¿Un artista puede ser coleccionista al mismo tiempo? ¿De qué nos hablan las colecciones de aquellos que también producen arte? ¿Qué sentidos nuevos son posibles encontrar entre la propia obra y las elecciones que hacen al adquirir una obra de un colega? ¿Cómo se dan los cruces simbólicos y materiales de las obras reunidas? Estas son sólo algunas preguntas que nacen al recorrer Colecciones de Artistas, una muestra organizada por Fundación Proa, que reúne las colecciones privadas de los artistas: Cynthia Cohen, Marina De Caro, Sigismond de Vajay, Gachi Hasper, Inés Raiteri, Rosana Schoijett, Cecilia Szalkowicz y Gastón Pérsico.
Con la curaduría de Patricia Rizzo y Mayra Zolezzi como curadora adjunta, la muestra pone en valor a los artistas por medio de casi 400 obras de distinto formato y estética que permiten descubrir el hacer de una época. En cada espacio de las salas se exhiben obras que invitan a conocer a través de ellas los intereses, vínculos personales y cruces creativos que componen su universo cotidiano.
“Se eligieron colecciones y luego, las obras. Todos tienen mucha más obra que la que exhiben. Curatorialmente es una exhibición en la que se tuvo muy en cuenta la mirada del artista coleccionista”, cuenta Patricia Rizzo, en diálogo con Infobae Cultura.
La selección también da testimonio de sus propias trayectorias ya que las piezas elegidas son producto de adquisiciones, regalos e intercambios con otros colegas con los que coincidieron en distintos periodos y espacios. Dada esa particularidad, y que en la mayoría de los casos ese acervo creció de forma espontánea, sin un programa ni objetivos definidos, es que los artistas convocados prefieren describirse así mismos como “coleccionadores” en lugar de coleccionistas.
El acervo de Rosana Schoijett documenta su experiencia como cronista fotográfica y es el resultado de los intercambios producidos durante su recorrido artístico. En la de Gachi Hasper se distinguen obras de grandes artistas geométricas como María Martorell, Germaine Derbecq y Marta Botto. Según palabras de la artista: “cada vez que vende, compra”, y así practica el beneficio de la reciprocidad. Cynthia Cohen conserva obras elegidas de colegas amigos como Marcelo Pombo, Alberto Passolini, Jorge Miño y Luis Benedit. En la de Marina De Caro, además de trabajos anónimos elegidos principalmente por su impronta singular, hay una marcada presencia de alumnos que pasaron por su taller.
Por su parte, el conjunto de Inés Raiteri está atravesado por tres momentos importantes dentro de su formación y se destaca por una colorimetría emparentada con la paleta que la artista utiliza en su hacer: están Daniel Joglar, Beto De Volder, Deborah Pruden, Elisa Strada, Maja Lascano y Marina De Caro. En el caso de Cecilia Szalkowicz y Gastón Pérsico, al igual que el de Schoijett, tienen relevancia los intercambios con amigos y consideran su patrimonio como una biografía colectiva construida por su entorno afectivo. Por último, el patrimonio de Sigismond de Vajay está disperso en el mundo y refleja distintas etapas de su vida nómade. En ese contexto, se expone la instalación de Spencer Tunick realizada en el taller de Frida Kahlo, en México.
La muestra ofrece un panorama del arte contemporáneo desde una mirada distinta. Los propios artistas ofrecen una lectura del contexto a través de sus propias adquisiciones y proponen al espectador que circule y encuentre relaciones entre sus gustos, su entorno y sus propias producciones. “Cada artista tiene en exhibición las piezas que tiene en su acervo. Yo creo que es una muestra para ver más de una vez”, concluye la curadora.
Paisajes políticos
En la sala 4 se exhibe la retrospectiva de Carlos Trilnick, uno de los máximos referentes del videoarte de nuestro país y Latinoamérica. Con la curaduría de Marcela Römer, un reducido conjunto de fotografías y videoinstalaciones realizadas entre 1989 y 2019 permiten conocer el interesante universo de este artista, curador, divulgador y docente y director de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires entre 2014 y 2018.
“Carlos tiene una trayectoria importantísima en relación a la historia del arte argentino, en videoarte y en tecnología. Hicimos una cronología donde se pueden ver con todos los músicos y artistas con los que trabajó y la carrera extensa que tuvo. Es un maestro de artistas en el rubro imagen y sonido”, cuenta Römer en diálogo con Infobae Cultura.
Trilnick (Rosario, 1957-2020) dejó un extenso corpus de proyectos que marcan un punto de inflexión en la historia local del arte multimedia y dan testimonio de su compromiso con la historia, la educación, los derechos humanos y la memoria.
En la muestra se observa un guiño permanente en sus obras a la naturaleza, al cuidado de los recursos naturales, a la denuncia por los derechos humanos y las injusticias sociales. “Producto del contexto que tiene que ver con la guerra en la Franja de Gaza reprodujimos Minas personales, una instalación que él hizo en la Universidad de San Diego y que es una denuncia de que en el mundo aún siguen existiendo minas enterradas que la gente las pisa y produce muertes”, concluye la curadora.
*La muestra “Colecciones de artistas” y la retrospectiva de Carlos Trilnik pueden visitarse hasta marzo de 2024 en Fundación Proa (Av. Don Pedro de Mendoza 1929, La Boca), de miércoles a domingos, de 12 a 19 hs.
[Fotos: Patricio Pidal - gentileza prensa Fundación Proa]