Una decena de activistas pintaron hoy de rosa algunas partes del Arco de la Paz, uno de los símbolos de la ciudad italiana de Milán (norte), en otro acto de protesta reivindicado por el colectivo Ultima Generazione (Última Generación).
Los ecologistas, entre siete y diez según la prensa local, fueron detenidos por la policía, aunque algunos de ellos se pegaron a la acera debajo del monumento, que quedó visiblemente tintado en su parte inferior según se aprecia en las fotos difundidas en redes sociales.
Sin embargo, esta vez el colectivo añadió la fabricación de armas y la guerra en Gaza a su lista de protestas, que normalmente suelen reducirse a la crisis climática.
“Ultima Generazione ha coloreado el Arco de la Paz para llamar la atención sobre los valores clave de nuestra República, traicionada por un Gobierno que produce armas que alimentan los conflictos bélicos”, explicó el grupo en sus redes sociales.
Asimismo añadió que “siempre son los ricos y poderosos los que actúan en nuestro detrimento y llevan años agravando la crisis climática y el colapso social. Por eso es nuestro deber gritar y entrar en la resistencia civil”.
El mes pasado, otros miembros del mismo colectivo bloqueó durante dos horas la autopista A4, que une las ciudades de Turín y Milán (norte de Italia), cuando dos de ellos pegaron sus manos al asfalto, para denunciar la gravedad de la crisis climática y protestar por la inacción política.
Se trató de la enésima protesta de los activistas de “Ultima Generación” en Italia, donde habitualmente han arremetido contra el patrimonio, como en mayo pasado, cuando arrojaron un líquido negro en el agua de la monumental Fontana de Trevi de Roma, con acciones similares en la fuente de la Barcaccia de la Plaza de España romana o la de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini en la Plaza Navona.
El Gobierno italiano ha aprobado un proyecto de ley que castigará a los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o patrimonio con multas de hasta 60.000 euros o sanciones penales.
Hace unos meses el Tribunal de la Ciudad del Vaticano condenó a una pena “suspendida” de nueve meses de prisión a los dos activistas climáticos que se pegaron a la famosa escultura del Laocoonte para protestar contra la crisis climática, así como a pagar una indemnización de 28.148 euros (unos 30.267 dólares).
Fuente: EFE