En el marco de la investigación y conservación emprendida en torno a La Ronda de Noche de Rembrandt, una obra que ha sobrevivido siglos de vicisitudes y restauraciones, un descubrimiento excepcional ha cautivado a expertos y amantes del arte por igual. El análisis con fluorescencia de rayos X, una técnica no invasiva, reveló una capa inusual de plomo bajo la superficie pictórica, abriendo una nueva ventana al enigmático proceso creativo del maestro holandés.
La pieza, finalizada en 1642, es un tesoro custodiado en el Rijksmuseum de Ámsterdam, reconocida originalmente como “Compañía militar del distrito II al mando del capitán Frans Banninck Cocq”. A lo largo de los siglos, su título popular, La Ronda de Noche, ha sido testigo de interpretaciones erróneas y actos de vandalismo, desafiando así su integridad y generando intrigas en torno a su conservación.
La singular técnica de análisis empleada por primera vez para estudiar esta obra maestra desveló una capa rica en plomo, una sorpresa para los investigadores que buscan desentrañar los métodos de Rembrandt. Aunque se especula que el plomo pudo haber sido utilizado por el pintor como medida para proteger la pintura de la humedad, la incógnita sobre los productos químicos presentes en las capas subyacentes persiste, añadiendo un misterio más a esta fascinante obra.
Su nombre popular, La ronda de noche, se debe a una confusión, ya que durante siglos se pensó que mostraba una escena nocturna hasta que en 1947, tras una restauración, se vio que la obra solo estaba oscurecida por la degradación del barniz y por la suciedad acumulada durante años y que la escena tenía lugar durante el día. Además, en sus cuatrocientos años de vida, ‘La ronda de noche’ sufrió varios actos de vandalismo (fue atacada con un spray de ácido en una ocasión y rasgada con un cuchillo en otra), por lo que ha sido restaurada en varias ocasiones. Tantas alteraciones llevaron a los científicos a poner en marcha, en 2019, la ‘Operación Ronda de Noche’, un proyecto de investigación y conservación para estudiar cómo Rembrandt había creado la obra y evaluar su estado actual.
Pese a las condiciones excepcionales de conservación de este cuadro, pasó varios años en paradero desconocido, lo que contribuyó a su deterioro y especialmente en las zonas en las que el autor usó pigmentos basados en sulfuro de cadmio. La investigación descubrió que debido a la humedad, el sulfuro de cadmio original se convirtió en sulfato de cadmio, modificando los pigmentos amarillos, un descubrimiento que ayudó a optimizar las condiciones de conservación del cuadro y a minimizar su exposición a niveles de humedad relativa del 45% o menos.
Este hallazgo trae reminiscencias de investigaciones anteriores, como el análisis de El Grito de Edvard Munch en 2020. La aplicación de tecnologías no invasivas y de fluorescencia de rayos X permitió descubrir detalles cruciales sobre la degradación de este cuadro moderno debido a la humedad, impactando en su conservación y revelando secretos sobre la composición de los pigmentos empleados por el artista.
A medida que estas técnicas avanzadas iluminan las obras de arte, el enigma del plomo en La Ronda de Noche agrega una dimensión más a la historia de esta icónica pintura de Rembrandt y abre nuevas puertas para comprender los métodos y el proceso creativo del maestro del Siglo de Oro holandés.
Fuente: EFE