El abrazo, de Juan Genovés se erige como un ícono fundamental de la historia de España, especialmente durante la Transición democrática. Genovés, un artista comprometido social y políticamente con su tiempo, dedicó gran parte de su obra a reflejar la realidad imperante.
En 1976, la Junta Democrática se acercó al pintor para encargarle una obra que abogara por la amnistía de los presos políticos. Con un plazo ajustado, Genovés escogió El abrazo, cuyo significado encajaba perfectamente con la misión. En una entrevista para Amnistía Internacional España, que tomó la imagen como símbolo, contaba: “En la lucha que teníamos contra la dictadura, en la resistencia, había un lema que era ‘la reconciliación de todos los españoles’. Y como esta era nuestra lucha y este era nuestro eslogan, [yo] andaba buscando un lema plástico que representara eso”. Y esta idea encontró la inspiración al presenciar a unos niños abrazándose al salir de clase, gesto que capturó la esencia de la reconciliación.
La reproducción de esta obra se convirtió en un cartel que se imprimió en más de medio millón de copias, pero el cuadro original tuvo un destino diferente. La obra original se perdió en una gira por galerías de Estados Unidos, que finalmente fue adquirida por un coleccionista de Chicago.
El regreso de la pintura a España no cumplió con las expectativas del artista, que consideraba que la obra pertenecía a todos los demócratas. Durante años, permaneció oculta en el sótano del Museo y Centro de Arte Reina Sofía, para ser expuesto solo ocasionalmente. Fue rescatado en enero de 2016, en coincidencia con el 40.° aniversario de la constitución, donde se expone en un lugar privilegiado de esa entidad, como recuerdo de su importancia en la historia democrática de España.
La historia de El abrazo también se entrelaza con un episodio trágico. La noche del 24 de enero de 1977, terroristas de extrema derecha atacaron el despacho de abogados laboralistas de la calle Atocha, donde se encontraba una reproducción del cuadro. Esta quedó manchada con la sangre de los abogados asesinados, y Genovés decidió homenajearlos con una escultura ubicada en la plaza de Antón Martín, en Madrid, a pocos metros de allí en 2003.
Juan Genovés Candel (Valencia, 31 de mayo de 1930) fue un pintor español cuya obra se erige como símbolo de la defensa democrática durante la transición española. Su contribución al mundo del arte se destaca por su compromiso social y político, plasmado en creaciones que capturan la esencia de la sociedad en tiempos turbulentos.
Nacido en el seno de una familia obrera con antecedentes políticos diversos, Genovés experimentó desde joven los efectos de los abruptos acontecimientos sociopolíticos en España, que marcaron su vida y obra. Su educación artística inicial se vio moldeada por el hermetismo de la sociedad de la época, lo que lo llevó a cuestionar y rebelarse contra las imposiciones académicas.
En sus primeros años, Genovés fue crítico con el entorno artístico y se unió al grupo Los Siete, para oponerse a las restricciones académicas y con búsqueda en nuevas formas de expresión. Su constante inquietud política y social lo llevó a fundar el grupo Hondo en 1960, que abogaba por una “nueva figuración” que reflejara la posición civil y política del artista.
La década de los ochenta marca un cambio significativo en la obra de Genovés, reflejado en su serie de Paisajes urbanos. Tras el intento de golpe de Estado de 1981, que le provocan desesperanza y desasosiego, lleva a que sus pinturas muestren escenas urbanas nocturnas desoladas. Los tonos grises, azules y ocres intensifican la sensación de desolación, y desplaza a las figuras al segundo plano para enfocarse en el dramatismo del entorno.
Genovés continuó su obra y su interés manifiesto por lo social a lo largo de décadas, explorando la relación entre individuo y multitud. Su estilo evolucionó, pero su compromiso con la representación de la realidad contemporánea se mantuvo constante.
La década siguiente fue la de la síntesis. Las multitudes, vistas desde una óptica cenital, están conformadas por pequeñas figuras negras y grises. En muchos casos se juega con el fondo y con distintos elementos que interactúan con esos personajes.
Durante su vida recibió gran cantidad de honores: la mención de honor en la XXXIII Bienal de Venecia (1966), la medalla de oro en la VI Bienal Internacional de San Marino (1967), el premio Marzotto Internazionale (1968), el Premio Nacional de Artes Plásticas (1984), el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2002) y la medalla de oro al mérito en las Bellas Artes del Ministerio de Cultura (2005).
No dejó de pintar hasta el último día de su vida, el 15 de mayo de 2020, este artista que alguna vez dijo: “La pintura es muda, pero está gritando siempre. Y ese grito se puede interpretar de muchas maneras”.
Fotos: Carlos Muina/Cover/Getty Images (monumento El abrazo).