“Puan” y el cine argentino sobre la universidad pública, una saga en pleno desarrollo

La película que se sumerge en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA no es el único film que expone y describe personajes, códigos y complejidades de un medio ambiente particular

Trailer de "Puan" (2023)

Puan, la película escrita y dirigida por Maria Alché y Benjamín Naishtat, retrata la vida universitaria a través de los ojos de un docente que busca su lugar después de la pérdida de su mentor. Pero no es la única. El estudiante, de Santiago Mitre (2011), Las Facultades, de Eloisa Solaas (2019) y Ciudad Universitaria (2022) de Rosendo Ruiz, también tienen a esta instancia superior de la educación pública argentina en el centro de sus historias.

Hay un hombre que corre. De repente, una molestia cerca del pecho hace que se detenga. Cae al piso. El plano se cierra, y así, sin más, la cátedra de filosofía Caselli se queda sin titular.

En los días siguientes un clima de orfandad se instala en el ánimo del grupo de docentes que componen la cátedra. Es un golpe inesperado, en especial para Marcelo Pena, —el personaje que compone Marcelo Subiotto—. Ha estado al lado de Eduardo Caselli durante décadas, y parece ser el sucesor natural. Pero algo se tuerce. De Alemania está de regreso Rafael Sujarchuk, interpretado por Leonardo Sbaraglia, un encumbrado docente que da clases en París, en Frankfurt y Estados Unidos. Pero está pensando, —después de veinte años de vivir en Alemania—, en volver definitivamente. Conoció a una joven actriz e influencer, Vera Motta, —una magnética Lali Espósito— y está dispuesto a postularse como nuevo titular. Laureles no le faltan.

"Puan" se mete en el interior de la Facultad de Filosofía y Letras (Gentileza DIGICINE)

En tono de comedia, la película plantea el conflicto entre ambos docentes. Y en paralelo se cuenta la vida de Marcelo, que no escapa a la de muchos docentes universitarios que suman horas con ingresos extras. Como la materia de filosofía que da en una escuela secundaria alejada, a la que llega en combi y escoltado por un gendarme. O las clases particulares que le da a Amelia, una señora mayor de clase alta.

Mientras tanto, hacia adentro de la cátedra, las aguas se dividen. Sujarchuk se presenta como ese aire renovador necesario tras la partida de Caselli. “Hay que abrirnos a las ideas del presente”, opina un profesor. Los compañeros que están del lado de Marcelo le piden que se presenta al concurso. Acaba de iniciarse una batalla. “Puan no es un feudo, vos no sos el cacique”, lo intimida Sujarchuk. Pronto, Marcelo descubre que el concurso pone en juego mucho más que la titularidad de la cátedra. “El único lugar en el que soy algo es en Puan”, dice Marcelo.

Puan es una calle en un barrio de Buenos Aires, y es también como llaman los estudiantes a la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pero podría ser cualquier universidad nacional de cualquier carrera de humanidades. Los conflictos sociales, la falta de presupuesto, los problemas edilicios y los debates que mueven a los alumnos están desplegados en el film.

Maria Alché y Benjamín Naishtat, los directores de "Puan", en la premiación del Festival de San Sebastián (Gentileza prensa FFISS)

Los directores y guionistas María Alché (que además dirigió, Familia sumergida en 2018), y Benjamín Naishtat, que tiene en su haber Historia del miedo, de 2014; El movimiento, de 2015 y Rojo, de 2018), comentan que la película “pone en valor la profesión del docente, de la educación pública, de la universidad pública”. “Recupera la construcción colectiva, la transmisión y la memoria como hilo fundante de la comunidad y de la posibilidad de la sociedad de realizarse más allá de lo material, de organizarse, de pensarse, de preguntarse hacia dónde va”, explica Naishtat.

Para Alché, el film es un reconocimiento a los docentes notables: “La película es también un homenaje a estas presencias que vienen de ese mundo, —el de la filosofía— e iluminan la pregunta del alumnado y la potencian”, dice.

Trailer de "El estudiante", de Santiago Mitre

“El Estudiante”, en la vereda de enfrente

En la vereda de enfrente por el tono, más cerca del drama, está El estudiante (2011), de Santiago Mitre. Con un guión ajustado y filoso, la película muestra el derrotero de Roque Espinosa -interpretado un joven Esteban Lamothe en su primer protagónico-, quien viene a la gran ciudad a estudiar una carrera universitaria. Es su tercer intento: primero fue medicina, después administración, y ahora ciencias políticas. Allí, en la Facultad de Ciencias Sociales, Roque descubre la militancia estudiantil y se involucra de lleno.

Se lo ve llegando tarde a clase, estudiando en un bar o con chicas en fiestas. Mochila al hombro, recorre los pasillos plagados de afiches, volantes y carteleras donde las distintas organizaciones políticas de la época como “El Mate”, el “PO”, el “MST”, “La vertiente”, o la “Walsh”, exigen cambios y plantean desacuerdos. Todas y cada una de las agrupaciones pretende ser la renovación tan ansiada por los estudiantes. Esa atmósfera ficcional de peleas, denuncias, discusiones por los planes de estudio y treguas transitorias entre agrupaciones opositoras, puede leerse como una proyección por la puja de poder entre los partidos políticos a nivel nacional. Todo parece válido si lo que está en juego es ganar elecciones.

Roque conoce a la profesora Paula Castillo (Romina Paula), que además integra la agrupación “Brecha”. Y en su afán de conquistarla, se empieza a meter de a poco en la dinámica de la que ella es parte.

Esteban Lamothe protagonizó "El estudiante" (Gentileza: La unión de los ríos)

A través del relato en off, la transformación de Roque se acelera. Participa en debates, pega afiches, interviene en las clases para informar a sus compañeros y organiza espacios de debate estudiantil. Poco a poco, Roque empieza a estar más pendiente de la “rosca política” que del estudio. Sabe moverse, hablar, negociar: hacer que las cosas pasen. Y se vuelve una pieza fundamental en medio de la elección por el rectorado.

Con el paso de los meses tiene cada vez más responsabilidades y tareas dentro de la campaña. Pasa a ser el hombre de confianza de Alberto Acevedo, interpretado por Ricardo Félix, el titular de cátedra devenido en candidato a rector. Pero en una jugada que no ve venir, lo traicionan y se llevan los frutos de su trabajo a días de la elección. Roque quiere vengarse, salir a denunciar, hacer algo. Pero su novia, le advierte que eso no es posible, que no funciona así. “En política, si te cagan, el boludo sos vos”, le dice.

Santiago Mitre, por entonces novel director que solo había realizado el largo El amor primera parte pero aún no había dirigido exitosas películas la remake de La patota (2015), La cordillera (2017) o la reciente Argentina 1985, le dijo a la revista de cine chilena Mabuse sobre El estudiante:

“Quería hacer un retrato sobre la universidad pública y su funcionamiento. Quería trabajar cierto espacio arquitectónico de la Universidad de Buenos Aires, de su movimiento, y, por otro lado, un retrato de las especificidades de la política de este tiempo, con determinadas preguntas como qué pesa más, si la práctica o las ideas, para que alguien logre ascender. Me preguntaba eso: ¿Qué es lo que prima? ¿La formación intelectual, la formación ideológica, las ideas sociales o la capacidad para operar políticamente?”, señalaba. Las preguntas de Mitre siguen resonando en el aire, doce años después.

Trailer de "Las facultades", de Eloisa Solaas

El temor al “final”

Las facultades (2019), el primer largo de Eloisa Solaas, resulta un film documental centrado en un tramo de la vida universitaria de la que poco se habla, pero que resulta crucial para la formación profesional y académica: los exámenes finales.

María Alché en su doble rol de actriz y estudiante, tiene una participación. Se la ve repasando con un compañero para un final de la carrera de filosofía, y después en la instancia de examen, segura en cada una de las intervenciones. La figura del alumno que sabe y que además puede sostener un diálogo con el docente.

Durante tres años, Solaas registró escenas de finales a alumnos de Ciencias Físicas, Arquitectura, Diseño de imagen y sonido, Medicina, Ingeniería agrónoma, Piano, Sociología, Derecho y Filosofía. No todos muestran la solvencia de Alché. A una chica de pelo negro y flequillo tupido se la ve contradecirse varias veces frente a la pregunta sobre las partes de una flor, y una dupla de alumnos duda de las líneas trazadas en una lámina cuando el profesor repregunta.

"Las Facultades" de Eloisa Solaas (2019) documenta los exámenes finales en la universidad (Esteban Clausse)

“Dejemos acá porque hay muchos problemas y cada vez que te pregunto se embarra más”, le dice el docente a una chica rubia de pelo largo que no logra responder una pregunta precisa sobre la película El acorazado Potemkin. “Me sentí un poco nerviosa y además sentí que las preguntas eran muy, muy puntuales y era mucho material para leer”, replica. Ya no importa, el docente ha tomado una decisión y la invita a esperar afuera el resultado.

Sobre la elección del examen oral, en una entrevista con Infobae Cultura publicada en 2019, la directora decía: “No tenía una restricción de qué tipo de carreras o qué universidades iba a elegir para filmar, pero me fui dando cuenta que, en muchas carreras privadas, por ejemplo, no es tan común esta práctica, en general son exámenes escritos, así que terminé hablando más de la universidad pública. En general veía que esto del final oral, donde se espera afuera, se entra y se tiene un diálogo con uno o dos docentes que te miran mientras hablás, es algo que es muy de la UBA y de otras universidades públicas. Entonces apareció el aspecto más político de la película”, detallaba Solaas.

Las Facultades registra de forma documental esa instancia en la que está en juego la acreditación de un saber. Que a la vez resulta una puesta en escena. Un ejercicio estratégico para demostrar conocimiento por parte del alumno, dentro de una relación de poder que siempre es asimétrica.

La experiencia cordobesa

Rosendo Ruiz es el director de Ciudad Universitaria, una película cordobesa de 2022. Y también dirigió La caravana (2010), Todo el tiempo del Mundo (2015), Maturitá (2016) y Casa propia (2018). En Ciudad Universitaria trabaja en su doble rol: docente y director. El elenco de la película está compuesto por estudiantes de teatro de la Universidad Nacional de Córdoba.

Rosendo Ruiz, director de Ciudad Universitaria (Gentileza Universidad Nacional de Córdoba)

La protagonista de Ciudad Universitaria es Ángela, —interpretada por Silvia Ponce de León—, una mujer de más de cincuenta años que estudia teatro en la facultad y trabaja en el comedor de la universidad donde le dan de comer a diario, a unos 2000 alumnos.

Ángela intenta llegar a tiempo a clases, pero ante la falta de horarios compatibles con otros estudiantes -que como ella trabajan todo el día- la tarea le resulta imposible. Otros compañeros que estaban en su misma situación ya abandonaron la materia y solo vemos aulas pobladas por alumnos jovencísimos sin aparentes restricciones de horario. Además, el profesor es inflexible, le advierte que si sigue llegando tarde se va a quedar afuera de la obra en la que vienen trabajando y de la cursada.

La obra en la que vienen trabajando es una puesta en escena sobre la Reforma Universitaria de 1918, justamente iniciada en Córdoba. Cuando un grupo de estudiantes universitarios de la época se levantó contra las estructuras conservadoras que oprimían los derechos estudiantiles.

Junto a sus compañeros, Ángela investiga y rescata la figura de Prosperina Paravan, una alumna de la carrera de odontología que fue vital en la protesta, recuperando la voz y la lucha de las mujeres.

"Ciudad Universitaria" se centra en una mujer mayor que estudia teatro y trabaja en una universidad (Gentileza Universidad Nacional de Córdoba)

“Excelentísimo señor, la Universidad ha sido tomada, y esperamos entregarla a quien como vuestra excelencia ofrezca garantías de apreciar en cuanto valen nuestras legítimas aspiraciones”, recitan a viva voz Ángela y sus compañeros en el salón comedor de la universidad.

“Hago películas de formato taller donde involucro a alumnos. Por los 100 años de La Reforma me convocaron para trabajar con alumnos de cine y de teatro”, explicó Ruiz en una entrevista publicada por La voz del Interior”. Y agregó: “Investigamos y empezamos a ver que muchas de esas luchas se reflejan hasta hoy. Los estudiantes, que pasaron a ser protagonistas, manifestaron que tenían un montón de problemas. Por ejemplo, en la carrera de teatro, en segundo año, hay un solo horario para cursar”.

Ciudad Universitaria resulta un homenaje al conmemorarse 100 años de la Reforma Universitaria, pero también es una puesta por la legitimación de los derechos de los estudiantes.

Puan, El estudiante, Las facultades, y Ciudad Universitaria, son películas que abordan problemáticas diversas como la labor decente, la militancia, los exámenes finales o la reivindicación a la Reforma Universitaria. Actuales y comprometidas con su tiempo. Un tiempo que siempre interpela.

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