El pintor Richard Sturgeon, un “forastero” del arte como lo definió alguna vez Yuyo Noé, por no adscribir con su estilo a etiquetas ni clasificaciones predominantes, presenta una veintena de pinturas de los últimos 20 años en la muestra Pomposo, que abrió sus puertas en el porteño Paseo de las Artes Duhau, donde se podrá visitar con entrada gratuita hasta el 10 de marzo de 2024.
Sturgeon cuenta historias con toda naturalidad, no sólo a través de sus pinturas con pinceladas de colores vibrantes e historias escondidas detrás de las formas que se desdibujan en la tela, sino también por la narración que va conformando casi sin querer de su propia vida: exhibió por primera vez sus pinturas en el Parakultural, fue compañero de pensión con Luca Prodan en la calle Alsina, conserva unas 30 obras de su gran amigo Federico Manuel Peralta Ramos y su bisabuelo fue enviado por la mismísima reina de Inglaterra hasta Buenos Aires para instalar los ferrocarriles y hasta allí se remonta su apellido de origen inglés.
Todo eso lo relata de manera anecdótica mientras recorre su flamante exposición en el Paseo de las Artes, un conjunto de 26 obras que van desde el 2002 hasta la actualidad, en su mayoría pinturas de grandes dimensiones totalmente volcadas a la abstracción e inspiradas por diversas temáticas, incluida la coyuntura del mundo: “Es como una pequeña retrospectiva de este siglo, porque en el otro siglo mis obras eran más bien figurativas”, explica el artista nacido en 1952, que se formó en los talleres de Aníbal Carreño y Carlos Gorriarena.
Con calidez y espontaneidad, el artista se pasea por el espacio expositivo mientras observa algunos datos de sus trabajos, como la obra que señala ahora: “Esa se llama El hijo de Bush, la pinté cuando Estados Unidos atacó Irak, en el 2003″. Y asegura: “De repente vuelvo a la figuración pero a dibujos muy locos, no a figuras humanas”, al ser consultado por el disparador de sus producciones. En su taller, en una chacra en Pilar, a donde se mudó cuando cumplió 60 años, colgó un cartel que reza “No aprovecharse del impulso adquirido”. “Eso es Deleuze, toda mi filosofía empieza con él. No hay que quedarse con lo de atrás”, relata el creador de 71 años.
¿Y qué es lo que inspira sus obras? “Me interesa lo que no es tan racional, me levanto y tengo que ver qué va a pasar porque estoy cambiando continuamente. La temática de mi obra tiene que ver con lo que está pasando en el mundo, con una situación que a mí me despierta ese día, con algo que leo o algo que me encuentro. Pero es en el contacto con la pintura cuando sucede todo, agarro el pincel y me suelto. Y aparecen cosas”, detalla pero por sobre todo asegura “No quiero estar encasillado”.
La primera exposición de Sturgeon fue en el mítico Centro Parakultural y así lo recuerda el artista: “Yo era muy amigo de Federico Manuel Peralta Ramos. Y un día fuimos juntos a una inauguración de Pérez Celis en el Parakultural y Federico me dice ‘tenés que exponer acá. Yo te consigo y te largás. Exponés acá y empezaste tu carrera’. Y ahí empecé a exhibir. Algunas de esas obras aún las tengo”, rememora Sturgeon.
Sobre su amistad con Peralta Ramos, de carrera notoria por haber participado en la televisión junto a Tato Bores, o por sus obras viralizadas con la frase “Misterio de Economía”, el artista afirma: “De Federico Manuel conservo 30 obras. Éramos muy amigos. Hubo dos o tres años que prácticamente vivimos juntos. Ibamos a la verdulería juntos, a la noche comíamos en Pipo, al otro día desayunábamos en el Florida Garden”, enumera el artista que obtuvo en 2014 el Gran Premio de Honor del Salón Nacional - Palais de Glace.
Por esa misma época, Sturgeon fue compañero de pensión del mítico cantante de Sumo, Luca Prodan. Era una década del 80 efervescente y en esta bohemia y humilde pensión sobre la calle Alsina, repleta de artistas, Luca y Richard mantenían furtivos encuentros trasnochados en la cocina común. La casa es hoy un santuario a donde peregrinan los fanáticos del fallecido cantante.
“Yo me acababa de separar y me fui a vivir a una casa en la calle Alsina, en San Telmo, donde había varias personas porque era tipo pensión; donde cada uno pagaba por su habitación. No éramos amigos con Luca pero sí nos encontrábamos en la cocina por ahí a las 4 o 5 de la mañana y hablábamos en pocas palabras, todo muy corto, porque él siempre estaba con muchas ‘cosas’ arriba. Era un tipo muy culto y hablábamos de cosas re locas pero siempre diálogos breves”, relata y agrega: “Murió en esa casa pero yo ya me había mudado porque justo empecé a trabajar en la galería de Julia Lublin y me pude mudar”.
Las pinturas en óleo sobre tela, que se despliegan en el Paseo de las Artes, encierran títulos como por ejemplo Calder (en homenaje a Alexander Calder), Savoy Brown, Singapur, The worst, Granny o Tatlook, éste último nombre, por ejemplo, en homenaje a la mujer de quien se enamoró Oppenheimer, el inventor de la bomba atómica. “Empecé a leer sobre la historia de Oppenheimer y él se enamoró de esta chica que era izquierdista, gay y se llamaba Tatlook. Y ese nombre me fascinó. Decidí por eso titular así a la obra”, detalla.
Para Sturgeon, “la pintura tiene que ser grande. No me interesa la cosita chiquita”, se planta, y eso queda en evidencia al ver las dimensiones de los trabajos que se despliegan por la galería de arte. Sobre su paleta de colores, el creador detalla: “Los colores me eligen a mí, más que yo a ellos. Trato de no imponer nada”, sugiere.
¿Y qué opina sobre aquella palabra de Luis Felipe Noé, que lo definió hace muchos años como un “forastero” del arte? “Muy bueno lo que dijo Yuyo. Yo era muy joven en ese entonces. Me lo dijo y me quedé ‘wow. Qué buena frase’. Le escapo a las clasificaciones. A la gente le gusta clasificar todo y yo me siento medio inclasificable. Me gusta hacer lo que quiero. Soy un outsider, un forastero”, confirma.
La exposición Pomposo de Richard Sturgeon se puede visitar en el Paseo de las Artes Duhau (Avenida Alvear 1661, Recoleta) hasta el 10 de marzo de 2024, con entrada libre y gratuita, todos los días las 24 horas.
Fuente: Télam S. E.