En el transcurso de un año, la vida del renombrado autor Hanif Kureishi ha sido un relato de adaptación, desafíos personales y una inquebrantable voluntad de superación. Tras el fatídico accidente que lo dejó parapléjico mientras se encontraba en Italia, el mundo al que se enfrenta ahora es notablemente distinto al que conocía.
En una emotiva participación en un programa de la BBC, Kureishi confesó que desde el accidente, el mundo parece sumido en una penumbra que antes no existía. Describió las sensaciones derivadas de la inmovilidad como una paradoja: sentirse menos poderoso en ciertos aspectos, mientras descubre un tipo diferente de poder en otros.
El día que alteró su destino, mientras disfrutaba de los escenarios de Roma, un desvanecimiento abrupto lo sumió en una pesadilla. Ese día, el narrador de origen paquistaní había estado caminando por sitios míticos de la capital italiana como la Piazza del Popolo y los jardines de Villa Borghese y luego regresó a su departamento, donde se puso a ver un partido de fútbol del Aston Villa. Mientras tomaba una cerveza, se sintió mareado y perdió la conciencia. Lo siguiente que recuerda de ese día es que se despertó en un charco de sangre, con su cuello torcido, y su esposa arrodillada a su lado.
Desde entonces, su vida se ha dividido entre hospitales, cirugías y una lucha constante contra la inercia de sus extremidades. “Es como si te arrancaran del mundo y te castigaran de forma kafkiana”, expresó el autor, conocido por sus obras Intimidad y El Buda de los suburbios.
Una semana después del accidente, el autor de Algo que contarte comenzó a documentar su proceso de recuperación a través de posteos dictados a su hijo Carlo desde su cama de hospital en Italia. Desde entonces, casi 18.000 lectores se han suscrito al canal Substack de Kureishi por sus escritos sobre su nueva situación inmovilizada. Parte de esa material más entradas inéditas serán reunidas en 2024 en un libro que será publicado por Hamish Hamilton, un sello de Penguin Random House.
Estas publicaciones semanales, que abordan todo, desde su uso de drogas recreativas y su escritura creativa hasta actualizaciones del hospital, lo ayudaron a revitalizar la relación de con sus lectores, quienes le dan la fuerza para continuar: “Me comunico con otras personas y trato de recordar que lo que me pasó no es tan infrecuente. Te das cuenta de que todas las familias del mundo han experimentado la muerte, la enfermedad o la discapacidad de una forma u otra, y que así será”, aseguró Kureishi en la entrevista con la BBC.
La perspectiva de la muerte inminente, en ese momento de confusión y dolor, le llevó a reflexionar sobre la banalidad de morir en tales circunstancias. “Pensé que podría hablar por FaceTime con algunos amigos mientras esperaba la ambulancia y decirles adiós”, recordó con ironía.
El proceso de recuperación se ha convertido en una lucha diaria, física y emocionalmente desafiante. Kureishi, quien se describe ahora como un “dictador reacio” debido a su dependencia en actividades cotidianas, ha hallado consuelo y fuerza en la escritura. A través de su canal en Substack, ha compartido casi 18.000 lecturas con seguidores que se han convertido en un faro de apoyo en su travesía hacia la adaptación.
Este nuevo capítulo en la vida del autor será plasmado en un libro que se publicará en 2024, una recopilación de sus experiencias, reflexiones y luchas durante este periodo de inmovilidad. Kureishi ha encontrado en su público una red de conexión vital, comprendiendo que las dificultades que enfrenta son universales, un recordatorio de la fragilidad humana y la fortaleza que se encuentra en las conexiones interpersonales.
“El mundo parece mucho más oscuro”, confiesa Kureishi, un hombre cuya percepción de la vida ha cambiado radicalmente, llenándola de cinismo y despojándose de su antiguo sentido del humor. Sin embargo, entre las sombras, ha encontrado un nuevo tipo de poder, uno que emana de su historia y resiliencia, que toca y transforma a quienes lo rodean.
El relato de Hanif Kureishi es un testimonio de la capacidad humana para encontrar luz en los momentos más oscuros, un recordatorio de que, a pesar de la adversidad, la conexión con los demás puede ser el mayor motor para seguir adelante.
Fuente: Télam S.E.