Maggie Cullen traduce su pasión con el canto

Con apenas 23 años y luego de haber sorprendido en el reality “La Voz Argentina”, la cantante porteña presenta su primer disco. “Los artistas somos un medio entre la música y la gente”, sostiene

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Maggie Cullen presenta su primer disco en el Teatro Broadway
Maggie Cullen presenta su primer disco en el Teatro Broadway

Hay algo de saludable desparpajo y espontaneidad en Maggie Cullen, que no sólo la ubica a años luz de esa ilusión de pasaje a la fama que suelen ser los concursos televisivos de cantantes; sino que también conjuga con esa mezcla de autoridad y calidez que se desprende de cada uno de los temas de Canciones del viento, el álbum debut que la cantante presenta este sábado 21 en el Teatro Broadway.

Un puñado piezas de extraordinaria belleza como “No te puedo olvidar”, “La Humpa” y “Tierra sedientas”, de próceres de nuestra música folclórica como Eduardo y Juan Falú, Manuel Castilla, Atahualpa Yupanqui y Jaime Dávalos, con perlas de contemporáneos como León Gieco (“Maestras de Jujuy”) o Lucho González y Pedro Aznar (“El beso”), que Cullen aborda con llamativa madurez.

Un espacio, además, en el que conviven y se conjugan diferentes ritmos y estilos folclóricos que Cullen transita respaldada por músicos expertos en cada materia bajo la producción de Matías Martino y con el aporte adicional de invitados como Nadia Larcher; Dos más Uno, el trío formado por Marcelo y Hugo Dellamea y Ariel Sánchez; y León Gieco.

El folclore como lenguaje

Notable tarjeta de presentación discográfica de la artista porteña que desde pequeña hizo del folclore su ámbito preferido, sin renegar de otras músicas que visita ocasionalmente con similar solvencia. En ese registro, Silvio Rodríguez, Luis Alberto Spinetta y Pablo Milanés, entre otros, encuentran en su voz una excelente amplificación.

Sin embargo, Cullen advierte que el terreno en el que más cómoda se siente es el folclore, del que se impregnó en su casa a través de discos como Canciones para argentinos y canciones de Los Arroyeños, y cuyos distintos territorios explora permanentemente en busca de material desconocido y nuevas referencias.

“Me acuerdo de ir en el colectivo escuchando, y me apasionaba encontrar nuevos artistas. Así encontré a Dos Más Uno, que hoy son amigos míos y con quienes comparto un montón. Pero en aquel momento escuchaba y decía: ‘Esto me encanta, me vuela la cabeza’. Y no entendía muy bien de dónde era que me gustaba tanto porque ni siquiera sabía bien qué era el folclore”, cuenta.

Maggie Cullen - Gatito de las flores

—¿Le encontrás alguna explicación a ese apasionamiento?

—No hay mucha más explicación que algo adentro que se mueve y te realiza cuando lo cantás. Cuando canto nuestra música me emociona y me me llega de una forma particular. Será porque la raíz tiene que ver con lo que uno es. Se me regaló una pasión por nuestras culturas, por nuestro país, y se ve que lo traduzco en el canto.

Maggie advierte además que sus estadías fuera de la metrópoli hicieron lo suyo. “Pasaba mucho tiempo fuera de Buenos Aires, visitando a mis abuelos, en Miramar, en Córdoba. Creo que mi vínculo con el folclore también tiene que ver con eso”, agrega la artista en una esquina de Palermo que lentamente se despereza mientras la mañana avanza.

De las peñas a la televisión

Fue precisamente en medio de un verano cordobés que el mensaje de un amigo la linkeó con La Voz Argentina, un ámbito que poco y nada tenía que ver con las peñas en las que compartía su vocación por el canto desde los 14 o 15 años. Como tampoco tenían tanto que ver las canciones que interpretaba con su perfil de tierra adentro.

“A mí me gusta la música en general. Toda la música buena que llega por dentro a mi sensibilidad la tomo. No es que distingo por tal o cual estilo, o si es algo argentino o no. Escucho la música y veo qué es lo que me va pasando. Creo que hay mucho por aprovechar de esos géneros.

—En general, cuando uno empieza a cantar o a tocar, existe una conexión muy pura con la música, que a veces se ve amenazada cuando aparecen las demandas que impone el mercado, según lo que se ve que impacta mejor. ¿Te pasó algo de eso?

—¡Hasta mi mamá me decía qué era lo que más funcionaba! ¡Jaja! Uno no deja de ver el resultado de lo que uno hace en la música y de decir: “Uh, con esto me va bárbaro”, o “esto no funciona”.

Pero el otro día lo escuchaba a Lito Vitale, en una charla en la que decía que, al final, lo que va a funcionar o al menos lo que a la persona le va a funcionar para hacerla feliz y realizarse como artista es lo que uno sienta que es genuino y que sea coherente con lo que uno es y quiere decir. Entonces, así como voy buscando también voy poniendo freno, cuando esas propuestas no van con lo que yo quiero.

Maggie Cullen tiene 23 años y sorprendió en el reality “La Voz Argentina”
Maggie Cullen tiene 23 años y sorprendió en el reality “La Voz Argentina”

—¿Cómo se logra el equilibrio para no terminar haciendo algo que sea para compartir con la gente pero sin resignar lo que a uno le hace bien y lo nutre?

—Es que por eso que somos artistas; somos como un medio entre la música y la gente a la que tenemos que hacer que le llegue. La idea es buscar un repertorio que con el cual también ayudar a los demás.

—Ayudar…

—Es que la música acompaña. Si yo tengo una canción que me sensibiliza y me llega por su letra, que al escucharla en el día a día me hace bien, creo que puede ayudar a otro, más allá del camino que uno puede hacer como artista.

—¿Cuándo te diste cuenta que pasaba algo con la gente cuando cantás?

—Fue durante el programa. Al ver la repercusión en la gente de algo que yo hacía; y que yo hasta entonces había hecho en mi casa o en una peña o donde me tocara sólo porque me encantaba.

—¿Cómo te impactó esa repercusión? ¿Te alegró? ¿Te asustó?

—Creo que lo que tienen estos programas un poco complicado es lo vertiginoso que son para el artista, al que que le “va más o menos bien” y que de repente, de un día para otro y sin esperárselo tiene viajes, lo saludan en la calle o cosas así. Por ahí sí, al principio, esas cosas asustan un poco, sobre todo si uno no lo estaba buscando.

No quería saber nada, quería volver a mi casa a tomar mate. Me habían llegado algunas propuestas discográficas y demás y dije que no. Me quería ir de mochilera con mis amigas, quería volver a la facultad, donde estaba estudiando música para cine.

—¿Retomaste?

—Ahora estoy estudiando música popular y guitarra. Pero bueno, un poco mis sensaciones eran las de que no sabía si ese estilo de vida, que requiere mucho cambio y mucha exposición, era para mí. No estaba en mis planes.

Entonces hubo un tiempito en el que fui como eligiendo ir por fuera del programa que me había dado esa visibilidad, como tratando de volver a lo mío, a lo íntimo.

Llegué a un punto en el que el juego ya no era tan divertido. En un momento me di cuenta de que eso ya no tenía que ver conmigo y con lo que estaba buscando hacer.

“Los artistas somos un medio entre la música y la gente”, dice Maggie Cullen
“Los artistas somos un medio entre la música y la gente”, dice Maggie Cullen

De regreso a las fuentes

—¿En ese contexto nace el disco?

—No. El proceso vino después y fue el más valioso. Por eso el programa me queda tan lejano. Fue hace sólo dos años, pero fue tan lindo, después, encontrarme con músicos que vivían de la música, que era a lo que en el fondo yo estaba y estoy apuntando, con una cuota de mucha humanidad.

Eso me hizo decir: “Ah, no pará. No era la tele. Lo que me interesa es hacer música”. Ahí fue cuando conocí a Lito, a Baglietto, empecé a viajar más, conocí a los chicos de Dos Más Uno y entendí otra cara de la música. Así, se fue abriendo esa red, buscando, con gente que te llama…

Como muchas veces pasa con los músicos, hay una mezcla de lo que uno hace con la suerte de que justo le llegue un vídeo a Lito lo abra y diga: “Ah, me gusta cómo canta esta chica”. O que te contraten para una fiesta en Catamarca… Hay un poco un poco de todo.

Un viaje por la Argentina musical

—Volvamos al disco: ¿cómo se fue dando la selección de las canciones? Tiene un repertorio muy variado, pero a la vez muy coherente.

—A mí me gusta el folclore, y para ir eligiendo me rijo según lo que me gusta y lo que quiero hacer, más allá de lo rinda mejor en el mercado. Es lo que vale para mí. Así que elegí las canciones con ese criterio y pensando cuáles quería hacer y en qué orden.

Y a la vez busqué un concepto. Quería, de algún modo, recorrer nuestro país visitando sus distintos géneros. Hay tanto por explorar en cada región, que era como querer hacer mi propia investigación. Entender un poquito cómo son los fraseos, que son tan distintos para una tonada o para todo lo que es cuyano o lo que es del norte.

Ir sacando una zamba y una chacarera y ver qué particularidades tienen… Por eso participaron cinco guitarristas, por ejemplo; porque una tonada se toca distinto que un chamamé o que una chacarera. Por eso es que llamamos a dos guitarristas para la tonada, que tenían que ser Sergio Zabala y Sebastián Henriquez.

Los Dos Más Uno vinieron a grabar el chamamé, que se escucha totalmente distinto. Quería hacerlo así de minucioso por mis propias ganas de de tratar de entender un poquito más nuestro folclore y de ir a fondo con su riqueza. Ahí están también la milonga, que también se frasea distinto. Fue un proceso que disfruté mucho.

Un Gardel que abre puertas

—¡Finalmente, no ganaste La Voz; dejaste la tele pero ganaste un Gardel! ¿Significa algo especial, el premio?

—Me parece que lo más fuerte de los premios es que se abren muchas puertas. Eso es es lindo en todo sentido, porque nada al final lo que uno quiere es compartir con la gente. Y si hacés algún trabajo que creés que es valioso, como puede ser este disco, querés que llegue a las personas.

Y también es un reconocimiento a un gran equipo que está trabajando conmigo. Eso me da mucha alegría porque son empujones para que siga funcionando y compartiendo la música, que al fin es lo que quiero.

Con 23 años, Cullen pertenece a una generación que creció sin tener a Mercedes Sosa “a mano”. Sin embargo, la cantante advierte que la gran artista tucumana está en centro y eje de todo lo que hacen ella y sus contemporáneos. “Siento que algo la conozco, por tanto que escucho sobre ella, por los comentarios, por estudiarla, por la música misma y por su voz, tan presente en todos los días que la escucho.”

Y enseguida agrega que se siente parte de una generación que sigue teniendo el folclore en su vida cotidiana como algo que no es de museo. “Hay gente joven que hoy lo escucha en su casa, que se juntan a cantar, que comparten y aman la peña. Eso no es poca cosa”, dice.

"La composición es un juego que estoy aprendiendo a jugar", asegura Maggie Cullen
"La composición es un juego que estoy aprendiendo a jugar", asegura Maggie Cullen

Habitante de un género vivo y sin grieta

—Precisamente ayer un músico y director especializado en música barroca me decía que el folclore es un género que en la Argentina, a diferencia de Europa, está muy vivo.

—Creo que por ahí se ve se ve menos de lo que hay; están menos en medios pero es una gran movida. Y si vas a ver a músicos como Juan Quintero, por ejemplo, está lleno de jóvenes, y es hermoso.

—Ahí hay algo muy interesante. Porque uno podría pensar que el folclore que hacen Quintero, Carlos Aguirre, Eduardo Cardozo, Nadia Larcher, Luciana Jury y muchos otros, es la antítesis del folclore “festivalero” que en algún momento representó La Sole o del estilo romántico “nochero”. Sin embargo, en tu caso, no parece que reniegues de nada que lo que ambos estilos pueden aportarte.

—Yo estoy en el medio. Quiero hacer música que que a mí misma me interese y me desafíe desde la armonía, la melodía o desde sus letras. Es decir, música con la que conecte más desde el estudio. Pero a la vez lo que más me gusta es el festival y compartir con la gente. Entonces, estoy en ese “medio” y en ese camino.

Eso es un poco es lo que buscaba lograr con el disco, desde los arreglos y la interpretación. Que fuera accesible, que la gente lo pueda escuchar y que no fuera música para músicos, pero que a la vez tuviera la riqueza de un folclore que tiene mucho para explorar y para para decir.

“Canciones del viento” en vivo

—¿Cómo llevás al escenario un trabajo en el que, como contabas, participaron por ejemplo cinco guitarristas?

—Bueno, ahora, el 21 de octubre, tenemos el Teatro Broadway; vamos a ver cómo hacemos para lograrlo, pero organizado. Yo creo que se puede. Hay cosas que no podemos llevar al vivo con mi estructura. Pero también tiene cierta magia hacerlo en vivo y que no suene exactamente igual al disco.

Tampoco uno va al teatro escuchar exactamente lo mismo que el disco. Queremos que suene que suene bien y que sea rico lo que la gente escuche, pero va a estar espectacular.

—¿Cómo es eso de que León Gieco te pidió grabar en el disco?

—Bueno, no es así. Han puesto en muchas notas que él me pidió cantar conmigo, pero no fue así y yo nunca dije eso.

—¿Cómo fue, entonces?

—Ocurrió que el año pasado lo conocí en un concierto de Conduciendo a conciencia. Ahí canté “Canto versos”, de Jorge Fandermole, me escuchó y cuando salí vino y me dijo: “Ahora, chiquita, yo quiero cantar con vos”. Le gustó lo que hice. Pero no es que me dijo: “Voy a cantar en tu disco”.

No fue así, pero le había interesado lo que yo había hecho, me lo hizo saber y yo que casi me muero. Lo admiro y es un gran gran referente para mí.

"Me gusta el folclore", asegura Maggie Cullen
"Me gusta el folclore", asegura Maggie Cullen

—¿Y cómo llegó al disco?

—Al tiempo empecé a pensar en todo el disco y llegué a esta canción, “Un poquito de amor”, que estaba cantando en vivo en todos los conciertos. Ahí se me ocurrió invitarlo, porque además al ser de Gustavo Santaolalla imaginé que podía interesarle. Era como un sueño que uno no piensa que va a pasar, y cuando se fue armando el repertorio se lo propusimos.

—¿Y qué pasó?

—Primero me dijo que sí, después hubo un tiempo en el que no lo logramos hacer porque estaba con viajes y cuando ya estaba grabado todo el disco nos cruzamos en los Gardel y me dijo: “Ah, espérame para el disco, eh?”

—¡Entonces es verdad que te pidió grabar en el disco! ¿Componés?

—Empecé a componer hace poquito. Era algo que quería hacer desde que tendría 16 o 17 años. Creo que Jorge Drexler dice en una de las canciones últimas que sacó “tinta y tiempo”, y llegué a la conclusión de que eso. Creo que es algo que me gusta, que disfruto, que necesito hacer y a lo que necesito darle tiempo.

La composición es como lo opuesto a la vida de corridas típica de Buenos Aires, porque se necesita bajar un cambio para hacerlo. Es un juego que estoy aprendiendo a jugar. Es muy divertido y muy desafiante a la vez. Estoy contenta y disfrutando el proceso de empezar a hacerlo y animarme.

—¿Con qué se va a encontrar la gente vaya al Broadway?

—Es la presentación es todo el disco y muchas de las canciones que vengo cantando también hace un tiempo y que disfruto de cantar por distintos motivos. Seguramente cante también algunas de las de La Voz; “Ojalá”, “Muchacha”, seguramente vengan los invitados… Estoy muy muy ilusionada.

* Maggie Cullen presenta su primer disco, Canciones del viento el sábado 21 de octubre a las 21, en el Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155, C.A.B.A.).

[Fotos: Cecilia Salas; Mariano Beresiartú; Mariana Llorens]

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