Willie comienza con sus palabras. Es una de las sorprendentes revelaciones del nuevo libro de Willie Nelson, Energy Follows Thought: The Stories Behind My Songs (“La energía sigue al pensamiento: las historias que hay detrás de mis canciones”), un análisis de las siete décadas de composición de esta leyenda del country de 90 años que pronto será miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll.
Aunque a estas alturas la guitarra es prácticamente una extensión de su cuerpo, siempre ha empezado el proceso de composición pensando en palabras en lugar de rasguear acordes. Para él, hacerlo primero es lo más difícil. “Las melodías son más fáciles de escribir que las palabras”, dijo Nelson en una entrevista previa a la publicación de su libro. Sin embargo, no escribe esas palabras, ni siquiera en una servilleta. “Tengo la teoría”, dijo, “de que si no puedes recordarlas, probablemente no eran tan buenas”.
En realidad, Nelson empezó como una especie de poeta. A los 6 años, en la Texas de la Era de la Depresión, compuso un verso en respuesta a las miradas que le dirigían cuando se hurgaba la nariz y le sangraba delante de los fieles de su iglesia. “Mi poema decía: ‘¿Por qué me miran? No tengo nada que decir, si no les gusta mi aspecto, miren hacia otro lado’”, recuerda 84 años después. “Ese fue el principio”.
Poco después empezó a escribir canciones. Cuando se convirtió en una superestrella de mediana edad, a mediados de la década de 1970, Nelson sería más conocido por la dinámicas actuaciones en vivo y sus estilos de guitarra y voz. Pero cuando era joven, en los años cincuenta y principios de los sesenta, era más conocido como uno de los compositores que pasaban los días y las noches en el Tootsie’s Orchid Lounge de Nashville.
En 1961, tres de sus canciones se convirtieron en éxitos para otros artistas: “Funny How Time Slips Away” de Billy Walker, “Hello Walls” de Faron Young y, sobre todo, “Crazy” de Patsy Cline, una canción que se convertiría en una firma para ella y también en un impulso financiero como una inyección de ego para él. “Como a Patsy le gustaba, dejé de ser pobre”, escribe en el libro. “Esta ‘Crazy’ en particular me convenció, en un momento en el que no estaba seguro al cien por cien de mi talento como escritor, de que estaría loco si dejara de escribir”.
De la misma manera, hizo suyas las canciones de otros autores. No escribió la mayoría de los grandes éxitos que se le asocian, que llegaron en las décadas de 1970 y 1980: “Blue Eyes Crying in the Rain”, “Mammas Don’t Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys”, “Always on My Mind”. Casi pareció retirarse de la composición cuando la fama le llegó por fin en la era de Outlaw Country, disfrutando de la oportunidad de grabar sus viejos estándares favoritos o las composiciones de jóvenes escritores de moda.
Pero nunca dejó de componer del todo. El director Sydney Pollack le pidió que escribiera una nueva canción para la película protagonizada por él en 1980 Honeysuckle Rose, de la que Pollack era productor ejecutivo. Nelson respondió escribiendo -primero la letra- “On The Road Again”. El director no estaba muy entusiasmado con la letra aislada: “La vida que amo es hacer música con mis amigos, y no veo la hora de volver a la carretera”. Pero se alegró cuando oyó el traqueteo de la música que sugería un tren, o un autobús de gira.
Y Nelson agradecería el empujón. “Sin saberlo ni intentarlo, en unas pocas líneas había escrito la historia de mi vida”, dice en el libro. Pero las canciones eran cada vez menos frecuentes. Más que interpretar, componer canciones puede ser un juego de jóvenes. “Ya no escribo tanto como antes”, explica. “Las ideas no vienen tan rápido. Sigo escribiendo de vez en cuando”.
Sí escribió recientemente la canción que da nombre a su libro, “Energy Follows Thought” (La energía sigue al pensamiento), para su álbum de 2022, A Beautiful Time. En él, Nelson y los coautores David Ritz y Mickey Raphael cuentan brevemente la historia de 160 canciones diferentes que ha escrito a lo largo de los años. No fue impulsado por un gran sentido de la reflexión. “Algunos de mis compañeros de trabajo pensaron que sería una buena idea”, afirma Nelson.
El año de su 90 cumpleaños ha estado repleto de acontecimientos. En verano, fue agasajado por otras estrellas, como Neil Young y Snoop Dogg, en una celebración de dos noches en el Hollywood Bowl. Y este viernes, en la misma semana en que sale a la venta el libro, es incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
El año pasado, Dolly Parton, otra leyenda del country, consiguió un puesto en la misma institución, y tuvo sentimientos encontrados sobre su pertenencia, llegando incluso a rechazar el honor al principio. Pero Nelson, cuya obra se ha construido ignorando las fronteras entre géneros, no tiene ese problema. “Puede haber rock and roll en el country, rock and roll en cualquier tipo de música”, afirma.
Fuente: AP
[Fotos: Richard Shotwell/Invision/AP; William Morrow via AP; Charles Sykes/Invision/AP]