La belleza de la semana: “La Gran Vía”, de Antonio López

El representante del realismo español muestra su mirada única de la Gran Vía de Madrid, que pintó durante siete años

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"La Gran Vía", 1974-1981. Óleo sobre tabla. 93,5 x 90,5 cm. Colección privada
"La Gran Vía", 1974-1981. Óleo sobre tabla. 93,5 x 90,5 cm. Colección privada

En el trasfondo del bullicio urbano, Antonio López García, pintor y escultor español, ha plasmado su visión única de la Gran Vía de Madrid. Durante muchos veranos, a la misma hora y desde el mismo punto, López se sumergió en la tarea de representar esta emblemática arteria madrileña. En una entrevista, el artista expresó su deseo de capturar la escena desde la perspectiva del peatón, destacando la conexión profunda de este lugar con aquellos que por allí transitan y, a su vez, con su propia llegada a Madrid desde su pueblo natal.

López confesó en la misma entrevista no estar seguro de por qué madrugaba durante meses para acercarse a la Gran Vía. Sin embargo, afirmó que algo en ese espacio lo atraía de manera inexplicable. La elección de pintar durante las primeras horas del día buscaba despojar la escena del ajetreo característico, ofreciendo así una representación más serena y pura de este icónico rincón madrileño.

Antonio López García nació el 6 de enero de 1936 en Tomelloso, Ciudad Real. Hijo mayor de labradores acomodados, desde temprana edad, mostró una inclinación hacia el dibujo, influenciado, en parte, por su tío, el pintor Antonio López Torres. Esta temprana vocación y las influencias familiares lo encaminaron hacia una carrera dedicada a la pintura.

En 1949, se trasladó a Madrid para preparar su ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde se vinculó con otros artistas notables, con quienes conformó lo que se conocería como la Escuela madrileña. Permaneció allí entre 1950 y 1955 y luego fue becado por el Ministerio de Educación para viajar a Italia en 1955, donde experimentó una transformación al confrontar las obras maestras italianas del Renacimiento.

"Gran Vía Clavel", 1977-1990 Óleo sobre lienzo encolado a tabla, 119,5 x 124 cm
"Gran Vía Clavel", 1977-1990 Óleo sobre lienzo encolado a tabla, 119,5 x 124 cm

Experimentó una ligera decepción al contemplar personalmente las obras maestras que hasta entonces solo conocía a través de reproducciones, las cuales veneraba. Este encuentro directo con las obras en vivo marcó un punto de inflexión en su perspectiva artística, que lo llevó a apreciar y revalorizar la pintura clásica española. Este renovado interés fue cultivado a través de frecuentes visitas al Museo del Prado, donde la obra de Diego Velázquez se convirtió en una fuente significativa de inspiración.

Después de completar sus estudios, Antonio López llevó a cabo sus primeras exposiciones individuales en 1957 y 1961 en Madrid. Durante este tiempo, simultáneamente trabajaba tanto en la capital como en la localidad que lo vio nacer.

Casado en 1961 con la también pintora María Moreno, la unión dio como fruto dos hijas, María (1962) y Carmen (1965), ambas herederas del amor de sus padres por la pintura. López, además de su destacada labor artística, ejerció como profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando desde 1965 hasta 1969.

"Lavabo y espejo" (1967),  Óleo, de 98 x 83,5 cm. Parte de la colección del Museum of Fine Arts, Boston
"Lavabo y espejo" (1967), Óleo, de 98 x 83,5 cm. Parte de la colección del Museum of Fine Arts, Boston

A lo largo de su carrera, Antonio López ha recibido numerosos reconocimientos, incluido el nombramiento como miembro de número de la Real Academia de San Fernando en 1993 y una exposición antológica en el Museo Reina Sofía ese mismo año.

En 2014, Antonio López presentó una obra que generó gran expectación, La familia de Juan Carlos I, cuya creación le ocupó dos décadas. Su método de trabajo se distingue por una atención meticulosa a los detalles, y sus cuadros a menudo se desarrollan a lo largo de varios años, lo que refleja una búsqueda constante de la esencia del objeto representado y lo que él considera como obra que no termina de cerrarse hasta que se concluye.

La obra de López no se limita a la pintura, ya que también incursiona en la escultura, como la serie de cabezas gigantes, sin temor a la utilización de tecnologías modernas, tales como el escáner y la impresión en 3D para sus creaciones tridimensionales.

"Niño con tirador" (1953), óleo sobre lienzo, colección de Carmen López. 94,5 x 130 cm
"Niño con tirador" (1953), óleo sobre lienzo, colección de Carmen López. 94,5 x 130 cm

Defensor de que el arte sea accesible, Antonio López no cuestiona que sus obras sean parte de colecciones privadas, tal como ha declarado en la misma entrevista. Continúa inmerso en la pintura, esta vez capturando vistas parciales de la céntrica Plaza Puerta del Sol de Madrid, tal como ha hecho con la Gran Vía.

Con una carrera marcada por la dedicación, la meticulosidad y una búsqueda constante de la verdad en la representación artística, Antonio López García se erige como un referente en el arte contemporáneo, un maestro que ha sabido capturar la esencia de la vida en sus obras atemporales.

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