Todas las facetas de Ramón Ayala, el artista de la “ultrasensibilidad”

El autor de “Posadeña linda”, “El cosechero” y otros himnos de la música popular argentina de todos los tiempos fue, además, un emblema cultural del litoral, inspirado poeta y destacado artista plástico

Ramón Ayala, el artista de la “ultrasensibilidad”

La noticia llegó durante la madrugada: murió Ramón Gumercindo Cidade, más conocido como Ramón Ayala, creador del gualambao y emblema de la música del Litoral. Estaba internado en el Sanatorio Güemes, a causa de una neumonía que fue complicando su cuadro de salud. Tenía 96 años. La familia informó que lo velarán en el barrio de Almagro y la despedida será el sábado por la mañana en el Cementerio de Chacarita. Pero, ¿quién fue este hombre?

La definición de Wikipedia dice que es un cantautor, escritor, poeta y pintor argentino. También, uno de los máximos representantes de la música del Litoral. Otro dato: posee una de las trayectorias más extensas en el mundo artístico sudamericano.

Su historia comienza hace mucho, el 10 de marzo de 1927, en el pueblo de Garupá, a 15 kilómetros de Posadas, frente al río Paraná, y en la frontera con Paraguay. Su padre fue cónsul argentino en la ciudad brasileña de São Borja.

Ramón Ayala: "Posadeña linda" (Encuentro en el estudio)

Con la temprana muerte de su padre, y siendo un niño todavía, se mudó con su madre a Buenos Aires. Para ese entonces ya le gustaba la música. A losa 14 comenzó a tocar la guitarra y nunca se detuvo.

Tocó con Herminio Giménez, Félix Dardo Palorma, Rulito González, Damasio Esquivel, Emilio Biggi, Juan Escobar, Samuel Aguayo, Mauricio Valenzuela, Margarita Palacios, Arturo Sánchez y Amadeo Monjes hasta que en 1960 creó el gualambao.

En 2018 Ayala publicó su sexto libro titulado "Poemas, cuentos y relatos del camino"

“Es un ritmo de amor”, dijo en una entrevista con Gabriela Saidón en Infobae Cultura. “Es un ritmo de amplio espectro. Me preguntaban: ¿cómo llegaste a este ritmo que tiene tanta conjunción de cosas?, ¿de dónde sacaste, Ramón, esos canales que acudan a ese punto? Y bueno, dije yo, hay cosas que están más allá de uno. Pareciera que está todo pensado. No. Se hizo. Hemos aprovechado que estábamos ahí, lo tomamos. Y aquí está”, agregó.

Compuso “Posadeña linda”, “El cosechero” y tantos himnos de la música popular argentina de todos los tiempos. Sus canciones se han escuchado cientos de veces en las voces de cantantes reconocidas como Mercedes Sosa o Liliana Herrero, por nombrar sólo dos de las tantas y tantos.

Pero además de músico, Ayala fue un gran poeta. En 2018 publicó su sexto libro titulado Poemas, cuentos y relatos del camino, que incluyó ilustraciones propias. Esa podría ser la puerta de entrada para conocer sus otras facetas. Porque también fue un gran pintor y un destacado dibujante. Cuando le preguntaron qué palabra lo definía, dijo: “Yo creo que sería sensibilidad. O mejor: ultrasensibilidad. Sin ánimo de querer hacerme el altruista”, y se entró a reír.

Homenaje a Ramón Ayala en el CCK.

Este año se reeditó el libro Confesiones a partir de una casa asombrada”, publicado en 2015, un recorrido por su vida y también por sus emociones. Sobre este texto, Selva Almada dijo que es “una memoir, una pieza breve y extraña” y que “leerlo es como escucharlo a Ramón Ayala: su narrativa como su poesía y también como su manera de hablar es florida y declamatoria”.

Lector de Horacio Quiroga, de Jorge Luis Borges y de tantos otros. Inventor de palabras (como todo gran poeta), de las décimas “ayalianas” y de pinturas que mantienen colores fuertes, vibrantes. “Ese es un costado intuitivo. Yo me di cuenta de que tenía facilidad para dibujar, me salía bien y le seguí pegando. En el colegio, ya asombraba a los maestros”, dijo en la mencionada entrevista.

Creador del gualambao y emblema de la música del Litoral, pero también gran poeta y destacado pintor. Todo eso y más fue este ícono popular que falleció a los 96 años

En 2013 fue protagonista del documental de Marcos López: Ramón Ayala. Allí, con la templanza y la precisión que siempre lo ha caracterizado, dice: “Todo tiene una razón de ser, desde el mosquito hasta el elefante. Y si pensáramos en este momento, si usted, señor, señora, y todos los que estamos aquí ahora, y los zorzales y los pájaros, nos diéramos cuenta que estamos yendo a once kilómetros por segundo en un vehículo que se llama Tierra alrededor del sol, tendríamos un estremecimiento en la sangre”.

Y concluye así: “Y no hablaríamos de este día que hace calor, nos quejaríamos del frío. Bendeciríamos este día que está pasando. Por única vez en los mileniso: nunca habrá un momento, un día, un hora, una luz como esta que vivimos ahora”.

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