Carlos Gamerro y una compleja obra sobre la Guerra de Malvinas y sus consecuencias

En las 600 páginas de su novela “Las islas”, el autor ofrece una perspectiva particular sobre el conflicto, con múltiples facetas y numerosos hechos narrados, de muchos matices y variados registros

"Las islas", de Carlos Gamerro, tal vez sea una de las obras más pormenorizadas de los relatos de ficción que narran la Guerra de Malvinas

En distintas notas publicadas en el presente año venimos desarrollando en este medio las variadas formas en que la literatura argentina ha dado cuenta de hechos políticamente significativos ocurridos en nuestro país desde aproximadamente mediados del siglo XX. Uno de estos hechos claves es la Guerra de Malvinas, en relación con la cual hemos abordado en diversas notas textos referidos a ella como Los pichiciegos, de Rodolfo Fogwill (23 de abril), Ciencias morales, de Martín Kohan (14 de mayo) e Historia argentina, de Rodrigo Fresán (11 de junio). Ahora, sobre la misma temática, en esta nota abordamos Las islas, de Carlos Gamerro.

Las islas se publicó en 1998. Es la primera novela de Gamerro y se ha convertido en un texto clásico sobre la Guerra de Malvinas, posiblemente de los más nombrados junto a Los pichiciegos (1983), de Rodolfo Fogwill. Es una narración que presenta una extensión poco usual en las ficciones de carácter político, ya que abarca 600 páginas. Esa amplia extensión se ve acompañada de una trama con numerosos hechos narrados, de muchos matices y variados registros. Estas características han motivado el interés de los críticos que han realizado múltiples lecturas de la obra e incluso ha dado lugar a un texto dedicado a recopilar distintas perspectivas sobre la novela (Volver a Las islas, de Rolando Bompadre). Dados los rasgos señalados, queda claro entonces que por cuestiones de espacio nos limitaremos a abordar solo algunos aspectos de esta compleja novela.

Prisioneros argentinos en San Carlos, Islas Malvinas

En cuanto a la trama, esta gira alrededor de Felipe Félix, el protagonista y narrador, y la acción se ubica en junio de 1992 (aunque también hay flashbacks referidos a 1982). En el inicio del texto, Félix, un ex combatiente de Malvinas y hacker de aproximadamente 30 años, es “citado” para encontrarse en sus oficinas con Fausto Tamerlán .“Citado” es un modo de decir, ya que la “invitación” es entregada personalmente por un particular personaje: “El tipo al que le abrí la puerta era ancho y musculoso como una grupa de caballo trajeada (…) Un servicio, claro; pero demasiado bien mantenido para ser de la SIDE o el ejército; parecía uno de los tantos que en el último tiempo se habían privatizado”. Además, este sujeto le hace a Félix una advertencia: “—No faltes —dijo lacónico el matarife elegante cuando lo miré inquisitivamente—. Si no, voy a tener que venir a buscarte”. Este comienzo misterioso (y peligroso) parece remitir a un relato de tipo policial.

Fausto Tamerlán, personaje destacado del texto, es un poderoso y temible empresario que posee sus oficinas en dos torres enfrentadas que se encuentran en la zona de Puerto Madero. Él cita a Félix para encargarle una tarea: “—Mi hijo mató a alguien— dijo. En esta misma habitación. Lo arrojó por esa ventana —dijo señalando la que estaba inmediatamente detrás de mí— hace cinco noches.” (aclaramos que la ventana de referencia estaba en el piso 30). El encargo que le realiza Tamerlán consiste en que le consiga los nombres de las 25 personas que han sido testigos de ese crimen desde la otra torre. Para ello, Félix deberá introducirse personalmente en la oficinas del Servicio de Inteligencia y desde allí obtener los datos, obteniendo a cambio una importante suma de dinero en dólares.

Aclaremos que el trabajo pedido Tamerlán no lo hace por amor hacia su hijo, sino porque dañándolo a este lograrían perjudicarlo a él. En verdad, poco es el amor que el empresario tiene por este hijo, César, a quien desprecia (su gran cariño es para su otro hijo, ya fallecido). Por los hechos contados hasta aquí, como ya dijimos, la obra parece presentarse como una novela policial (o de intriga política). En parte lo es pero, como señalamos desde un comienzo, su extensión y complejidad involucran muchas otras facetas.

"Las islas" (Edhasa), Carlos Gamerro

Como se preanuncia desde el título, lo narrado se relacionará con la Guerra de Malvinas. Recordemos al respecto que el gobierno militar había planificado la incursión en las Islas Malvinas como un intento desesperado de obtener algún tipo de rédito político para mantenerse en el poder, por lo cual había tratado de otorgarle un carácter épico a una empresa objetivamente condenada al fracaso. Por ello, como hemos destacado en notas anteriores referidas a la misma temática, frente al “discurso” de los militares, los distintos narradores han desarrollado en sus obras un “contradiscurso”. Es decir, los autores que han abordado la Guerra de Malvinas han evitado darle un tono épico, acudiendo en sus narraciones a diferentes perspectivas. Así, por ejemplo, en Los pichiciegos Fogwill recurría a la picaresca y en Historia argentina Fresán apelaba al absurdo. Gamerro no es una excepción y, entre otros aspectos, acude a la parodia, el ridículo, el absurdo. Veamos dos ejemplos.

Carlos Gamerro publicó "Las islas" en 1998

Un ejemplo de absurdo. Félix busca encontrarse con otros ex combatientes de Malvinas, por lo cual se dirige a un peculiar lugar para encontrarlos, la “Asociación Virreinal”: “La Asociación Virreinal se fundó con el objetivo de restaurar las fronteras nacionales a los límites históricos del Virreinato del Río de la Plata (para lo cual propone, entre otras cosas, reconquistar Bolivia, Paraguay y Uruguay e invadir Chile y Brasil) pero decayó mucho en los últimos años, de bajo perfil épico, y para costear los gastos mínimos dan cursos de historia nacional, política nacional, folklore nacional, música nacional y cuanta disciplina cargar con el adjetivo”.

Un ejemplo de parodia. Para celebrar el décimo aniversario de la incursión en Malvinas, los ex combatientes amigos de Félix llevan a cabo una reconstrucción del hecho. Cuenta uno de ellos. “Alquilamos cinco botes en Palermo, ahí en el muellecito sabés, e invadimos la isla esa del medio. Viste, a la que van para apretar las parejas (…) Plantamos la bandera e hicimos práctica un buen rato. Después un asadito de cordero”.

Por otro lado, más allá de los numerosos hechos absurdos y ridículos relatados en la novela, hay alusiones de tono crítico a la época menemista (recordemos que la acción se sitúa en los años noventa). Por ejemplo, en el caso que comentamos del guardaespaldas de Tamerlán que le lleva al “invitación”, recordemos que se hacía alusión a la “privatización”, tópico característico del momento. Por otra parte, dos de los lugares en los cuales transcurren los hechos también son visiblemente representativos de la época de Carlos Menem: Puerto Madero y el shopping. Puerto Madero es donde se hallan las oficinas de Tamerlán y el shopping (símbolo del consumismo) es donde se alberga en un subsuelo las nuevas oficinas de la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado).

Además, el propio recurso al absurdo conlleva filosas críticas del autor. Por ejemplo, uno de los personajes que aparece en la narración es Verraco, un oficial que Félix conocía de Malvinas y que ahora ocupaba un alto cargo en la SIDE. Como para intentar llevar a cabo la tarea encomendada por Tamerlán Félix planea infiltrarse allí, le ofrece a Verraco cumplir con un viejo pedido suyo: diseñar un videogame especial de la Guerra de Malvinas para instalarlo en la SIDE, que no reflejaría lo verdaderamente sucedido sino que en él serían los argentinos los que vencerían a los ingleses (los detalles de este videogame son relatados con mucho detallismo en varias páginas, donde se ofrece una inversión de los hechos realmente ocurridos). El absurdo del planteo también puede relacionarse con el hecho de que la incursión en las islas llevada a cabo por el gobierno militar (generar un conflicto con una potencia superior en muchísimos aspectos) en última instancia también había sido una empresa absurda.

Otro aspecto del tono crítico que campea en la obra es la manera como están presentados ciertos personajes. Así, el recién nombrado Verraco, que en cierta medida puede interpretarse como representante de la oficialidad, es mostrado como un cobarde y egoísta (por ejemplo, se cuenta que luego de la derrota en Malvinas, cuando los ingleses dejaban pasar a los soldados rasos y retenían a los oficiales, Verraco obliga a un soldado a intercambiar con él los uniformes para evitar ser retenido, quedando entonces demorado el pobre conscripto). Ni qué decir de otro personaje, también militar, Arturo Cuervo, que es un oficial del ejército que estuvo vinculado a la Triple A y participó en los llamados “grupos de tareas” durante la dictadura militar. O el propio Tamerlán, que vinculado con Cuervo, había estado presente en ciertos centros de confinamiento donde se torturaba a los detenidos en la época del gobierno militar.

Carlos Gamerro introduce elementos de absurdo y ridículo en varias escenas de "Las islas"

Asimismo, especial mención merece el penúltimo capítulo de la obra, titulado “La batalla de Longdon”. Si en otros capítulos predominaba una mezcla de absurdo y ridículo con incisiva crítica, en este adquiere un tono realista donde se narra con dureza ese episodio de la Guerra de Malvinas. Recordemos que la batalla del Monte Longdon no solo fue un hecho realmente ocurrido en el conflicto, sino que es considerado uno de los episodios más destacados de la Guerra, ya que se desarrolló en una zona estratégica cercana al punto clave de las tropas argentinas, Puerto Argentino (Puerto Stanley para los británicos). La batalla se produjo en junio, en los últimos días del conflicto, y tuvo un carácter particularmente cruento. Entre las fuerzas argentinas, se hallaba el Regimiento 7 de Infantería, al cual se dice en la novela que pertenecía el protagonista, Felipe Félix.

Como señalamos anteriormente, al igual que otros diferentes relatos que tratan la Guerra de Malvinas, esta novela evita de distintos modos otorgarle una carácter épico al conflicto, como sí había intentado hacerlo el gobierno militar. Sin embargo, como también mencionamos, un aspecto particular de esta obra es su extensión, que es lo que le permite al autor ofrecer las numerosas facetas que se entretejen en esta compleja narración.

[Fotos: Augusto Fornaciari; Catálogo Malvinas Filosofía y Letras UBA; Raúl Ferrari Cbri / Télam S.E.]