El supremo influjo de la fotografía en el mundo pictórico de Carlos Alonso

La muestra “El asedio de lo real” reúne 17 obras del artista mendocino, creadas entre 1967 y 2002, reveladoras de la influencia conceptual que tuvieron imágenes previamente tomadas en su estilo

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El porteño espacio Arthaus posa
El porteño espacio Arthaus posa su mirada en el vínculo del artista argentino con la fotografía para la creación de su monumental obra, que navega entre la alegoría y el crudo realismo

Con 17 obras icónicas de gran formato en las que Carlos Alonso representó desde el asesinato del Che Guevara en Bolivia y el universo atormentado de Van Gogh hasta la muerte de Spilimbergo, el porteño espacio Arthaus posa su mirada en el vínculo del artista argentino con la fotografía para la creación de su monumental obra, que navega entre la alegoría y el crudo realismo.

En la exhibición El asedio de lo real las pinturas se despliegan sobre las paredes del centro cultural del microcentro porteño, y en un espacio vidriado se exhiben los documentos fotográficos que dieron origen a las obras creadas entre 1967 y 2002 por Alonso (Mendoza, 1929), uno de los referentes más importantes del arte contemporáneo.

La idea de abordar el vínculo de la fotografía analógica con la obra del pintor tuvo su origen hace diez años cuando el presidente del espacio cultural, Andrés Buhar, curador de la muestra junto a Virginia Castro, comenzó a trabajar en el armado del libro Vida de pintor y, al acercarse al trabajo de Alonso, observó que varias de sus pinturas habían surgido de documentos fotográficos, cuenta en una recorrida por la exhibición.

 Andrés Buhar, presidente del
Andrés Buhar, presidente del espacio cultural y co-curador de la muestra junto a Virginia Castro

“La idea de la muestra justamente es apuntar a ese aspecto que puede ayudar a completar la visión de Alonso que siempre quedó como el pintor comprometido y dibujante, lo cual es cierto, pero que me parece que hay una relación que tiene que ver básicamente con cómo se planta en el siglo XX un pintor frente a la figuración”, explica Buhar, admirador y coleccionista de la obra de Alonso.

Su forma de trabajo “tiene que ver con tomar imágenes pregnantes, que a él lo convocan, y que le sirven de punto de partida para plasmarlas después en un cuadro que generalmente trabaja en series”, destaca Buhar, compositor y pianista.

En el armado de la muestra las fotos no están unidas a las obras porque esa distribución “llevaría al espectador a buscar similitudes y diferencias, contaminando la relación que el espectador establece con el cuadro, explica el curador.

"Hay una relación que tiene
"Hay una relación que tiene que ver básicamente con cómo se planta en el siglo XX un pintor frente a la figuración”, dice Buhar

De esta manera, las fotos aparecen en la caja de escalera de vidrio para “recrear una dinámica que tiene que ver con desmaterializar el objeto fotográfico que se torna fantasmagórico y empieza a rondarle al artista, y sobre ese fantasma llega a la pintura. La idea es que el espectador que se acerca a la muestra vea las fotos y después los cuadros llevándose la foto en el recuerdo”, dice Buhar.

La muestra reúne solo algunas de las obras en las que Alonso partió de fotografías, y que abarcan un lapso de 35 años de su producción centrada en su mayoría de los 70 a los 80. La exposición se inicia con una serie basada en una foto del inglés Eadweard Muybridge, que trabajaba con una secuencia de fotos destinadas a captar el movimiento.

En la secuencia de Muybridge se observa el desplazamiento de una niña que va a buscar una muñeca, y ese recorrido de la niña es captado en varias fotografías, pero Alonso altera esa secuencia y pinta solo dos: el momento en que toma la muñeca del piso y el momento en que la arroja nuevamente con fuerza. “Toma el principio y el final que son los lugares de mayor tensión de un movimiento”, explica Buhar. Esa tensión se observa no solo en el recorrido del brazo de la niña sino en su rostro, que aparece fantasmagórico, deformado, al arrojar el juguete.

“Carne de primera”, donde Alonso
“Carne de primera”, donde Alonso reproduce la imagen de un candidato a gobernador que se fotografía frente a los frigoríficos, en la década del 40

A esta obra, le sigue la impactante “Carne de primera”, donde Alonso reproduce la imagen de un candidato a gobernador que se fotografía frente a los frigoríficos, en la década del 40, momento en que se ampliaba el mercado interno de este producto típicamente argentino. El punto de partida de esta obra de Alonso es un volante político y Buhar destaca el “proceso creador” que llevó adelante el artista: las reses que se exhiben “pasan a primer plano” junto a la figura del político, respetando así la tradición del retrato; pero, por otro lado, la carne pasa a representar de manera alegórica, las joyas, el cetro, el trono.

La muestra continúa con la serie de Van Gogh, “un artista muy importante para él como pintor moderno que no vendió un solo cuadro en vida”, dice Buhar al referirse a esta parte de la producción del mendocino que dedicó muchas de sus obras al creador neerlandés. Alonso toma el concepto de Artaud, del “suicidado de la sociedad”, agrega.

La serie se inicia con el cuadro donde aparece Van Gogh en una cama de hospital, que rota el cuello mirando al espectador y lo obliga a involucrarse con lo que sucede, mientras una monja le corta en un plato el almuerzo de ese día: un bife. Esta obra surgió de una foto de un hospital de la Primera Guerra Mundial, de la revista Life de 1964, donde una monja está amputando la pierna de un enfermo. En esta obra, el bife representa la parte por el todo, ya que esa porción de carne representa “el cuerpo de Van Gogh”, explica Buhar.

Del libro "Vida de pintor"
Del libro "Vida de pintor"

A esta obra le continúa “La oreja”, donde el pintor postimpresionista aparece de frente, fumando pipa y con la cabeza vendada luego de haberse amputado la oreja, órgano que se representa en el cuadro, de fondo rojo, junto a la navaja con que ejecutó el corte. En perspectiva, y al fondo del cuadro, se dibuja la imagen de su habitación, tomada de una postal turística del último sitio donde estuvo antes de suicidarse.

En esta obra, Alonso hace una especie de retrato lombrosiano de investigación del suicidio del delincuente, donde tabula la oreja como para dar cierta explicación de por qué se la cortó. Con una cuota de humor, la oreja aparece sola en un rectángulo. Junto a esta obra, se observa el retrato de su hermano Teo, que hace referencia a la carta de testamento que Van Gogh le envió antes de suicidarse.

Otra de las obras son el fin de primavera y fin de invierno, en la que Alonso parte de una foto del anarquista Mateo Morral, que apareció en un semanario ilustrado del siglo XX. El episodio alude a la historia de un anarquista que trató de matar a un rey, tirando una bomba de un balcón y mató a un montón de gente menos al rey, y día siguiente lo encuentran y lo matan. En la ilustración el que aparece no es Morral, es una persona que hace del anarquista, en la reconstrucción del episodio.

Otra de las obras son
Otra de las obras son el fin de primavera y fin de invierno, en la que Alonso parte de una foto del anarquista Mateo Morral, que apareció en un semanario ilustrado del siglo XX

La serie “Lección de anatomía” le sigue a estos cuadros, con la icónica imagen del cuerpo de Ernesto Che Guevara, asesinado en Bolivia, inspirada en la fotografía del boliviano Freddy Alborta, en amalgama con el cuadro de Rembrandt, “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp”.

A partir de la foto congelada del cuerpo del Che, Alonso plasma con genial inteligencia el impacto de ese asesinato. Con su pintura va mas allá de la exhibición obscena del cuerpo del revolucionario, al representar la sangre y los órganos internos de ese cuerpo inerte.

En esta obra, Alonso “usa el lenguaje del pop, propio de Estados Unidos, como una denuncia contra ese país por el asesinato del Che. Y en los diálogos que mantienen los personajes intervinientes uno pregunta: de qué murió y otro contesta: lo mató la CIA, pero en holandés, con personajes de Rembrandt”, explica Buhar.

Los últimos cuadros de la
Los últimos cuadros de la muestra están reunidos en “Retrato de familia”, de 1975, que parten de una fotografía de chacareros mendocinos

El poeta alemán Schiller y Lino Enea Spilimbergo, yacientes, aparecen uno al lado del otro en otra de las paredes de la sala. ‘Muerte de Spilimbergo’ es una obra nunca antes exhibida y de gran valor artístico y sentimental. Alonso se inspiró para el retrato del pintor en la foto que le tomó un amigo del artista plástico desaparecido en dictadura. Estos cuadros que se vinculan con la muerte de los creadores representan un homenaje en el recorrido de su obra, ya que Alonso fue alumno de Spilimbergo, de gran compromiso ético con la pintura, expresa el curador.

Los últimos cuadros de la muestra están reunidos en “Retrato de familia”, de 1975, que parten de una fotografía de chacareros mendocinos, que guardaba Alonso, de la década del 50, y los lleva en su representación artística a los años 70. En uno de ellos aparece un retrato de Eva Perón, y en los ojos de uno de los campesinos, bandas negras, en alusión a los desaparecidos en dictadura.

La exposición, que podrá visitarse hasta el 25 de febrero del 2024, en Bartolomé Mitre 434, estará acompañada de una serie de activaciones a cargo de reconocidos especialistas en la obra de Alonso, los estudios visuales y la fotografía analógica y digital, así como de visitas conversadas a cargo de los curadores.

Fuente: Télam S. E.

[Fotos: Cristina Sille - Télam S. E. ]

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