Ni el parate de enero ni el horizonte estrecho que le deparan al teatro estos días acalorados apaciguan las ganas de Oscar Barney Finn de seguir montando sus obras. Después de recibir el ACE de oro 2022-2023 por las exitosas puestas de Brutus y Mármol (la primera, coescrita con Marcelo Zapata, fue estrenada por abril en el Teatro Payró; la segunda ya cumplió dos temporadas en El Tinglado), el director y dramaturgo de 85 años regresó el último fin de semana al Palacio Noel con Muchacho de luna, una pieza homenaje a Federico García Lorca que ya había presentado en la sede de Retiro del Museo Fernández Blanco el verano pasado.
Pero esta vez Muchacho de luna tiene otros condimentos. Además de la incorporación de algún fragmento más de la obra de Lorca, el espectador se encontrará con una puesta en escena distinta. La instalación de un restaurante al fondo del jardín del edificio neocolonial hizo que el escenario se traslade al patio, que dispone como decorados naturales las galerías, escaleras, el aljibe y las mayólicas de impronta andaluza. “No hizo falta recurrir a algunas convenciones escenográficas, entonces resalta el marco y el paisaje en el cual uno desarrolla. Seguimos haciendo y contando lo mismo, pero cambia el lugar. Por lo tanto, el público verá las acciones de otra manera”, le dice Barney Finn a Infobae Cultura.
En poco más de una hora de reloj, el dramaturgo y director propone un recorrido por el universo lorquiano a través de una selección de momentos poéticos, musicales y dramáticos significativos, que incluye también situaciones que se desprenden de la correspondencia del poeta con figuras como Salvador Dalí y Luis Buñuel y de piezas póstumas como El público y los Sonetos del amor oscuro. “La obra no tiene una sola palabra mía –señala–. Mi tarea fue hilvanar los textos de Lorca para que sea un acceso poético y no una biografía. Más allá de que el recorrido va desde la niñez hasta su muerte, es fundamentalmente el fluir de la poesía, de su palabra y de sus ideas lo que nos envuelve y nos va guiando”.
Barney Finn no solo ha visto puestas inolvidables del dramaturgo español con actrices como Luisa Vehil y Thelma Biral, también tuvo la oportunidad de probar codo a codo la musicalidad de esos textos en la voz de Inda Ledesma o Eva Franco, quien fue dirigida por el mismo Lorca en su paso por Buenos Aires. En 1986, en ocasión de los 50 años de su asesinato, montó una primera versión de Muchacho de luna en formato televisivo para la que convocó a cincuenta figuras del teatro nacional. A diferencia de aquella emisión de Canal 7, la actual pieza recae casi por entero en Paulo Brunetti, quien le pone voz y cuerpo a las distintas almas que engendró el autor lírico en sus obras.
“Desde el primer minuto que empezamos a ensayar, Barney me hizo una aclaración muy importante: Federico es Yerma, es Doña Rosita, es Leonardo y también la novia en Bodas de sangre. Mi objetivo entonces fue transitar su vida y sus sufrimientos, que los tenemos todos los hombres. Todos tenemos nuestro lado femenino, algunos más desarrollado que otros”, le dice Brunetti a Infobae Cultura. Para el actor radicado en Chile, quien sostiene su propia voz a lo largo del espectáculo, uno de los desafíos fue buscar los matices que diferencian a un personaje de otro sin volverlos afeminados. “El espectador –plantea– va a ver al actor, ojalá también a Federico, transitando sus personajes. Espero que se pueda identificar con los textos aunque los diga un hombre”.
El director teatral y Brunetti vienen trabajando juntos desde hace más de veinte años en diferentes obras. Cuando retomó el proyecto de Muchacho de luna en 2018, Barney Finn reorganizó los textos en función de un unipersonal para este actor. Ligüén Pires acompaña en escena con breves apariciones simbolizando la luna y la muerte. “Lorca es una figura mítica y atractiva, nunca develada totalmente porque ni siquiera se ha encontrado ese cuerpo. Esto más la frecuentación de los textos alimenta mi trabajo, pero hay algo fundamental que pasa por la sensibilidad de los intérpretes, por el conocimiento y por el espíritu que ellos tienen de la obra. Paulo viene del conservatorio, con un sentido de lo que es el teatro clásico y el teatro en verso, así que ingresa bien en la temática y tiene un aparato vocal y físico como para hacer crecer su personaje”, explica.
Desde su estreno en Santiago de Chile en 2019, el espectáculo ha pasado por distintos escenarios a uno y otro lado de la cordillera. Además de las funciones previstas en el Palacio Noel para los próximos viernes y sábados de enero, se suman una serie de presentaciones veraniegas en el Teatro Colón de Mar del Plata y en los jardines de Villa Victoria, la antigua casa de Victoria Ocampo en la ciudad balnearia (las fechas se detallan al final de esta nota). “Es una obra que no va a parar, ahora estamos viendo con el autor de El diccionario, Manuel Calzada, la posibilidad de llevarla a Madrid. Uno cuando comienza algo, no tiene idea de cuál es el camino que sigue para llevar adelante la obra. Los reconocimientos por parte del público y la crítica nos impulsan mucho”, se entusiasma Barney Finn.
Acostumbrado a montar en simultáneo más de un espectáculo y además producirlos, el dramaturgo y director teatral no piensa bajar los brazos pese a la quita de fondos que amenaza al teatro. “Yo cada mañana me cargo de buena energía para enfrentar lo que viene y lo que haya que hacer, pero a veces realmente uno se alarma”, dice Barney Finn, que espera continuar con las temporadas de Mármol y Brutus y tiene en mente comenzar a escribir una nueva obra junto a Marcelo Zapata, mientras avanza en los ratos libres con un documental ficcional sobre Beatriz Guido.
“Hay muchos problemas que hay que solucionar, pero no se puede hacer de la manera en que lo estamos viendo. Todo este proceso lleva un tiempo, un análisis y una búsqueda del camino adecuado”, plantea en torno al destino del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes, del que ha participado como director en las gestiones de Amalita Fortabat y Héctor Valle. “Que haya habido etapas o equipos de trabajo que no procedieron bien no significa que estas cosas deban borrarse –asevera–. Me preocupa con qué facilidad hoy se destruye en nombre de nuevos paradigmas y con total desconocimiento de lo que es cada institución”.
*Muchacho de luna se presenta el viernes 19 y 26 y el sábado 20 y 27 de enero a las 20 h en el Museo Isaac Fernández Blanco (Suipacha 1422, CABA). Funciones en Mar del Plata: 21 de enero y 3 y 23 de febrero a las 21 h en el Teatro Colón (Hipólito Yrigoyen 1665). 31 de enero y 7, 14, 21, 23 y 28 de febrero a las 21 h en Centro Cultural Victoria Ocampo (Matheu 1851).
[Fotos: gentileza Duche&Zárate/Comunicación + Media]