Un investigador asegura haber dado con textos inéditos de la escritora Louisa May Alcott (1832-1888) y sugiere que la autora de Mujercitas, uno de los clásicos de iniciación juvenil más leídos de todos los tiempos, escribió siete cuentos, cinco poemas y una obra de no ficción bajo el seudónimo de EH Gould.
El académico estadounidense Max Chapnick se encontró con esos escritos cuando buscaba otros textos de May Alcott, la prolífica autora que legó también cuentos góticos y una colección de novelas y relatos que tratan temas tabúes para la época como el adulterio y el incesto, firmados bajo el seudónimo de A. M. Barnard.
Chapnick buscaba “The phantom” (El fantasma), una historia que aparece en las listas que la famosa escritora hizo de sus obras pero que aún no fueron encontradas; y en una base de datos online donde realizaba su investigación dio con un relato titulado de la misma forma aunque firmado como EH Gould.
El investigador explicó al diario The Guardian que “The phantom” tenía “muchas” pistas que apuntaban a May Alcott, apellido que la autora creó al unir el apellido de su madre seguido por el de su padre, un orden que no es casual teniendo en cuenta sus formación como librepensadora y su compromiso feminista, antiabolicionista y sufragista en el Estados Unidos decimonónico, conservador y puritano.
El texto hallado por Chaonick era una parodia de “Cuento de Navidad”, de Charles Dickens, y a ella “le encantaba Dickens”, comentó el educador. De hecho, May Alcott “actuó en muchas adaptaciones de Dickens”, la mayoría a beneficio, interpretaciones donde solía elegir roles masculinos. Como si nunca hubiera dejado de ser esa chica que, como la Jo de su “Mujercitas”, prefería el mundo de los varones al de las niñas.
Siguiendo el hilo de ese primer hallazgo, Chapnick encontró en la misma base de datos otras historias de Gould que también contenían pistas: el apellido de un personaje principal era Alcott; el título de una pieza de no ficción era The Wayside, nombre de la casa de Concord, en Massachusetts, donde Louisa vivió a los 13 años con su familia.
“The Wayside”, hoy edificio histórico e hito del turismo cultural literario, era la “Hillside” de los Alcott, una de las cerca de 30 residencias en las que vivieron, justo enfrente de la “Orchard House” que Louisa ficcionalizó en “Mujercitas o Meg, Jo, Beth y Amy” (1868), donde probablemente haya vivido los dos años más estables de su vida. .
Siguiendo ese hilo, el académico identificó “siete cuentos, cinco poemas y una obra de no ficción” que podrían ser obra de May Alcott, informó a The Guardian, escritos bajo el seudónimo de EH Gould a finales de la década de 1850 y principios de la de 1860.
“Lo bueno de trabajar con Louisa es que todavía hay más por ahí”, dijo Chapnik, en referencia a que hay varios relatos nombrados por la propia Louisa May Alcott en sus listados de obra que aún no han sido encontrados.
Por lo pronto, de Gould sólo se sabe que sus historias son “experimentales” y “menos pulidas” que el trabajo posterior de May Alcott; que tienen “elementos góticos” y “melodramáticos” y que fueron publicadas en el periódico Boston Olive Branch.
“Me gusta ser parte de esta comunidad multigeneracional de detectives de Alcott -dijo el profesor de la Universidad Northeastern-. Quiero que más personas intervengan y se pregunten si es Alcott, que más personas se sientan inspiradas a entrar en este archivo”.
Louisa May Alcott nació el 29 de noviembre de 1832 en Pensilvania, Estados Unidos; hija de Abigail May, una de las primeras trabajadoras sociales remuneradas del Estado de Massachusettes; y de Amos Bronson Alcott, un filósofo trascendentalista y feminista.
Educada junto a sus hermanas Anna, Lizzie y Abigail en los parámetros de la autoemancipación, Louisa abrazó la literatura como vocación, estilo de vida y como una salida de la pobreza.
Su padre era un intelectual muy dedicado a la familia pero muy poco práctico y tuvieron serias dificultades de subsistencia; pero enfocado con insistencia junto a su madre en el mundo de las ideas, la familia formó parte de la rica comunidad literaria que se desarrolló en Concord a mediados del siglo XIX, de la mano de grandes escritores con quienes compartían su día a día como Henry David Thoreau.
De hecho, uno de los peores momentos materiales de la infancia de la escritora se convirtió en el relato “Fruitlands. Una experiencia trascendental”, donde contó su vivencia a los 10 años, por 1843, cuando la familia se mudó a una casa rural cerca de Harvard para vivir en una comunidad utópica.
La experiencia fue una catástrofe que duró pocos meses -pasaron hambre, frío y la familia quedó en la quiebra- pero dio paso a lo que sería la réplica literaria de Louisa a aquel libro sin ficciones.
Con ayuda de una herencia materna y amigos entre quienes estaba el escritor Ralph Waldo Emerson, un gran influencia para ella, la familia se instaló en Concord, de donde surgiría “Mujercitas”. El éxito que le representó su publicación la llevó a publicar una segunda parte rápidamente y luego “Hombrecitos” (1871) y “Aquellos hombrecitos” o “Los muchachos de Jo” (1886).
Desde ese momento la infancia de necesidades quedó atrás aunque siguió manteniendo sus ideales como librepensadora y defensora del sufragismo y del movimiento abolicionista.
“Mujercitas” inspiró a cientos de miles de lectores en el mundo y contó con versiones audiovisuales a granel; pero Louisa May Alcott tiene muchos otros libros no tan conocidos, como “La herencia”, “Mal humor”, “La llave misteriosa y lo que abrió”, “Trabajo. Un relato de vivencias”, “Bajo las lilas”, “Jack y Jill” e “Historias proverbiales”; además de cuentos infantiles e historias de terror.
Nunca se casó -en sus diarios habla de “una amiga de los días lluviosos”- y durante la Guerra de Secesión fue enfermera voluntaria. Allí se contagió fiebre tifoidea y murió el 6 de marzo de 1888, a los 55 años, intoxicada con el tratamiento con mercurio que le aplicaron para curarla.
Fuente: Télam