“La Calma”, una mirada profunda a la lucha campesina en el desierto mendocino

La trama de La Calma, ópera prima de ficción de Mariano Cócolo, gira en torno a Nancy, una estudiante de abogacía, quien se ve obligada a regresar a su pueblo natal para cuidar a su padre, víctima de un accidente cerebrovascular. Sin embargo, su retorno no será una mera cuestión de cuidado, sino un enfrentamiento con la presión de los supuestos terratenientes. La protagonista se verá confrontada con decisiones cruciales sobre el destino de las tierras y, por ende, el suyo propio.

Con una estética en blanco y negro y una templanza en las acciones y tonos de voz, esta película le hace honor a su nombre y busca profundizar en varios aspectos como las dificultades que enfrentan los jóvenes que viven en ciudades chicas y deben movilizarse a otras ciudades para estudiar o buscar un destino diferente al de sus familias. Muestra a la protagonista soportando un trabajo rutinario, y seguramente mal pago, haciendo control de calidad de una fábrica de botellas, mientras hace un esfuerzo sobrehumano por estudiar las leyes y artículos en compañía de sus amigas de la pensión donde vive.

Además, muestra cómo las tareas de cuidado siguen recayendo en las mujeres de la familia. En el caso de Nancy, en ningún momento se cuestiona dejar los estudios y su trabajo para ir a ayudar a su padre enfermo. Ella se traslada a un paraje en medio del desierto donde las comodidades son escasas, la soledad abunda y la crudeza del clima vuelve todo más violento. De todos modos, nada derrumbará la tranquilidad y amorosidad con la que ella toma estas responsabilidades que no estaban en sus planes.

Otros de los ejes del film es la lucha de los campesinos por la propiedad de la tierra trabajada, que aunque llevan décadas y varias generaciones en las mismas, siempre corren el riesgo de que aquellos arrendadores vengan a arrebatarles todo lo que han logrado en años.

La calma sorprende con las actuaciones de Tania Casciani, quien a su corta edad debe no sólo hacerse cargo del cuidado de su padre, sino también decidir sobre su futuro y volver a encontrarse con todas las injusticias de un pueblo que creyó que iba a abandonar.

“Este proyecto nace de una interrogante frente a una problemática universal, la lucha campesina de los pueblos latinoamericanos, que en este caso, en el desierto de Lavalle, lugar por el que he transitado de diferentes maneras desde muy chico, la comunidad que ahí habita se enfrenta no solo a un estado ausente, sino también a la escasez de agua por la sequía del río Mendoza que alguna vez regó sus tierras y donde existió un oasis hoy curiosamente llamado Lagunas del Rosario donde con suerte pueden verse los vestigios secos de lo que alguna vez fue”, contó su director sobre las motivaciones que lo llevaron a realizar esta película y agregó: “La Calma intenta, desde esta historia de ficción llena de realidad, ser lo más fiel y honesta posible con la idiosincrasia de las comunidades huarpes que hasta el día de hoy trabajan la tierra y habitan estos territorios de la provincia de Mendoza. Y a su vez, proponer una experiencia sonora y visual que permita al espectador sumergirse y atravesar sensorial y temporalmente la vida en el desierto cuyano”.

A medida que avanza la película, la cámara observará cada detalle de los cuidados amorosos que tendrá esta hija con su padre, que poco se conoce de su personalidad, pero se asume que ha tenido una destreza y fortaleza como para llevar adelante un campo de manera solitaria y tener a su cuidado decenas de animales, que se convertirán en la única herencia de su hija. Ella en ningún momento perderá la cordura a pesar de las insistentes amenazas de aquellos que se hacen llamar los dueños de la tierra. Pero, el clímax de la película ofrece un giro explosivo y sorprendente e impactante, donde la ira, la tristeza y la impotencia encuentran su desahogo.

Esta ficción se revela como una mirada conmovedora a la fuerza interior que se encuentra en la adversidad. Cócolo logra, a través de su meticulosa dirección y la actuación excepcional de Casciani, plasmar una experiencia humana profundamente resonante. La película invita a los espectadores a reflexionar sobre la resistencia y el valor necesarios para enfrentar los desafíos más abrumadores de la vida.

La Calma ya ha cosechado una serie de reconocimientos en importantes festivales, incluyendo el Cinelatino Toulouse, donde obtuvo el Premio SFCC de la Crítica Francesa de Cine. Otros premios destacados incluyen el Festival de Cine Latinoamericano de Rosario, el Festival Luz del Desierto y el FAB Festival Audiovisual Bariloche.

* La calma se estrenó en la Sala Leopoldo Lugones (CTBA) y tiene funciones el sábado 14 y domingo 15 a las 21 horas y el martes 17, miércoles 18, jueves 19 y viernes 20 de octubre a las 18 hs. Además, se presenta en el Cine Arte Córdoba y en el Cine Universidad (Mendoza) y se podrá ver en el Cine Gaumont desde el 26 de octubre.

[Fotos: prensa Año Luz]