El ciberataque del pasado 31 de octubre ha sumido a la Biblioteca Británica en un desafío sin precedentes, impactando su sitio web, sistemas en línea y limitando el acceso a valiosas publicaciones y manuscritos. Este incidente se une a una serie de ataques similares que han afectado a instituciones culturales como la Ópera Metropolitana de Nueva York y el Museo de Historia Natural de Berlín, generando preocupación sobre la seguridad de los datos que albergan.
El ransomware Rhysida, identificado como responsable por la BBC, no solo ha cifrado datos, sino que ha comprometido información sensible, incluyendo detalles de empleados y usuarios. La amenaza de filtración de datos robados y la exigencia de un rescate han sumido a la institución en un proceso de recuperación y análisis junto a expertos en ciberseguridad y autoridades policiales.
El software utilizado para el ataque que hace referencia a una especie de ciempiés que habita en África y en el sureste asiático y que se supone que fue creado en Rusia, generó caos en la administración de la institución porque se perdió el dominio sobre todo su archivo electrónico.
Roly Keating, director ejecutivo de la Biblioteca Británica, describe el incidente como una situación en evolución constante. El regreso gradual de servicios cruciales, iniciando con el catálogo principal a partir del 15 de enero de 2024, representa un paso crucial hacia la normalización. Sin embargo, la complejidad del análisis de los casi 600 gigabytes de datos filtrados por los atacantes implica un proceso que podría extenderse por meses.
Consultado sobre la preparación ante posibles ataques, un portavoz del Museo Británico reafirmó las medidas de seguridad implementadas para proteger a empleados, visitantes y sus valiosas colecciones. El profesor adjunto Jiali Zhou de la American University de Washington DC señala la vulnerabilidad de la infraestructura informática del sector público y la necesidad de una mayor inversión en seguridad en estas instituciones.
Para algunos analistas, el ataque a la Biblioteca Británica trasciende lo material, siendo un golpe simbólico contra la difusión del conocimiento. La interrupción de investigaciones y publicaciones académicas revela las consecuencias tangibles de este ataque para la comunidad educativa. En palabras de Keating, este ciberataque atenta contra los principios mismos de las bibliotecas y las instituciones educativas, reflejando una amenaza en constante evolución. La sociedad debe estar alerta y unida frente a esta creciente adversidad que pone en riesgo el acceso al conocimiento y la apertura que representan estas instituciones.
Este tipo de estructura permite organizar la información de manera lógica y coherente, manteniendo la relevancia y la importancia de cada aspecto del ciberataque y sus implicaciones para la Biblioteca Británica y las instituciones culturales en general.
La primera amenaza de los piratas electrónicos, que pidieron un rescate de más de medio millón de euros, fue que estaban dispuestos a dejar en la llamada “deep web” los 573 gigabytes de datos que se almacenaban en los ficheros de la institución. En esos archivos figuran unos 490.000 ficheros de la biblioteca con información “exclusiva, única e impresionante”, según un texto breve con el que los autores del robo amenazaron a las autoridades.
La biblioteca más importante del Reino Unido custodia colecciones históricas y contemporáneas y cuida un patrimonio de más de 170 millones de documentos, la mayoría de libre acceso a académicos e investigadores. Sus libros pueden contener muchos secretos, pero los investigadores pueden encontrarlos, interpretarlos y publicarlos, o lo harían si la tecnología funciona. Son esos investigadores los que más sufren ahora, ya que los estudiantes de doctorado no pueden terminar sus trabajos antes de la fecha límite y sus profesores no pueden publicar.
Fuente: Télam S.E.
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