1980 (Foto: AP)

Durante su estadía en la isla, que en ese entonces era un protectorado británico, Lennon recuperó la inspiración. “Estaba tan centrado después de la experiencia en el mar que sintonicé con el cosmos ¡y surgieron todas estas canciones!”. Yoko también volvió a componer, incentivada por su marido, que afirmaba que la música new wave que había explotado en esa época se parecía mucho a sus primeros trabajos, en especial la que hacían bandas como The B-52′s.

La pareja regresó al estudio Hit Factory de Nueva York sin presiones con el productor Jack Douglas, que había sido el ingeniero de Imagine y luego trabajó con artistas como Aerosmith y Cheap Trick. En tres meses produjeron suficiente material para dos álbumes. El primero fue Double Fantasy, editado el 17 de noviembre de 1980, mientras que el siguiente iba a ser Milk And Honey, pero la muerte de Lennon dejó trunco el proyecto hasta 1984.

En las notas de la reedición de 2010, Yoko cuenta que ella eligió el título del LP, luego de que John bautizara al anterior con el nombre de una especie de fresia que descubrió en los jardines botánicos de Bermuda. “Las personas que desean emigrar a los Estados Unidos sueñan a Norteamérica como ‘la tierra de la leche y la miel’. Pero también, en las Escrituras, la tierra de leche y miel es a donde se va después de morir, como tierra prometida. Entonces, es muy extraño que haya pensado en ese título. Casi da miedo, como si alguien allá arriba me dijera que llamara al próximo álbum Milk And Honey”.

La portada de "Milk and Honey", muy similar a la de su antecesor "Double Fantasy"

Las canciones de John y Yoko se intercalan en un diálogo que replica la estructura de Double Fantasy, pero, a diferencia de su antecesor, mientras que las pistas de Ono fueron completamente pulidas en el estudio, ella y Douglas optaron por mantener la crudeza de las grabaciones originales del ex Beatle, las primeras tomas que registró con los músicos en el estudio. El contraste por momentos resulta impactante, pero respeta las versiones tal como las dejó él. Ni siquiera su esposa se animó a atribuirse la potestad de tomar decisiones artísticas sobre la obra de su marido. Quien también se negó a intervenir fue Elton John, que en su autobiografía Me revela que, pese a la insistencia de Yoko, prefirió no participar. “Me parecía presuntuoso tratar de descubrir cómo terminar las canciones que John Lennon había empezado a escribir, y poner mi voz en el mismo disco que la suya me parecía horrible”, admitió.

El LP abre con “I’m Stepping Out”, el grito de liberación de un amo de casa que quiere salir a disfrutar de la vida nocturna luego de pasar días cuidando a los niños, lavando los platos y mirando Plaza Sésamo. Se trata de la primera composición que probó en las sesiones de Double Fantasy y exuda toda la energía contenida en cinco años fuera de la música. Ono responde con la sensual “Sleepless Night”, en la que pide “tres minutos de amor”.

“Borrowed Time”, de John, está impregnada de aires caribeños, influenciada directamente por su estancia en Bermuda -en especial por su experiencia casi mortal en el barco- y por Burnin’, el álbum de Bob Marley and The Wailers que les dio fama mundial, en particular por la canción “Hallelujah Time”. Su intención original era sonar como los jamaiquinos, pero la banda no logró reproducir el estilo adecuadamente y por eso la descartó de Double Fantasy. La letra es sorpresivamente optimista y refleja la madurez de un hombre que se estaba acercando a la mediana edad. Fue el segundo sencillo del álbum, pero se mantuvo al margen de los rankings. Su lado B es “Your Hands”, otra declaración de amor -con mucho erotismo- por parte de su cónyuge, mitad en japonés, mitad en inglés.

Las canciones de John y Yoko en "Milk and honey" se intercalan en un diálogo que replica la estructura de "Double Fantasy" (Foto: Apple TV+)

“(Forgive Me) My Little Flower Princess” deja en evidencia el carácter inconcluso que tienen las canciones de Lennon que integran Milk And Honey. Según el periodista Paul Du Noyer, autor de John Lennon - The Stories Behind Every Song, no está a la altura del músico y no merecía su inclusión en el disco, aunque “es comprensible que Yoko tuviera debilidad por las canciones de sumisión más abyectas de John”. La letra sigue la línea de “I’m Losing You”, que terminó de componer en Bermuda, pero mientras ésta expresa el miedo a perder a su amor, este descarte incursiona en los ritmos del Caribe para pedir disculpas.

El reggae mejor logrado de Milk And Honey tiene la firma de Yoko. “Don’t Be Scared” es la manera que encontró para cobijar a su esposo del hartazgo que sentía frente a la fama, que tan bien expresa en “I Don’t Wanna Face It”: “Estás buscando el olvido con un ojo en el Salón de la Fama”, canta con brutal honestidad. Es rock and roll en estado puro.

También lo es el tema que fue elegido como primer sencillo, “Nobody Told Me”, que con el tiempo adquirió un lugar especial en el repertorio de Lennon, al lado de sus más grandes canciones. Con el título preliminar de “Everybody’s Talkin’, Nobody’s Talkin’”, se la ofreció a Ringo Starr para su álbum Stop And Smell The Roses, que contó con la participación de Paul McCarney y George Harrison. Sin embargo, el baterista se negó a grabarla tras la muerte de su ex compañero. Con el cinismo que lo caracterizaba, John enumera una serie de paradojas de la vida cotidiana para describir un mundo que se encuentra entumecido a pesar de las cosas horribles que suceden. Es impactante observar que líneas como “Siempre está pasando algo, pero nunca sucede nada” o “Todos están corriendo, pero nadie se mueve” no perdieron ni un poco de vigencia. Yoko ratifica su visión del mundo con “O Sanity”, de apenas un minuto de duración, donde expresa: “No sé qué hacer con mi cordura cuando el mundo está al borde de la calamidad”.

Varias de las canciones de "Milk and honey" podrían haber integrado "Double fantasy", pero Lennon no llegó a concluirlas para su lanzamiento (Foto: AP)

Las piezas centrales de Milk And Honey son “Let Me Count The Ways” y “Grow Old With Me”. También habrían sido las de Double Fantasy si hubieran llegado a terminarlas a tiempo para su lanzamiento, pero justamente, al tratarse de las que inauguraron el diálogo de canciones de la pareja, merecían un tratamiento especial.

La autora de Grapefruit se despertó con la melodía de la primera en la cabeza, inspirada en los Sonetos del portugués de Elizabeth Barrett Browning. Llamó a John, que estaba en Bermuda, le tocó la canción a través del teléfono y le propuso escribir una canción a partir de alguna poesía de su esposo, Robert Browning. Según cuenta Ono en las notas originales del álbum, el matrimonio se veía a sí mismo como la reencarnación de los poetas victorianos. Esa misma tarde, el músico sintonizó en la televisión una película -aparentemente, A Love Affair: The Eleanor and Lou Gehrig Story- sobre la historia de amor de un popular jugador de baseball que falleció de esclerosis múltiple y su novia. En una escena, citan la línea más conocida del poema “Rabbi Ben Ezra”: “Grow old along with me! The best is yet to be, the last of life, for which the first was made” (Envejece junto a mí, lo mejor está por venir, lo último de la vida, para lo cual lo primero fue hecho”).

Lennon aspiraba a que “Grow Old With Me” se convirtiera en un standard de casamiento, por lo que la imaginaba con arreglos orquestales y de vientos. Lamentablemente, nunca llegó a trabajarla en el estudio, por lo que la versión incluida en el disco es un demo que registró en su habitación con un piano y una caja de ritmos. Se trata de la última grabación que hizo en su vida.

Lennon y Ono habián puesto a un lado sus carreras durante la crianza de su hijo Sean y regresaron al estudio hacia 1980 (Foto: EFE/PBS)

En 1998, Yoko quiso cumplir su deseo y pidió a George Martin una nueva mezcla con orquesta, que fue incluida en la colección de inéditos John Lennon Anthology. Antes se la dio a los miembros restantes de Los Beatles para el proyecto Anthology, pero fue descartada por el grupo, que optó por “Free As A Bird”, “Real Love” y la recientemente terminada, pero desechada en su momento, “Now And Then”. En 2019, Ringo hizo su propia interpretación en su álbum What’s My Name e invitó a Paul a hacer coros y tocar el bajo. Jack Douglas estuvo a cargo del arreglo de cuerdas e incluyó una línea de “Here Comes The Sun” de George. “De alguna forma, estamos los cuatro”, dijo el baterista.

“Let Me Count The Ways” tampoco tuvo tratamiento en el estudio. Para no desentonar con la composición de John, Ono también optó por publicar la maqueta original.

Kishin Shinoyama, autor de la foto que ilustró la tapa de "Milk and Honey" (Foto: Jun Sato/WireImage)

De las canciones de Yoko, la única que no llegó a conocer John es la que cierra Milk And Honey. “You’re The One” es la elegía que compuso para recordarlo por siempre, hecha a base de sintetizadores y sentido del humor: “Para el mundo, somos Laurel y Hardy, pero desde nuestro punto de vista somos Heathcliff y Cathy”, canta haciendo referencia directa a los personajes de la novela Cumbres borrascosas de Emily Brontë. A John le hubiera encantado observar que finalmente la música de los ‘80 sonaba a lo que venía haciendo su esposa durante años. Ya lo había notado en 1979, pero en 1984 ya era un hecho consumado.

Para reforzar el tándem con Double Fantasy, se eligió para la portada de Milk And Honey una foto del matrimonio tomada en las mismas sesiones del disco anterior por el fotógrafo Kishin Shinoyama (muerto recientemente, el 4 de enero de 2024). Como señala Du Noyer, las imágenes están separadas apenas por un momento. “Sin embargo, para nosotros, los álbumes están divididos por el abismo más ancho que podíamos imaginar: la muerte de John”. Duele pensar que él escribió estas canciones a modo de regreso y terminaron siendo su carta de despedida. De todas maneras, este trabajo no merece ser escuchado como un réquiem. Detrás del sonido rústico de estas grabaciones inconclusas se percibe a un artista lleno de energía, listo para demostrarle al mundo que seguía siendo importante. Posiblemente, es la manera en la que Lennon prefiere -y merece- ser recordado.