Harry Nilsson: vida, pasión y excesos del gran compinche de John Lennon

Se cumplen 30 años de la muerte del compositor y cantante cuya obra figura entre las más relevantes de la música pop de los Estados Unidos en medio siglo, aunque mantiene un status de “culto”

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Escena inicial de la película "Perdidos en la noche" (John Schlesinger, 1969) con la canción "Everybody's Talkin'" interpretada por Harry Nilsson.

Compositor nato, cantante excepcional e innovador, reacio a tocar en vivo, admirado por Los Beatles, compañero de excesos de John Lennon, estafado por su asesora financiera. La vida de Harry Nilsson fue una montaña rusa con sus momento de gloria y una caída abrupta, un regreso que nunca se concretó y una reclusión autoinfligida llena de fracasos, hasta su muerte a los 52 años, el 15 de enero de 1994.

“En 1941 un padre feliz tenía un hijo y para 1944 el padre abrió la puerta y se fue”. Así abre “1941″, incluida en su segundo álbum, Pandemonium Shadow Show. De orígenes humildes, cuando su progenitor los abandonó, su madre llevó a él y a su hermanastra a una vida nómade, viviendo con diferentes parientes entre California y Nueva York, muchas veces escapando de la ley debido a su habitual afición por falsificar y emitir cheques sin fondos. Harry trabajó de muy joven, mientras su interés por la música aumentaba. Fue fundamental para su formación la influencia de un tío, mecánico y dueño de una estación de servicio que le enseñó a armonizar, y su trabajo en el teatro Paramount de Los Ángeles, donde tocaban numerosos artistas de soul y rock and roll.

Cuando cerró, Nilsson consiguió un puesto en la incipiente área de informática de un banco. A pesar de que no había terminado la escuela secundaria (mintió sobre este punto en su currículum), demostró facilidad para manejar las complejas computadoras que se utilizaban en los ‘60. Mientras se dedicaba a esto por las noches, durante el día intentó desarrollar una carrera como artista.

"Donna, I Understand" de Harry Nilsson

Formó un fugaz dúo al estilo Everly Brothers con un amigo y en 1962 el compositor canadiense Scott Turner lo contrató para grabar los demos que presentaba a las editoriales musicales, las discográficas y a los intérpretes. Al año siguiente colaboró con John Marascalco, autor de varios éxitos de Little Richard -como “Good Golly Miss Molly”, “Ready Teddy” y “Rip It Up”-, que también le financió sus primeras grabaciones, editadas bajo el nombre de Bo Pete.

Su segundo sencillo salió con otro seudónimo, Johnny Niles. Producto de la casualidad, estaba en la oficina de un promotor cuando alguien entró con urgencia a pedir por un cantante. Tenía que entregar una grabación al ejecutivo del sello Mercury y la secretaria lo señaló a él. Para el lado B, se le permitió grabar una canción de su autoría, “Donna I Understand”, que fue finalmente la que eligió el director discográfico

En 1964 tuvo la oportunidad de trabajar con Phil Spector. Fruto de su colaboración surgieron tres canciones, “This Could Be the Night”, grabada por The Modern Folk Quartet (inédita hasta 1976), además de “Paradise” y “Here I Sit”, registradas por el grupo estrella del productor, The Ronettes.

Harry Nilsson fotografiado con sus padres y familiares el 12 de junio de 1988 en su casa de Los Ángeles, California (Foto: Paul Harris/Getty Images)
Harry Nilsson fotografiado con sus padres y familiares el 12 de junio de 1988 en su casa de Los Ángeles, California (Foto: Paul Harris/Getty Images)

Nilsson estableció un vínculo con el compositor y publicista Perry Botkin, quien le permitió usar su oficina gracias a que él limpiaba las ventanas después de la jornada laboral. El mayor éxito de Potkin es “Nadia’s Theme”, el tema principal de la telenovela The Young and the Restless, que se emite desde 1973 hasta la actualidad. A través de él conoció a George Tipton, quien invirtió 2500 dólares -los ahorros de toda su vida- en grabar cuatro de sus canciones de las cuales él fue el arreglador. El material atrajo la atención de Tower Records, una subsidiaria de Capitol, y lo incluyó en su álbum debut, Spotlight on Nilsson, que no llamó demasiado la atención de la crítica ni del público, pero sí de la industria. RCA lo sumó a su plantilla tras haber contribuido al repertorio de artistas como Glen Campbell, The Yardbirds y Herb Alpert, al mismo tiempo The Monkees descubrió su potencial y grabó “Cuddly Toy” para el célebre Pisces, Aquarius, Capricorn & Jones Ltd.

Pandemonium Shadow Show salió en octubre de 1967 y desplegó todo el talento de Harry Nilsson. Demostró ser un gran compositor, pero también un intérprete sublime. Lo que más sorprendió a la prensa fue la versatilidad de su voz y cómo aprovechó las virtudes del estudio para sobregrabarlas y superponerlas en innumerables capas para generar la sensación de que lo acompañaba un numeroso coro de clones suyos. Además, los arreglos de Tipton le dieron una sofisticación que lo ponen a la altura de Pet Sounds de The Beach Boys y Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles. La influencia de los Fab Four se hace visible en la su versión de “She’s Leaving Home” y en su relectura de “You Can’t Do That”, que incluye fragmentos de otras canciones del cuarteto de Liverpool en un mashup que se adelantó cuarenta años al experimento que hicieron George y Giles Martin para la música del espectáculo Love del Cirque Du Soleil.

"You Can't Do That", de Harry Nilsson

Harry Nilsson y Los Beatles

Derek Taylor, el agente de prensa de Los Beatles, quedó tan obnubilado con el LP que compró una caja entera para repartir copias entre todos sus conocidos. Así fue cómo llegó a John Lennon y a Paul McCartney, quienes afirmaron en una conferencia que dieron en los Estados Unidos para presentar Apple Corps que Nilsson era su artista estadounidense favorito.

Casi nadie había oído hablar de él, pero una vez que su nombre fue pronunciado por la dupla, el teléfono de la oficina en RCA no paró de sonar. Además de recibir el llamado de Lennon y McCartney para felicitarlo, los periodistas querían saber más y se sorprendieron al ser atendidos directamente por él. Fue recién en este período que el músico se animó a dejar su trabajo en el banco. Frente a las constantes preguntas sobre sus presentaciones, se le ocurrió que no dar shows generaría cierta mística. “Estoy haciendo algo que The Beatles nunca podrían haber hecho: no tocar en vivo”, explicó. De hecho, uno de los pocos registros en directo que hay de él se hizo en los estudios de la BBC y fue grabado sin público.

Vista general de la tumba de Harry Nilsson en Westlake Village, California, EE.UU. (Foto: Grosby)
Vista general de la tumba de Harry Nilsson en Westlake Village, California, EE.UU. (Foto: Grosby)

Cuando Derek Taylor lo invitó a Londres a presenciar algunas de las sesiones de grabación del Álbum Blanco, entabló una amistad con Lennon, a quien le hizo escuchar su siguiente disco, Aerial Ballet, del cual se desprenden dos clásicos: su versión de “Everybody’s Talkin’” de Fred Neil, y y “One”. El primero se convirtió en un hit cuando fue incluido en la película Perdidos en la Noche (Midnight Cowboy) de John Schlesinger y le valió su primer Grammy, mientras que el segundo trepó en los rankings en la versión de Three Dog Night poco tiempo después. En paralelo, grabó su primera banda de sonido para la película Skidoo de Otto Preminger, donde se destaca una canción (“The Cast And The Crew”) en la que nombra todos los créditos del film en casi cuatro minutos con una melodía absolutamente entrañable.

Su álbum, Harry, editado en 1969, fue el primero en entrar en la lista de éxitos. Finalmente, Nilsson había adquirido la relevancia que merecía y con su éxito impulsó a otros compositores, como Randy Newman, de quien incluyó “Simon Smith and the Amazing Dancing Bear”. Había quedado tan fascinado con él, aún un desconocido para la audiencia, que su siguiente trabajo estuvo enteramente dedicado a su trabajo. Nilsson Sings Newman fue un quiebre. Es intimista, minimalista y posiblemente haya capturado las mejores interpretaciones de ambos músicos.

Harry Nilsson en 1972 (Foto: Stan Meagher/Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)
Harry Nilsson en 1972 (Foto: Stan Meagher/Daily Express/Hulton Archive/Getty Images)

Tras The Point!, un álbum de música infantil que tuvo su respectivo largometraje animado, publicó el primer álbum de remixes de la historia. Ya consagrado, se había despertado el interés por Pandemonium Shadow Show y Aerial Ballet, que habían sido descatalogados. En lugar de hacer una reedición, optó por seleccionar las mejores canciones de ambos LPs, las remezcló, grabó de nuevo las voces e hizo algunos cambios sustanciales. El resultado: Aerial Pandemonium Ballet, una bocanada de aire fresco para un puñado de temas que, para 1971, había quedado desactualizado.

El lanzamiento fue el preludio perfecto para Nilsson Schmilsson, el álbum más importante de su carrera. Su versión de “Without You” de Badfinger se convirtió en la definitiva y le dio su segundo Grammy. Los otros dos sencillos, por otro lado, fueron bien distintos: “Coconut” es un calipso que hoy quedaría bien en cualquier radio de AOR, mientras que “Jump Into The Fire” es un rock and roll crudo de garage.

Versión de "Without You", de Harry Nilsson

Con Nilsson Schmilsson todavía en los rankings, publicó Son of Schmilsson, que a pesar de que tuvo algunos hits menores como “Spaceman” y “Remember (Christmas)”, no pudo hacerle sombra a su antecesor. Una de las razones fue el giro que hizo en su forma de componer, con letras que contenían lenguaje vulgar y un humor escatológico que en esa época no era aceptado por el público.

Su próximo movimiento, sin embargo, distó muchísimo del mal gusto. A Little Touch of Schmilsson in the Night es una colección de sus standards favoritos, grabado con una orquesta dirigida por Gordon Jenkins, histórico arreglador de Nat King Cole y Frank Sinatra. Por primera vez, se animó a mostrar su voz al desnudo, sin capas ni sobregrabaciones. A pesar de su sofisticación, el álbum fue un fracaso comercial, que se potenció con otro traspié: su papel en la película producida y protagonizada por Ringo Starr Son of Dracula, que al menos le dio un último éxito, la canción “Daybreak”.

Nilsson en 1971 (Michael Putland/Getty Images)
Nilsson en 1971 (Michael Putland/Getty Images)

Desde la grabación de Nilsson Schmilsson, estuvo viviendo en Inglaterra. Había comprado un departamento cuya decoración estuvo a cargo de ROR, una empresa de Ringo Starr ex baterista de The Beatles y el diseñador de interiores Robin Cruikshank. En 1973 decidió volver a los Estados Unidos, por lo que durante su ausencia prestó su vivienda a sus amigos músicos, un acto del que se arrepentiría, ya que allí perdieron la vida Cass Elliot, ex cantante de The Mamas & The Papas, en 1974 a causa de un infarto, y cuatro años más tarde Keith Moon, baterista de The Who, producto de una sobredosis. Nilsson terminó vendiendo el inmueble creyendo que estaba maldito. Su comprador fue el líder de The Who, Pete Townshend.

De regreso en California, retomó su amistad con John Lennon, que se encontraba allí grabando con Phil Spector el álbum Rock And Roll durante lo que fue su período más oscuro, que él llamó su “Fin de Semana Perdido”, cuando se había separado de Yoko Ono y se sumergió en el descontrol. Nilsson fue uno de sus compañeros de parranda durante esos dieciocho meses de consumo desenfrenado de drogas y alcohol, que llegó a su límite cuando fueron echados del club Troubadour tras provocar una pelea. “El incidente arruinó mi reputación por diez años”, admitió años más tarde en una entrevista. “La gente todavía piensa que soy un imbécil y un mal tipo, un holgazán pendenciero que se emborrachó con John Lennon y nada más”.

Harry Nillson en el centro, junto a Ringo Starr (izquierda) y Keith Moon, a la derecha de la imagen (Foto: Frank Edwards/Fotos International/Getty Images)
Harry Nillson en el centro, junto a Ringo Starr (izquierda) y Keith Moon, a la derecha de la imagen (Foto: Frank Edwards/Fotos International/Getty Images)

A pesar de la mala prensa que le generó su relación con John, Nilsson admitió que estaba en deuda con él porque fue quien presionó al presidente de RCA para que le renovaran el contrato al prometerle que podría llegar a firmar con el sello en el futuro, algo que nunca ocurrió. Resuelta esta cuestión, el compositor de “Imagine” tomó las riendas de la producción del siguiente álbum de su amigo.

Pussy Cats tenía todo para ser un best seller: sesionistas de primer nivel, dos ex Beatles en los créditos -Ringo fue el baterista estelar-, la participación especial de Keith Moon, una buena selección de covers (“Rock Around The Clock” tocada con tres baterías, “Many Rivers To Cross” de Jimmy Cliff, “Subterranean Homesick Blues” de Bob Dylan y la clásica “Save The Last Dance For Me”) y una composición firmada por Lennon y Nilsson, “Mucho Mungo/Mt. Elga”. Sin embargo, no vendió lo esperado, entre otras razones, porque la voz del cantante sonaba diferente, como deteriorada, aunque hoy sonaría grunge. Harry la forzó tanto que sus cuerdas vocales sangraron y él lo ocultó por miedo a que John cancelara el proyecto. Lo peor es que la lesión no ocurrió durante las sesiones sino en las zapadas que hacían por las noches en el estudio después de grabar. Una de ellas contó con la presencia de Paul McCartney y Stevie Wonder, que fue editada como pirata de mala calidad con el título de A Toot and a Snore in ‘74, un registro no apto para puristas, ya que se puede escuchar a Lennon ostensiblemente drogado. Como sea, se trata de la única grabación que compartieron Macca y John tras la separación de The Beatles.

“Mucho Mungo/Mt. Elga”, una composición firmada por John Lennon y Harry Nilsson

Nilsson tardó bastante en recuperar del todo la voz y sus siguientes discos, Duit on Mon Dei, Sandman y... That’s the Way It Is pasaron desapercibidos. Knnillssonn (1977), sin embargo, lo encontró en plena forma. Volvió a cantar como antes y compuso las diez canciones que lo integran. Para él, fue el mejor álbum de su discografía, un regreso al sonido que lo consagró. Convenció a RCA de que con ese trabajo volvería a lo más alto y éste le prometió la promoción que merecía. Sin embargo, la repentina muerte de Elvis Presley, la máxima estrella del sello, llevó a la compañía a concentrarse en la alta demanda del catálogo del Rey del Rock and Roll, dejando el nuevo trabajo de Harry a un lado. Por si fuera poco, en lugar de darle difusión a sus nuevas composiciones, optó por editar un compilado de grandes éxitos sin su autorización.

Fuera de RCA, Harry Nilsson inició su lento retiro de la música. Volvió a trabajar con Perry Botkin en un musical llamado Zapata, que no funcionó, y compuso la banda sonora de la película Popeye, protagonizada por Robin Williams y Shelley Duvall, que fue otro fracaso. Su último álbum, Flash Harry, salió solo en Europa, Australia y Japón y también fue intrascendente, aunque cuenta con su propia versión de “Old Dirt Road”, una colaboración con Lennon que el ex Beatle había incluido en Walls And Bridges y que cuenta con él en los coros.

Harry Nilsson y John Lennon cuando fueron echados del club The Troubadour en Los Ángeles, el 12 de marzo de 1974 (Foto: Maureen Donaldson/Getty Images)
Harry Nilsson y John Lennon cuando fueron echados del club The Troubadour en Los Ángeles, el 12 de marzo de 1974 (Foto: Maureen Donaldson/Getty Images)

El asesinato de Lennon el 8 de diciembre de 1980 lo conmocionó profundamente. Volvió a levantar el perfil, pero para militar en la “Coalición para Detener la Violencia de Armas de Fuego” (CSGV por sus siglas en inglés). Aunque siempre se había negado a dar conciertos, se animó a subirse al escenario para juntar fondos.

Durante los ‘80, se mantuvo activo colaborando con bandas sonoras, compilados y álbumes tributo, como Every Man Has a Woman, dedicado a Yoko Ono, y Stay Awake: Various Interpretations of Music from Vintage Disney Films, para el que grabó una versión de “Zip-a-Dee-Doo-Dah” de la película Canción Del Sur. Además compuso y produjo algunas de las canciones del octavo disco de Ringo Starr, Stop and Smell the Roses. También fundó una productora audiovisual, Hawkeye Entertainment, cuyo principal proyecto fue la película The Telephone, protagonizada por Whoopi Goldberg.

En 1990 cayó en la bancarrota al descubrir que su asesora financiera, que también presidía su productora, malversó todo su dinero. Tenía siete hijos que mantener -seis de su último matrimonio y uno del anterior-, y un diagnóstico de diabetes, por lo que hacer música nuevamente fue una necesidad. Empezó a trabajar en un álbum con el productor Mark Hudson -conocido por su labor con Aerosmith y Starr- y pidió a RCA editar una retrospectiva de sus canciones bajo su curaduría. En 1993 sufrió un infarto que lo dejó al borde la muerte, por lo que puso todo su empeño en la selección de temas para la recopilación y en la grabación de lo que hubiera sido su primer LP en catorce años.

"Gotta Get Up" de Harry Nilsson

Sin embargo, no llegó a culminar ninguno de los dos proyectos. El 15 de enero de 1994 una insuficiencia cardíaca puso fin a su vida. La antología fue editada al año siguiente en un set de dos discos con el nombre de Personal Best e inevitablemente funcionó como homenaje, ya que, a diferencia de lo que ocurrió con Elvis Presley, el público no salió masivamente a comprar sus discos. Su último álbum, cuyo título tentativo era Papa’s Got a Brown New Robe, finalmente vio la luz en 2019 como Losst and Founnd.

Para Richard Perry, productor de Nilsson Schmilsson, Harry Nilsson fue “el cantante blanco más sofisticado del planeta”. Es probable que tenga razón. Pocos han tenido su versatilidad vocal y un talento natural como compositor. Como lo demostró la inclusión de “Gotta Get Up” en la serie Russian Doll, su música atraviesa las generaciones. “Ellos pensaron que estaba perdido, pero fui encontrado”, dijo tras un encuentro fallido con Warner para editar su último disco. La frase está completamente vigente: siempre hay una excusa para escuchar y redescubrir su música.

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