Hay un momento de la obra Modelo vivo muerto en el cual la escena parece explotada: hay cuerpos de los actores desparramados por todo el piso del escenario, la trama no paró de crecer: hubo momentos musicales, un asesinato, un caso policial, acusaciones y delirios cómicos a cada instante, un pianista fundamental en la narración acompañó todo con música incidental y un solo interpretativo que dejó al público exultante y cuando la gente se pregunta qué más puede pasar, uno de los personajes dice: “Nosotros somos una grupa, ¿Estamos conformes con este final? ¡Opinemos!”.
Ese sentido fuerte de grupalidad, parece ser la clave de Los Bla Bla, una compañía que nació en 2010, integrada por un grupo de actores, payasos, comediantes y músicos que comenzó haciendo varietés y que con muchísimo recorrido en la escena off porteña lograron conquistar un público fiel que los acompaña en cada presentación, que conocen sus sketches de memoria, que les repiten parlamentos y que empiezan a reírse apenas verlos en el escenario.
Con Modelo vivo muerto se lanzaron a producir su primera pieza teatral en formato de obra, rompiendo con sus tradicionales sketches de varieté. Para eso, luego de 13 años de trabajar juntos, Julián Lucero, Tincho Lups, Manu Fanego, Pablo Fusco, Sebastián Furman y su productora Maribel Villarosa decidieron apostar por transformar su forma de trabajo y ampliar su compañía a la hora de generar nuevos espectáculos. Con este desafío por delante invitaron a la actriz Carola Oyarbide. El resultado es una obra que no pierde la esencia de este grupo: la capacidad para improvisar, los guiños a públicos, el gag físico y poético, los momentos musicales, pero ahora todo atravesado por una trama policial en la que el delirio y los personajes insólitos le ganan al misterio.
El universo que imaginaron Los Bla Bla sucede en una prestigiosa academia de arte, donde un modelo vivo es encontrado misteriosamente sin vida. Al descubrir que se trata de un crimen, el personal de la institución lleva adelante una investigación. Una psicopedagoga es la responsable de investigar y con sus técnicas educativas y de series policiales de televisión, intentará resolver el caso de una manera muy poco ortodoxa.
La capacidad de juego está en el centro de la poética de esta compañía: desde juegos clásicos (se ponen a jugar a la mancha) hasta potentes digresiones musicales en las que imaginan vidas que no tienen, como cantantes y en donde expresan los pensamientos más profundos de los personajes. Su humor también permite hacer conexiones con la actualidad: imitaciones a músicos famosos, referencias a la política y hasta guiños con series y dibujos animados tradicionales (hay una escena clásica de Scooby Doo).
Además se ocupan del teatro: mencionan textos clásicos (La gaviota, de Chejov), procedimientos del teatro griego (como el Deus ex machina) y hasta reflexionan sobre la propia escritura de la obra, cuando se preguntan si el final está bien escrito. Lo interesante de esta propuesta es que la comedia se construye por capas de sentido, desde el gag físico más evidente, siguiendo una notable tradición de Chaplin, hasta preguntas sobre el sentido y la creación artística que también tienen lugar, en la vorágine de este espectáculo.
“Mi rol no fue solo dirigirlos, sino colaborar con ordenar todo el proceso, sin que se pierda el estilo que tienen. Fue un trabajo muy colectivo en el cual había que dejar ser lo que ellos tenían ganas de contar, ordenarlo. Fue muy arduo el trabajo de dramaturgia en paralelo al de dirección. La obra está dividida en tres actos y mientras definíamos el segundo, ya ensayábamos el primero y así. Después del estreno, se sigue corrigiendo, sacando y ajustando. Es un poco el estilo de la compañía y yo me siento muy cómoda con eso. Fue realmente muy divertido e increíble también contar con ese material de actuación para mí. Son artistas a los que les podés pedir cualquier cosa y lo hacen. Ellos lo toman como si fuese algo normal, pero no, no es normal, que pidas A y tengas A, pidas Z, tengas Z. Son actores fantásticos para trabajar la dirección”, cuenta a Infobae Cultura Francisca Ure, directora de la propuesta.
Modelo vivo muerto explora la comicidad de situación, gestual, física y juega con los géneros, al meterse de manera lúdica con el policial, pensando escenarios insólitos en plena investigación del crimen. Si bien todos los artistas funcionan como un todo sólido, Sebastián Furman aporta un trabajo musical notable, que pasa de la música incidental, a un repertorio clásico y el tango hasta terminar en el rock, que resulta conmovedor.
Los fines de semana, el enorme auditorio de la sala Caras y Caretas, explota de público que viene a conectar con esa fuerza lúdica, vital y muy experimentada que traen estos artistas en escena y que lograron a fuerza de trabajo, insistencia y creatividad.
El legado del viejo
Francisca Ure es hija de Alberto Ure, reconocido director de teatro y maestro, quien se dedicó también a escribir ensayos y reflexionar sobre las relaciones entre teatro, cultura y política. Entre ellos, es el autor de un texto fundamental para el campo teatral: Sacate la careta.
Si bien los recuerdos de Francisca con su papá en relación al teatro llegan hasta sus 12 años, ya que en 1998 Alberto Ure sufrió un accidente cerebro vascular que limitó su movilidad y lo alejó del trabajo, la directora lo tiene como referente en cuanto a su actitud crítica y sus modelos de interpretación teatral.
“Tomé de mi viejo un lenguaje y una identidad, una manera de ver el mundo que no sé si está ligado todo al teatro, porque a él la política lo atravesaba muchísimo y cuando leo sus libros me siento muy identificada con su sentido crítico, con su manera de mirar y de analizar el teatro en profundidad y la intensidad con la que él veía. Me da mucha nostalgia esa mirada crítica, su capacidad de reflexión y de decir lo que realmente pensaba, con la intención de generar un diálogo y profundizar en el pensamiento. Eso lo siento como su legado”.
* Modelo vivo muerto se presenta viernes y sábados 22:30 hs. en la sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037, C.A.B.A.).