Desde hace un tiempo, el periodista y escritor catalán Jorge Carrión se ha convertido en uno de los principales divulgadores de la cultura contemporánea. Sus columnas en Infobae Cultura y otros medios son leídas cada semana en distintos puntos del globo. Y en todas ellas suele haber una proposición de lectura, generalmente acompañada con recomendaciones de libros, sobre los más recientes avatares en la literatura, el arte y el mundo viral de las pantallas digitales. Es un observador atento de los fenómenos de este siglo, pero su modo de conectarlos se apoya siempre en la larga tradición de la cultura impresa. Saturados de información en tiempos cada vez más acelerados, todavía elegimos los libros para poder leer el mundo, interpretarlo y, a fin de cuentas, tener una experiencia.
Mucho antes de este presente hiperconectado, un joven Carrión viajero se dedicó a recorrer in situ y en la literatura cientos y miles de librerías y bibliotecas de todo el planeta. Ese peregrinaje luego se transformó en Librerías, ensayo finalista del Premio Anagrama que reúne a partir de una reflexión sobre estos espacios algunas de las casas del libro más emblemáticas desde la antigüedad hasta nuestros días. Con igual pasión, el autor regresa ahora a cinco de las metrópolis visitadas (Buenos Aires, Madrid, Lisboa, Ciudad de México, Barcelona) con Booklovers, una serie de cinco capítulos de emisión semanal que se estrena en exclusivo este jueves 23 en la plataforma española Caixaforum+.
Letraherido (del catalán lletraferit) es un término poco familiar para los que vivimos de este lado del Atlántico, aunque designa un mismo fervor por los libros en ambos márgenes del océano. Carrión toma esa palabra para nombrar una comunidad de lectores global y también como contraseña para atraer a un público deseoso de conocer historias como la de Miguel Ávila, quien rescató la librería más antigua de Buenos Aires. Como sugiere Leila Guerriero, entrevistada en su casa, la palabra amor tal vez no baste para describir el contacto asiduo con los libros. En su caso plantea esa relación como una fuerza natural. Alberto Manguel, quien muestra su biblioteca personal en Lisboa, desdeña el marketing que envuelve al concepto de booklover y prefiere definirse como un lector.
Carrión adopta frente a cámara la figura del detective urbano y arroja una pregunta específica para cada ciudad que sirve para descubrir la relación particular que establecen sus habitantes con los libros. No extraña que el primer capítulo esté dedicado a Buenos Aires, lugar donde el autor vivió por un tiempo y que tiene el mayor número de librerías en el mundo. Son tantas que una mirada extranjera puede llegar a confundir las librerías Levalle –de útiles escolares y artísticos– como parte de ese ecosistema (una de sus sucursales se cuela en el paneo de vidrieras). El recorrido, que suma bibliotecas públicas y los testimonios de Ávila, Guerriero y el librero, editor y poeta Francisco Garamona, también sobrevuela los orígenes de la literatura argentina y el pasado de inmigración con la hipótesis de que la traducción es la principal seña de identidad de esta cultura.
No faltan sitios atractivos para el turismo como Eterna Cadencia o el Ateneo Grand Splendid –la librería más grande de Latinoamérica–, pero sobre todo se pone el foco en la inmanencia de cada espacio y en la singularidad de proyectos como Eloísa Cartonera o La Internacional Argentina, que además de vender libros es sede del sello Mansalva y una suerte de salón literario donde confluyen artistas y escritores de la casa para compartir lecturas, discutir ideas e inventar formas propias. El mismo espíritu guía los paseos por las demás urbes, en un diálogo con la arquitectura y distintas expresiones artísticas que permiten dar cuenta de la idiosincrasia de estas capitales del libro, abiertas todas a un intercambio permanente con otras culturas.
En cada destino, referentes como el editor Jorge Herralde, la cronista y premio Cervantes Elena Poniatowska o la librera Lola Larumbe, le dan un espesor a las imágenes que ve el espectador. Booklovers muestra cerca de cincuenta espacios importantes de la circulación de la cultura escrita en lengua española, catalana y portuguesa, desde la librería Bertrand –la más antigua del mundo– o Ler Devagar en Lisboa, a la biblioteca barcelonesa de les Aigües o la Vasconcelos de Ciudad de México. Pero la serie no solo posa su mirada en los anaqueles o en los ficheros que conducen a centenarios volúmenes, también pone en relación los libros con los nuevos formatos del siglo XXI y con el campo expandido del arte contemporáneo.
[Fotos: gentileza prensa Caixa Forum +]