En los tiempos que corren, las colaboraciones o “feat” están a la orden del día. Sin embargo, no siempre el resultado suele ser tan orgánico y artísticamente exitoso como el que Leiva y No Te Va Gustar alcanzaron en “OK” y “Lo siento”, las dos canciones que grabaron a fines de 2022 y que este viernes 3 de noviembre salen a la luz en simultáneo, estableciendo un puente sonoro entre Madrid y Montevideo.
Es que, con la marca registrada del cantante, autor y productor español el primero, y con el sello inconfundible de la banda uruguaya el segundo, ambos temas se revelan, más que como la suma de las partes; como un espacio de creación compartida en donde la identidad de cada uno es “intervenida” por el otro. En el mejor de los sentidos.
En “OK” la impronta vocal de Emiliano Brancciari y los vientos y el plan rítmico hibridan el ADN melódico irresistible del madrileño. Y el concepto sonoro de Leiva -con la contribución del tecladista de su banda, César Pop- impregna cada molécula de “Lo siento”, continente de un estribillo con destino de canto colectivo.
Ida y vuelta sin restricciones
“Cuando se hace una colaboración persiguiendo un fin puramente artístico, esa identidad debe sentirse cuestionada. Nosotros nos metimos en este proyecto, no para defender una posición, sino todo lo contrario; para recibir el aporte de un músico al que respetamos y ver cómo eso impactaba en nuestra música”, escribe Emiliano Brancciari, en la previa de su despegue con rumbo a los Estados Unidos.
Del otro lado del Zoom, desde Ciudad de México y 48 horas después de haberse presentado en el Auditorio Nacional, Leiva ensaya una explicación para esa fluidez que se percibe tanto en las canciones como en el video que documenta el paso a paso de esta sociedad creativa.
“Creo que ellos estaban en un punto muy generoso de probar y confiaron en el camino que les proponía. No chocamos porque tenemos en algunos aspectos un lenguaje común, y creo que las canciones iban hacia sitios que íbamos encontrando juntos. De todas maneras, cuando Emi veía algo que no le gustaba, lo decía. Él tiene muy claro lo que sí y lo que no va en sus canciones”, dice.
“También ayudó el hecho de trabajar en dos canciones y poder jugar con esos límites de la identidad o idiosincrasia de cada uno”, señala Brancciari, en coincidencia con su colega, que la decisión de llevar dos ideas les permitió balancear los aportes y generar una especie de equipo con el objetivo de mostrar “los dos mundos” sin perder de vista una totalidad que los integra.
“En todo momento queríamos que estas dos canciones fueran tomadas como un solo lanzamiento. Una obra en sí misma con dos partes”, explica el argentino devenido “oriental” a fuerza de una carrera al frente de NTVG que va camino a cumplir sus 30 años.
En sintonía con ese concepto compartido, los videos de “OK” y “Lo siento” reflejan con idéntico sentido estético esa mirada dual que une a Madrid con Montevideo en una pantalla. Que se replica, de algún modo, en la idea que desde ambas ciudades los artistas practican.
“Creo que la música se mantiene en un lugar que sigue siendo medicinal. Creo que el servicio público que hace la música es muy relevante en guerras, en pandemias… Sea lo que sea, es un refugio y es una parte muy importante del ADN de un país, ¿no? Lo que sí siento que está cambiando mucho es la industria. Siento que por ejemplo el rock, nosotros, ya no somos los que hablamos a los chavales jóvenes. El mensaje para ellos, hoy, está en lo urbano, con gente que creo muy talentosa”, opina Leiva.
En tanto, Brancciari asume que es muy difícil asignarle un rol a la música, porque el enfoque depende de cada artista, y hay miles de variantes y todas son válidas. “Igual -concluye- creo que la música colabora directamente en la conquista de la felicidad diaria que tiene que buscar todo ser humano.”
Reunión cómplice de “losers”
Para encontrar el punto de partida de la colaboración entre Leiva y NTVG hay que viajar al pasado, en alguna entrega de los Grammy Latino que el artista español recuerda con una sonrisa. “Básicamente, lo que sucedió es que nos encontramos en una circunstancia bastante extraordinaria, que entendí que iba a hacer que tuviéramos una amistad muy auténtica”, recuerda.
“Las alfombras rojas de los Grammy o de los Latin Grammy tienen unas jerarquías muy claras, y a medida que todos la transitan van quedando últimos aquellos que nadie conocecon una hojita en la que escribís tu nombre para ver si algún medio de comunicación te hace caso. Y por supuesto, en mi caso era así. Nos encontramos en esa situación bastante loser y estuvimos horas en la cola, charlando”, agrega Leiva y se ríe con ganas.
La charla siguió una horas después, en una fiesta en que los unía la sensación de estar ahí como peces fuera del agua, en medio de la explosión del “mundo urbano”. De ahí a sentirse y volverse “cómplices” fue sólo cuestión de tiempo.
“Creo que fue en 2019, cuando nos enteramos que venía a tocar a Uruguay, que los invitamos a comer un asado a nuestro estudio en Montevideo. Y esa noche entre el vino y la conversación se formó un lindo vínculo. Un poco más adelante Lei nos contactó con unas ideas para hacer una versión de una de sus canciones, y ahí empezamos a pensar en la posibilidad de una colaboración”, suma Brancciari al relato que tiene como punto de destino el encuentro que coronaron en canciones.
Tortilla, asados y la música que mejora el mundo
“El plan fue, desde un comienzo, encontrarse en un estudio casero a cocinar y hacer música, y ver qué pasaba. Y salió ésto. No creo que sea una de esas colaboraciones donde los réditos son claros; es simplemente un encuentro y de ese encuentro han salido dos canciones”, cuenta Leiva.
—En repetidas ocasiones dijiste que tu intención, al venir a la Argentina, no era la de expandir tu “mercado”, sino más bien nutrirte de nuevos elementos para tu música. Sin embargo, desde hace ya un tiempo, tus colaboraciones con músicos de aquí van en aumento, e inclusive tu aporte como productor. ¿Cambió el sentido del flujo de información y ahora sos vos el que nutrís a los artistas de esta parte del mundo?
—Leiva: Creo que se ha ido dando de manera natural. No me paro a reflexionar sobre eso; quizá tienes razón, que de tanto ir a la Argentina y encontrarme con gente, pues lo que ha sucedido es que han acabado llamándome. Creo que me he ido encontrando con gente que representa lo mismo que yo, en otros países. Y hemos estado condenados a ser amigos. Eso es lo que siento yo.
Tenemos muchas muchas cosas en común. Hubiese sido muy extraño que no acabara unos días en el estudio con NTVG o haciendo música con Fito; o trabajando aquí con con Adán Jodorowski o con Jay de la Cueva. Creo que hay personas en el mundo que entendemos la música de la misma forma, que nuestros archivos musicales, nuestra manera de concebir el oficio y el sonido es muy parecido.
Creo que tenemos muchas más cosas en común que diferencias. Aunque es verdad que, por ejemplo, Montevideo es un micro mundo. Yo vengo de Madrid que es una una locura de inputs, que suman y restan, pero cuando he ido allí todo emerge y sucede bajo una calma que me parece increíble.
—Una realidad absolutamente diferente…
—Leiva: Que no tiene nada que ver no tiene nada que ver con el ritmo frenético y desquiciado de la industria de Madrid. Por eso me seduce mucho encontrarme con los NTVG. Aprendí cosas. Me gustó mucho ver su política de trabajo; son un colectivo con un reparto muy justo de roles e incluso económicamente. Me parece una gente que es importante tener cerca, humanamente hablando. Y musicalmente hablando también. Son unos tipos que tienen una carrera intachable, de esas de fondo que me producen mucha admiración.
—Alguna vez conversamos con Leiva de la influencia que el pop/rock argentino ejerció en la escena española. ¿Se puede hablar hoy de algún tipo de influencia o aporte que pueda hacer el pop/rock español al rioplatense?
—Brancciari: Yo creo que es difícil poder aseverar algo así, sobretodo porque el Río de la Plata es bastante poco permeable a influencias del pop/rock en castellano, sea el español, el mexicano, o el chileno. Desde mi punto de vista el rock del Río de la Plata está bastante desconectado del resto de la región.
—Entonces, ¿qué es lo que busca una banda casi treintañera en sus colaboraciones con artistas como Leiva?
—Brancciari: La idea principal detrás de las colaboraciones que hicimos este año fue mantener en buen estado de salud la tensión creativa. Es compartir con artistas que tienen una personalidad fuerte, una carrera que admiramos y que sabemos que nos pueden plantear un desafío que nos permita generar cosas nuevas. En el caso de Leiva fue maravilloso, porque pudimos tomarnos el tiempo para hacerlo en tiempo real y compartir más allá de la música.
Ese más allá de la música incluyó, entre otras cosas, un intercambio de recetas culinarias que de parte del madrileño tuvo como plato principal una tortilla española que casi se puede saborear a través de la pantalla. Del otro lado, la cosa fue por el lado de las carnes. “La verdad es que ellos me mostraron la manera más brillante de hacer un asado”, asegura Leiva.
Leiva: Luna Park y aviso de retiro
Después de muchos años de una siembra lenta pero constante, para Leiva llegó un tiempo de cosecha que lo tendrá el próximo 24 de noviembre cerrando su tour de presentación del álbum Cuando te muerdes el labio en el Luna Park de Buenos Aires. Un concierto sobre cuyo repertorio prefiere mantener cierta incógnita pero que, anticipa, marcará un alejamiento temporal de “los escenarios y la carretera”.
“Voy a ir unos 10 días antes, y ahí voy a ver qué me apetece tocar. Si quiero tocar “Jaula de oro”, la canción que hicimos con NTVG… No quiero obligarme; me apetece ver qué va a pasar. Para mí es una celebración con el público argentino y una apuesta a hacer un fin de gira allí, que nunca había hecho antes. Y es un show de alguna manera, pues, de despedida. Porque me voy a despedir un tiempo del escenario y de la carretera”, dice.
—¿Por qué te alejas?
—Leiva: Porque estoy muy cansado. Agarré una temporada creativa muy buena y ciertamente me obsesioné. Estuve escribiendo, grabando mi nuevo disco y produciendo mucho. He estado de gira y especialmente concentrado en la composición y me he dado cuenta que necesito alejarme un poco de la creación o intentarlo, e intentar buscar la serenidad en otro espacio.
Creo que me hace falta. Estoy un pelín enloquecido de tanto encuentro, gira, producir a Joaquín (Sabina)… Estuve haciendo la banda sonora de una serie, la banda sonora de una película, y estoy agotado.
Emiliano Brancciari: 30 años de NTVG en Vélez
—¿Podrías identificar los tres cambios más importantes que notás que experimentó la escena a lo largo de estas tres décadas que llevan recorridas como banda?
—Brancciari: Esta claro que el desarrollo de internet, las redes sociales y el surgimiento del streaming cambiaron la escena de manera radical. Todo esto para una banda como nosotros, independiente, que vive en Uruguay, fue fundamental para el desarrollo en la región. Creo que supimos adaptarnos a estos cambios profundos y aprendimos a utilizar estas herramientas que nos ayudaron a hacer lo que siempre quisimos: llevar nuestra música a la mayor cantidad de lugares posible.
—Se vienen los 30 años en Vélez. Ustedes se lo preguntan en el IG de la banda y yo te lo pregunto a vos: ¿cómo se banca la ansiedad? ¿Cuál es el plan para la celebración?
—Brancciari: La ansiedad es insoportable…jeje. Pero nos falta mucho todavía y tenemos un lindo plan de gira que arranca en febrero en Colombia y va a recorrer toda la región.
—¿En qué medida lo que lograron conseguir tiene que ver con lo que pensabas que podía pasar con NTVG cuando empezaron?
—Brancciari: Sin dudas hay una ética de trabajo constante que tratamos de mantener desde el día 1. Pero nadie, ni el más feliz de los optimistas podía pensar que pasados 30 años íbamos a estar acá de esta forma.
—¿Cuánto y qué desearías cambiar de esa historia, si tuvieras la posibilidad?
—Brancciari: Prácticamente nada, porque los procesos y las cosas que pasan son las que te llevan al lugar donde estás ahora. Incluso los momentos más duros y tristes son parte de nuestra historia y parte de lo que somos hoy.
* Leiva presenta su tour Cuando te muerdes el labio el 24 de noviembre en el Luna Park (Bouchard y Av. Corrientes, C.A.B.A.).
* NTVG celebra sus 30 años el 6 de abril de 2024 en el estadio de Vélez Sarsfield (Av. Juan B. Justo 9200, C.A.B.A.).
[Fotos: REUTERS/Marcelo del Pozo; Agustín Dusserre; Marcos Mezzottoni; Aldara Zarraoa/Redferns]