Andrea Stivel, dueña de un legado artístico que desafía géneros y estereotipos

La productora y directora del Teatro Astros quiere crear un espacio acogedor y de calidad para el público. Y aboga por un mayor apoyo estatal a la cultura. “El teatro es entretenimiento y emoción”, define

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La histórica productora de televisión, asumió el año pasado la dirección artística del Teatro Astros (Gustavo Gavotti)
La histórica productora de televisión, asumió el año pasado la dirección artística del Teatro Astros (Gustavo Gavotti)

Creo que la gente que decide, la poderosa, no padece sus propias decisiones, dice Andrea Stivel desde Madrid, adonde viajó el 8 de octubre. La productora artística estuvo en la capital española para acompañar a su hermano mayor, Alejo, en su regreso a los escenarios con Tequila, la banda que el músico cofundó con Ariel Rot, en 1976, y que revolucionó la manera de hacer rock en español. Preocupada por el grave e inédito conflicto de hoy en Medio Oriente, Stivel siente que se trata de un drama contra la humanidad. Excede el judaísmo y el antisemitismo.

¿Cuál es el límite?, le preguntó. “La vida del semejante se valora poco. Me duele, me produce impotencia y trato de aferrarme a pequeñas llamas de luz, a la esperanza”, responde.

Esta nota tiene varias etapas. Nos encontramos un sábado a las 6 de la tarde en el Astros, el complejo teatral que dirige, donde se hicieron las fotos y la entrevista. Mensajes de audio, de texto, preguntas imposibles de ser pensadas antes y respuestas sensibles e inteligentes cruzan el océano y las recibo en Manhattan, donde los sonidos de los helicópteros y de las máquinas para la construcción ponen en alerta al viajero. Son las patrullas aéreas constantes, los ricos de paseo en sus pájaros de metal privados o una alucinación del turista novato a orillas del río Hudson.

Andrea Stivel pasó 22 años junto a Jorge Guinzburg, a quien acompañó en algunos de sus trabajos más recordados como "La Biblia y el Calefón" o "Mañanas Informales"
Andrea Stivel pasó 22 años junto a Jorge Guinzburg, a quien acompañó en algunos de sus trabajos más recordados como "La Biblia y el Calefón" o "Mañanas Informales"

Andrea es una mujer impactante. Alta, rubia, amorosa, creativa, respetuosa, en su camino se cruzó con uno de los mejores humoristas de la Argentina, cuando era una productora muy joven, apenas tenía veinte años. Jorge Guinzburg fue el hombre de su vida. Se conocieron en los pasillos de canal 9, él la sedujo con la retórica de sus cartas de papel y mientras ella dudaba entre un sí o un no, el amor fue más fuerte.

La pareja armó una relación donde el afecto albergó proyectos laborales, hogar, a Ian y Sacha (sus hijos), viajes. Una admiración recíproca durante veintitrés años. Pero, además, Stivel tiene un apellido con peso específico. Su papá, David, creador del clan homónimo, fue uno de los más exitosos directores de teatro, radio, café concert, comedia musical y tele en nuestro país, Perú y Colombia, hasta su muerte temprana en los noventa. El productor musical Alejo Stivelberg Katz es hijo de David y de la actriz Zulema Katz, pareja luego del poeta desaparecido Paco Urondo. Mateo, el menor, también es hijo de David y de la actriz Maria Cecilia Botero. Nació en 1983, vive en Bogotá, es cineasta y actor.

Andrea es una amiga histórica de una de mis hermanas, se conocieron en la primaria Herminia Brumana e iban los sábados al kinder club Sarmiento, de Villa Crespo. En aquel tiempo la mamá, Inés Margulis, vendía galletitas en un local de Lavalleja y Vera, a metros de donde la DAC (Directores Argentinos de Cine) emplazó una escultura en homenaje a Leonardo Favio.

Su primer trabajo fue en Canal 9 como meritoria del director Roberto Denis en la tira Aprender a vivir
Su primer trabajo fue en Canal 9 como meritoria del director Roberto Denis en la tira Aprender a vivir

—¿Cómo es estar al frente del teatro Astros?

—Fue algo inesperado, nuevo, una posibilidad que acepté. Me interesan los desafíos laborales, huyo para adelante y después analizo. Me cuesta decir que no. Si algo me estimula, me embarco. La verdad es que mucho no lo pensé.

—Y te salió bien

—Es que es un gran proyecto, un trabajo con el que estoy contenta, muy feliz. Me dejé llevar por algo intuitivo y aprendo cada día, con mucho placer por el espacio. Con independencia del resultado, la ceremonia de entrar y ver a la gente esperando en el hall y la reacción al salir, me da mucha satisfacción.

—¿Qué identidad le querés dar?

—Quiero que la gente sienta fidelidad, que diga vamos a ver qué hay en el Astros. Ese es el objetivo a cumplir, que se instale un estilo nacional, como pasó con la obra de las hermanas Marull, Lo que el río hace. Tenerlas es una bendición, ojalá se pueda repetir con otros espectáculos que cumplen sus calendarios, sus compromisos y puedan prolongar su estadía en la cartelera. Es lo que pasó también con Las reinas, una obra a la que le fue muy bien en el teatro alternativo y ahora está con nosotros.

—¿Cómo definirías tu rol en la diaria del teatro?

—No sé si soy directora artística o programadora, pero más allá de la definición, yo elijo los espectáculos. Trabajamos todo el año, tenemos música, infantiles, distintas propuestas. Por otra parte, y es fundamental, me siento muy acompañada por mis socios, me dan su confianza y valoran mis decisiones.

"Quiero que la gente sienta fidelidad, que diga vamos a ver qué hay en el Astros", dice Andrea Stivel
"Quiero que la gente sienta fidelidad, que diga vamos a ver qué hay en el Astros", dice Andrea Stivel

Gaby Bursztyn, Claudio Gelemur, Alvaro Psevoznik, Sacha Guinzburg, Gastòn Soubelet Blue Team son las cabezas. El equipo que está cada día en el teatro, el gerente, la productora, administración, el boletero, los operadores, los maquinistas, la secretaria, tienen mucha experiencia y todos son un soporte de calidad. Hay una mezcla de profesionalismo y excelencia artesanal. Otro referente de Andrea es la productora Cipe Fridman, “la mejor”, dice. La idea de que el teatro no es rentable quedó un poco en el pasado. Hay sobradas muestras de que el buen teatro puede serlo, más allá de las salas comerciales, asegura.

—Ser mujer le agrega un valor propio a tu trabajo

—Creo que el Maipo y el Metropolitan también están manejados por mujeres. No sé si es a favor o en contra, son estilos, personalidades, géneros diferentes. No opino que sea vertebral ser mujer, es algo más, no menor, pero no creo que se destaque. Me identifico como una laburante. Y algo que me interesa mucho es el cuidado con los precios, para que la gente pueda ver nuestros espectáculos todo el año.

Stivel piensa tomarse unas vacaciones en verano, aunque no muy largas porque disfruta mucho trabajando. De hecho, ya tiene cerrada la programación que viene. Los primeros días de enero realizarán un mantenimiento de pintura porque este año no pararon ni un día.

“Fue a full y estamos todos muy cansados. Pero en marzo vuelve Lo que el río hace. Seguramente vamos a seguir con Las reinas, los martes de noviembre daremos funciones de una obra que dirige Guillermo Cacace, en la que actúa Jorgelina Aruzi y ojalá sigan el año que viene. A esto le sumaremos algún espectáculo más que todavía no está definido”, anticipa.

Stivel enfatiza la importancia de escuchar y aprender de la escena teatral independiente
Stivel enfatiza la importancia de escuchar y aprender de la escena teatral independiente

—Pasaron quince años desde que Jorge no está, ¿cómo vivís su ausencia física?

—Es muy difícil separar lo personal de lo laboral, su presencia es permanente, está en mi ser, en el recuerdo, en mi formación y en mi historia. Cuando paro, reflexiono y decido, Jorge es una presencia. Recurro a él y a mi papá de manera lúdica e imaginativa.

Mientras mira un portarretrato con la foto de Guinzburg que hay en su pequeña oficina, dice que el rol del Estado es apoyar, invertir en Cultura. “Los servicios de los teatros deberían tener tarifas especiales, espacios publicitarios, días o funciones con precios especiales, como sucede afuera y como pasa con los teatros oficiales. La Cultura debe ser un tópico importante para cualquier presupuesto y programa estatal, y ayudar no solo a los teatros oficiales a nivel nacional, provincial y municipal, sino a los alternativos y a las salas comerciales”.

“Entretenimiento y emoción”, de ese modo define el teatro. “Me conmueve un espectáculo que me haga reír tanto como llorar, que me toque una fibra interna, por la obra, el director, el contenido, los actores. No hay una sola motivación”.

—¿Qué les dirías a quienes están al frente de las salas pequeñas?

—Puede parecer una contradicción con lo que dije hasta ahora, pero creo que tengo que escuchar más que hablar, tengo más para aprender que para enseñar. Te diría que para la nota hablo porque estoy en zona de trabajo y de desarrollo. No soy una voz autorizada, sino una gran consumidora de salas alternativas donde hay mucha polenta, talento, pulmón, ovarios y huevos. Es milagroso que, en nuestro país, con la cantidad increíble de teatro que hay y la situación que estamos viviendo, los independientes puedan mantenerse. Yo tengo que nutrirme de todos. Estoy ávida de escuchar y de ver que hacen.

[Fotos: Gustavo Gavotti]

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