Cuatro maestros del teatro recibieron el premio “Rosa de cobre” de la Biblioteca Nacional

Griselda Gambaro, Mauricio Kartún, Tito Cossa y Néstor Tirri recibieron el prestigioso galardón en un evento en el que se resaltó la importancia de la democracia

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 Mauricio Kartún,  Néstor Tirri. Griselda Gambaro y Tito Cossa
Mauricio Kartún, Néstor Tirri. Griselda Gambaro y Tito Cossa

La Biblioteca Nacional entregó ayer su ya tradicional premio “Rosa de Cobre”. Hay algo paradójico en esta institución que, en medio de las disputas políticas, es capaz de mantener sus tradiciones, pero que a la vez se vuelve —tal como lo sabían Groussac, Borges y Horacio González— un territorio donde dirimirlas. Por eso, la ceremonia de ayer fue más que la celebración de la trayectoria de cuatro imprescindibles dramaturgos; fue, sobre todo, un hecho político desde la fecha elegida para la entrega —nada menos que el día en que se cumplían 40 años de la elección democrática que consagró a Raúl Alfonsín— hasta las figuras homenajeadas Griselda Gambaro, Mauricio Kartún, Tito Cossa y Néstor Tirri.

“El teatro”, dijo Guillermo David, director de Cultura de la Biblioteca, lamentándose de la actualidad de la frase, “es un hecho antifascista”. Y en un momento alguien desde el público —quizás haya sido Rubén Szuchmacher— gritó: “¡Viva la democracia!”.

Cuatro maestros del teatro recibieron el premio “Rosa de cobre” de la Biblioteca Nacional
Cuatro maestros del teatro recibieron el premio “Rosa de cobre” de la Biblioteca Nacional

La Rosa de Cobre se creó en 2013 y, a lo largo de los años, se entregó a Juan Gelman, Diana Bellessi, Tamara Kamenszain, Luis Gusmán y Carlos Ulanovsky, entre muchos otros. El año pasado lo recibió Marcelo Cohen en un acto que fue mucho más íntimo. Se hizo en la sala Cortazar, mientras que, esta vez, tal vez porque eran cuatro, tal vez porque la coyuntura lo demandaba, la entrega fue en el auditorio Jorge Luis Borges. Además de Juan Sasturain, director de la Biblioteca, estuvo el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer.

Sasturain, siempre eficaz, siempre gentil, siempre interesante, hizo una breve reseña de cómo las obras de los cuatro autores —subrayando la palabra autores— había impactado en su propia vida. Y destacó lo incansable que son los cuatro autores: “El trabajo es siempre y nuestro reconocimiento también”.

Néstor Tirri
Néstor Tirri

El primero en agradecer fue Néstor Tirri. Docente, crítico, actor, escribió La vuelta a Cortázar en nueve ensayos y Habíamos amado tanto a Cinecittà (prólogo de Ettore Scola), entre otros libros, además de varias novelas; la más reciente es La impostora de Parma. Tirri recordó sus primeros años en Buenos Aires, cuando, recién estaba recién llegado de Bahía Blanca, y su discurso se pobló de nombres que fueron muy acentuados por el merecido aplauso del público: Ricardo Monti, Germán Rozenmacher, Elena Tasisto.

Tirri habló de sí mismo, pero sobre todo habló de ellos y de los tres autores que estaban sentados junto a él: “Admiraba el teatro de Griselda”, dijo, y también “Con Tito se volvía a reeditar el grotesco, pero al revés”. Fue un discurso de aceptación a medias con una clase de arte. Uno de los trabajos más importantes de Tirri fue Realismo y teatro argentino (1973), al que pudo dedicarse gracias a una beca de investigación. “Luchemos por mantener las becas”, dijo antes de ceder la palabra, “que en este momento están en peligro”. Nadie mencionó a Milei, pero todos hablaron de él.

Mauricio Kartún
Mauricio Kartún

Mauricio Kartún fue más bien breve. “Los artistas somos fanáticos capitalistas del capital simbólico”, dijo. Y, como la Rosa de Cobre hace referencia al invento que Roberto Arlt cuenta en Los siete locos, en un espontáneo juego de palabras vinculó a Borges con Arlt, porque, si en el nombre de la rosa está la rosa, en el símbolo de la Rosa de Cobre está la Rosa de Cobre y “mañana nadie va a poder convencerme de que no soy Roberto Arlt”.

Kartún destacó la vitalidad de este momento del circuito, con cientos de salas y muchísimas obras en cartel. Eso, dijo, fue gracias a la Ley Nacional de Teatro que, no solo lo protege sino que lo incentiva. Autor de obras como Terrenal, El niño argentino, Salvajada, La Madonnita, Kartún también ha publicado varios libros y hace muy poco sacó Salo solo, su primera novela. “La destreza de Kartún va mucho más allá de la puesta y conducción de autores”, dijo Sasturain.

Antes de seguir con Gambaro y Cossa, subió al escenario Tristán Bauer que habló apenas unos minutos, pero con una emoción visible. “Vuestra vida y vuestra obra es un ejemplo para todas y todos nosotros”, dijo, y se acercó a abrazar a cada uno.

Griselda Gambaro
Griselda Gambaro

Con 95 años, Griselda Gambaro fue la más divertida de todos. Con la impunidad de su desparpajo, interrumpía y hacía comentarios malévolamente festivos por lo bajo, que, sin embargo, el micrófono alcanzaba a registrar. Figura destacada en el movimiento de vanguardia en torno al Di Tella, publicó su primer libro, Cuentos, hace setenta años.

Desde entonces escribió diez novelas, seis libros de relatos, dos libros de diálogos y una gran cantidad de obras de teatro. En 2005 inauguró la Feria del Libro de Buenos Aires y cinco años después hizo lo propio en la Feria de Frankfurt, en la edición en que la Argentina fue el país invitado de honor. “¿Y ahora esperan que yo diga algo?”, dijo ayer y el auditorio explotó en una carcajada. “¿Qué puedo decir? Que estoy contenta”, dijo, y luego se sumó a una pelea que nunca abandonó: una lucha por hacer que la cultura argentina se más rica y más inclusiva.

Tito Cossa
Tito Cossa

Si Griselda Gambaro es el Di Tella y el desacato del lenguaje, Tito Cossa es La Nonna y Teatro abierto. La Nonna, dijo Guillermo David, fue una bomba de profundidad en el imaginario social, la respuesta tajante a la dictadura. “Este premio”, dijo Cossa, “tiene algo de reparador”.

Después de una época en la que el autor de dramaturgia había caído en una suerte de desprestigio frente a narradores y poetas, ahora podía decir que le daban un premio por ser escritor: “Cuando empecé a escribir teatro estaban vivos Brecht, Beckett, Ionesco, Sartre, Miller, Tennesse Williams”. Todos esos autores eran escritores y él, dijo, quería ser escritor. Acorde a los demás, sus palabras de cierre también fueron sobre la situación política y el ballotage: “Yo me crié en un hogar socialista, de joven me acerqué al PC… y ahora tengo que votar a Massa. Y lo voy a hacer con entusiasmo”.

[Fotos: Prensa Ministerio de Cultura]

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