Pablo Edelstein: el regreso de la sensualidad de la tierra, en el MAT

El Museo de Arte Tigre presenta “La materia infinita”, la primera gran muestra del destacado ceramista argentino en 16 años, en un recorrido retrospectivo a través de 70 obras

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 "El sueño de Courbet", de Pablo Edelstein forma parte de 'La materia infinita' retrospectiva que se presenta en el Museo de Arte Tigre (Télam)
"El sueño de Courbet", de Pablo Edelstein forma parte de 'La materia infinita' retrospectiva que se presenta en el Museo de Arte Tigre (Télam)

En el centro de una de las salas, El sueño de Courbet. Una escultura de cerámica esmaltada en la que dos mujeres se entrelazan, descansan y, a su vez, parecen danzar. La coloración de esta pieza de finales de los ‘80 es heterogénea, generando así un juego de reflejos según el ángulo que se la observa, sus tonalidades varían cuando se la va recorriendo en sentido de las agujas del reloj.

Es una obra que exuda sensualidad, como tantas otras que se encuentran en La materia infinita, una retrospectiva en torno a Pablo Edelstein que lleva adelante el Museo de Arte Tigre (MAT), con alrededor de 70 creaciones en exposición, en la que además de cerámica -que son el corazón- también resurgen sus dibujos y obras en metal, dispuestas a través de la curaduría de Laura Casanovas y Gabriela Vicente Irrazábal.

El sueño de Courbet -que lleva a tres dimensiones una pintura de 1866 del pintor francés que dio un giro estético y conceptual a la representación de la desnudez femenina- está compuesta a partir de una serie de planchas, se va construyendo a través del ensamblado, de la agrupación de partes; una construcción pliegue a pliegue que, de alguna manera, remite a lo que está sucediendo con el legado del artista, que tiene su primera muestra institucional desde 2007.

La muestra reúne alrededor de 70 creaciones, entre cerámicas, dibujos y obras en metal (Crédito: Télam)
La muestra reúne alrededor de 70 creaciones, entre cerámicas, dibujos y obras en metal (Crédito: Télam)

Durante este tiempo, la obra de Edelstein cayó en el silencio y reaparece a través de un trabajo en conjunto que reúne a la familia, con su galerista y la salida de un libro de lujo realizado por India Ediciones.

Para empezar, la rueda comenzó a circular a través de un deseo, un pedido: el que el propio artista le realizó a su nieto, Alexis, hace algo más de dos décadas, cuando Internet irrumpía en lo cotidiano, para que llevara adelante el proceso de sacar a la luz su trabajo mediante un sitio, que después de algún tiempo ya se encuentra online.

Luego, se comenzó un trabajo de cataloguización de las alrededor de 5 mil piezas que Edelstein dejó en su taller, y que en lo próximo serán trasladadas (y muchas expuestas) al patrimonial edificio Anchorena (San Martín 523), donde además se realizarán actividades y, en el futuro, se planea generar una fundación.

El libro "Pablo Edelstein" (India Ediciones)
El libro "Pablo Edelstein" (India Ediciones)

A partir de esto, con la coordinación de la galerista Julia Baitalá -que abrió su espacio en julio, en el barrio de Villa Crespo, justamente con una muestra de Edelstein- se llevó adelante el proyecto del libro de más de 300 páginas, en el que se recorre vida y obra, con una tirada de 900 ejemplares, de los cuales alrededor de 400 serán entregados a universidades y centros de estudios artísticos para permitir el acceso libre a aquellos que deseen investigar.

Todo este trabajo puede apreciarse en La materia infinita más allá del recorte lógico para mostrar de distintas momentos de Edelstein en las 4 salas del MAT, que se convierte en aliado de esta recuperación a partir de un hecho, podríamos llamar, fortuito.

Su directora, Graciela Arbolave, conoció a Edelstein y a otros artistas de su tiempo, a través de su padre, Heriberto, quien forjó con ellos una relación de amistad que devino en un busto en cerámica engobe que el artista le regaló y que forma parte de la muestra junto a otros de Libero Badii, Jorge Romero Brest, Luis Seoane, Antonio Berni y Antonio Garabito.

Los bustos de Libero Badii, Jorge Romero Brest y Luis Seoane en cerámica engobe (MAT)
Los bustos de Libero Badii, Jorge Romero Brest y Luis Seoane en cerámica engobe (MAT)

“El tenía una imprenta en la que se realizaban almanaques artísticos. Y entonces recorría talleres y se hizo amigo de toda esta camada, de Cogorno, de Presas. Y bueno, yo recorría los talleres con mi padre, así que estuve en el taller de Pablo y me acuerdo que era una persona tranquila, muy amable para contar, para sentarse a charlar. Y esa relación llevó a que le hiciera ésta cabeza”, recordó Arbolave.

Esta conexión sentimental, que además se suma a la mirada expositiva del museo que al menos una vez al año se dedica a recuperar la obra de algún artista, generó las condiciones ideales para que se diera el regreso de Edelstein a una institución.

La materia infinita

“La muestra viene a dar cuenta de esa investigación con decisiones curatoriales respecto de la cerámica, como un eje que va nucleando, porque Edelstein fue sobre todo reconocido en el campo de la escultura y como un gran ceramista a distintos niveles”, comentó Laura Casanovas.

Pablo Edelstein (Archivo)
Pablo Edelstein (Archivo)

Y agregó: “Por un lado, la experimentación que hizo con la cerámica, cómo la trabajó de maneras novedosas y también ayudó fuertemente a constituir el campo, a su institucionalización en la Argentina desde los años 40″.

Sobre el costado biográfico de Edelstein, Pablo, hijo del artista, comentó: “Él nació en Suiza, en medio de las montañas, pero después viajó mucho con su madre, que lo llevaba a los museos y pudo relacionarse con las vanguardias europeas. Pasó su infancia entre Austria y los Países Bajos, y vino por primera vez a Argentina cuando tenía siete años. Su madre había fallecido, pero a él le quedó toda esa influencia”.

Y agregó: “El padre quería que siguiera una carrera más formal. Y entonces eligió agronomía, pero cuando pudo, ya casado, se liberó y empezó a estudiar”.

Pablo y Alexis Edelstein, hijo y nieto del artista, en el Museo de Arte de Tigre frente a una escultura de los '90 (Télam)
Pablo y Alexis Edelstein, hijo y nieto del artista, en el Museo de Arte de Tigre frente a una escultura de los '90 (Télam)

Edelstein (St. Moritz, 1917 - Buenos Aires 2010) fue agrónomo y estanciero, y antes de volcarse a las artes visuales, estudió cerámica y escultura en la escuela Altamira, donde tuvo como docente Lucio Fontana, con quien mantuvo una relación de amistad por muchos años, que se mantuvo tras océanos cuando Fontana partió hacia Italia, a través de correspondencia.

“La enseñanza de Fontana está presente en sus primeras obras. Hay una impronta que se puede ver en las cerámicas de los años 40, cuando empieza a estudiar en la escuela de Altamira”, explicaron. “Empezó en el ‘44 profesionalmente a dedicarse a las artes visuales y ya en el ‘46 estaba haciendo una muestra en galería Müller. Desde entonces, estuvo permanentemente inserto en el circuito artístico”, sumó Gabriela Vicente Irrazábal.

Luego, además de estudiar acuarelas con Jorge Larco tuvo una labor como docente “muy importante, destacada” en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue jefe de escultura durante 30 años. “La gestión, la docencia y toda su trayectoria artística son elementos que se van concatenando”, dijo.

"Sirenita" (1989) (Télam)
"Sirenita" (1989) (Télam)

La exhibición no propone un recorrido cronológico, “sino que se centra a partir de temas que se fueron repitiendo a lo largo de su producción” comentó Vicente Irrazábal. Así, lo figurativo, los animales, los paisajes y, sobre todo, la figura femenina, “se vuelven excusa para seguir indagando en la experimentación con técnicas, con materias, con planteos compositivos y ese trabajo más formal de la línea, de la técnica”.

“De las texturas, se va viendo cómo las va interpretando al pasar de la cerámica al pastel, a la tinta y otras técnicas. Esto es lo que propone la muestra, ir viendo esas relaciones entre disciplinas, cómo se va relacionando un planteo formal y va recayendo en distintas disciplinas”, dijo Casanovas.

En la primera sala se presentan de toros en cerámica y terracota, que refieren a su experiencia como agrónomo, y también desde una perspectiva de la mitología como Mujer y minotauro, Ariadne y Minotauro e incluso lo equino a través un Martín Fierro. Además, hay allí una series de obras florales, de crisantemos y paisajes, en acuarelas y pastel.

Esculturas taurinas de diferentes épocas, de terracota y cerámica (MAT)
Esculturas taurinas de diferentes épocas, de terracota y cerámica (MAT)

En la segunda, el centro se encuentra en la figura de la mujer, a partir de El sueño de Courbet y Galatia, mientras que alrededor aparecen otras como Oceanía, Esfinge, Pareja o Sirenita, en las que se puede apreciar claramente la cuestión de la búsqueda y la mirada colorista del artista en los esmaltes, en el cromatismo de los brillos y acabados, que había perfeccionado estudiando en el taller de Mireya Baglietto. Acompañan, sobre las paredes, otra vez acuarelas y pasteles de una interesante serie de mujeres boxeadoras y desnudos.

La tercera sala está centrada en obras más tardías, a partir de los ‘90, con piezas que van de lo figurativo, como Bailarinas, a otras que trabajan sobre el concepto de la cinta de Moebius, que fueron presentadas en su última muestra en el Recoleta, donde se mostró su “trabajo en metal, en chapa, bronce, acero inoxidable y su incursión en la fotografía digital y con computadora”.

Mientras que en la cuarta, además de los bustos mencionados, se presenta una vitrina con folletos de muestras, happenings y fotografías, junto a Borges dialogando con Spinoza, un face off realizado para ser presentado en conjunto.

La muestra reúne una serie de dibujos de mujeres boxeadoras (Fuente)
La muestra reúne una serie de dibujos de mujeres boxeadoras (Fuente)

Su hijo Pablo relató el origen sentimental de este encuentro: “Esta pieza se hizo con indicaciones de cómo debía exhibirse. Mi padre le leía en alemán a Borges, cuando el autor ya no podía leer y le encantaba escuchar el alemán. Entonces iba a veces a la casa. Luego, a través de ese vínculo, realizó ilustraciones, grabados, para una serie de libros de Borges que se tradujeron para el exterior”.

La materia infinita, refirieron las curadoras, se debe al trabajo de Pablo Edelstein con la materialidad, con que hundía las manos en la tierra desde su época de ingeniero agrónomo, y que luego se trasladó a su obra artística. “También tiene una cosa espiritual, él hablaba mucho de la energía de la materia infinita, diciendo que la materia para él no era solamente una cuestión concreta, sino que había una trascendencia. Eso lo dice de distintas maneras y toda la serie de la cinta de Moebius también va en la dirección de la densidad y la amplitud más allá de lo terrenal, de expandirse. Tenía ambas cosas, lo material y lo espiritual, la búsqueda de la trascendencia”.

*“La materia infinita” se podrá visitar hasta el 17 de marzo, de miércoles a viernes de 13 a 18, sábados, domingos y feriados de 12 a 18, con una entrada de 650 pesos, en el MAT, sobre avenida Paseo Victorica 972, de la localidad bonaerense de Tigre.

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