Daniel García (Rosario, 1958) vive y trabaja en el apacible barrio de Fisherton, en Rosario, donde a fines del siglo XIX se instalaron las familias del personal jerárquico del Ferrocarril Central Argentino.
La casa del artista se levanta por detrás de un pequeño jardín. En el living, antesala del estudio, hay más bibliotecas que sillones. Entre los más consultados, sobresale un volumen de entrevistas de David Sylvester con Francis Bacon, Interviews with Francis Bacon (después reeditado en versión aumentada como The Brutality of Fact y traducido como La brutalidad de los hechos), en que el pintor británico manifiesta la intención de que sus obras se sientan “con el cuerpo primero y con la mente después” –resume García–.
Otros favoritos compilan obra y textos del barcelonés Antoni Tàpies, entre muchos más. En esta casa, la distancia que separa los libros de las pinturas se mide en unos pocos pasos. Además, García trabajó diseñando libros y aportó imágenes para las tapas de la editorial rosarina Beatriz Viterbo.
En el estudio se abren distintos cuadernos con pequeñas pinturas sobre las páginas. Algunas son bocetos, otras son sus propias versiones de obras de otra de sus grandes influencias, el artista alemán Max Beckmann. García trabaja en varios cuadernos simultáneamente: mientras la pintura se va secando en uno, continúa en otro y así va desarrollando estas pequeñas piezas sin interrupción.
Respecto de la tradición rosarina, se declara “fan” de Augusto Schiavoni por cómo trabaja el plano y la luz en sus cuadros. Y además “si uno está de espaldas a una pintura de él –dice– es como si tuviera a una persona parada atrás”.
Con Schiavoni se identifica además porque solía trabajar en perspectivas con una profundidad restringida. García declara que en sus propias obras no hay más de veinte o treinta centímetros de profundidad, y lo ejemplifica con una tela de gran formato apoyada sobre una de las paredes, en que sobre un fondo negro contrastan los huesos del esqueleto humano en blanco y en tamaño natural. A la altura de la cabeza, por detrás de las órbitas, brillan un par de ojos vivos. Esa mínima distancia entre la calavera y los ojos devela entonces que los huesos corresponden al estampado de un disfraz de tela oscura, casi mimetizada con el fondo.
Entre sus lecturas recientes, García ha investigado a las sirenas: desde su origen mitológico y su iconografía hasta las especulaciones que han suscitado en autores del siglo XX, como Franz Kafka y Maurice Blanchot, que ha dado lugar a una serie de pinturas expuestas hasta fin de año en la galería porteña Gachi Prieto.
Si bien hoy conocemos a las sirenas sobre todo como personajes con cola de pez y torso, brazos y cabeza humana, el artista comienzo su exploración en tradiciones más antiguas, originarias del Mediterráneo, donde “corría la leyenda de una isla misteriosa en cuyas orillas los marineros perecían atraídos por el canto de los pájaros. Estas aves eran denominadas Sirenas, y se decía que tenían el rostro de mujer –escribe en el texto que acompaña su actual muestra–. Al menos así aparecían representadas en relieves funerarios, en esculturas y cerámicas, y pintadas en ánforas, hidrias, vasos y platos. Posteriormente aparecen también retratadas con senos y brazos, y ocasionalmente con instrumentos musicales”.
Las sirenas son siempre personajes híbridos entre humanos y animales, entre este mundo y el más allá. “Se emparentan con otras figuras míticas aladas con rostro de doncellas: las arpías y las esfinges, aunque las arpías son más bestiales y con grandes garras, y las esfinges tienen cuerpo de león –prosigue el artista–. Solo las sirenas cantan, pero todas ellas pertenecen al mundo ctónico o telúrico, y se relacionan de una u otra manera con el inframundo [en oposición al mundo celestial]. Se dice que las sirenas eran hijas de Aqueloo (el que ahuyenta los pesares), el dios del río del mismo nombre, y una de las musas (cuya identidad varía según los autores). Originalmente eran las jóvenes y bellas compañeras de Perséfone y su transformación es consecuencia de no haber logrado impedir el rapto de esta por parte de Hades. Según algunos fueron castigadas por Démeter y convertidas en aves. Según otros, su metamorfosis fue voluntaria: pidieron a los dioses alas para poder buscar más rápidamente a Perséfone. Cualquiera sea el caso, se supone que continúan frecuentando a su antigua compañera, ahora devenida reina del inframundo, y por eso es tan abundante su representación relacionada con ritos funerarios”.
García se inspiró en estas historias y personajes para crear su propia serie de siete Sirenas, pinturas de gran formato realizadas entre 2022 y 2023, todas con plumajes y garras diversas, pero siempre con el rostro de la bailarina Natalia Pérez, quien a su vez ha sido retratada con cuerpo de pájaro en una pieza en cerámica esmaltada de la escultora Noëlle Lieber (Sirena, 2023), basada en Sirena I, la primera que pintó García. Antes, el pintor había tomado como inspiración una pieza de Lieber que adquirió el año pasado y que llamó La nadadora de Noëlle (2022).
También en 2022, el artista conoció a la bailarina, que le propuso bailar en una muestra suya. Así comenzó un proceso de colaboración que dio lugar a la muestra Confluencias (marzo-mayo, 2023) en la Alianza Francesa de Rosario, en que se combinaban dos artes estáticas, la pintura de García y la escultura de Lieber, con la danza de Pérez, un arte del movimiento.
El sábado 25 de noviembre Pérez volvió a bailar con las pinturas de García, esta vez en la sala de la galería Gachi Prieto, entre sus propios retratos. Sus movimientos etéreos y gráciles crearon un diálogo con las figuras quietas de las pinturas en las paredes perimetrales, donde los pájaros con la imagen de su propia cabeza parecían observarla y, por momentos, reconocerla.
* La visita a la casa / taller de Daniel García fue posible gracias a una experiencia generada por Fundación Medifé en ocasión del 76° Salón Nacional de Rosario.
** Para visitar Sirenas: Gachi Prieto Arte Contemporáneo Latinoamericano. Uriarte 1373, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lunes a viernes de 14 a 19 y sábados de 15 a 19. Hasta el 30 de diciembre de 2023